𝘂𝗻𝗼

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—...y aquí están sus pañales, ella a veces va al baño sola pero... a veces no... y le gusta mucho salir corriendo, tienen que estar muy al tanto. se vuelve un poco loca. — el castaño sólo asentía, escuchando atentamente cada una de las palabras que salían de la boca de huening kai, y que parecían ser demasiadas para su vago sistema mental de retención. — uhm, ¿qué más? ...¡oh, sí! es muy inquieta para bañar, así que... deberían hacerlo los dos.

yeonjun y beomgyu sólo se miraron por un momento. parecían ser tantas cosas que recordar por sólo una bebé de un añito recién cumplido.

— ¿es alérgica a algo? ¿alguna comida que no le podamos dar? — viendo como el rubio comenzaba a ponerse el abrigo para marcharse, yeonjun aprovechó preguntar sólo por si acaso. era el primer día, no necesitaban terminar en el hospital.

— no, ella come cualquier cosa... literal, le encanta llevarse cualquier cosa a la boca. tengan cuidado con eso. — los tres se volvieron a ver a la pequeña castaña que yacía profundamente dormida en su coche. no parecía un problema si la veían así.

— estás más pendiente de ella que tu hermana. — bromeó el menor de los choi, recibiendo de su parte nada más que una expresión insegura mientras apretaba los labios.

— sí... ella es un poco descuidada. — luego de eso, el silencio incómodo que quedó en la habitación parecía querer prolongarse hasta que agregó, ahora con una sonrisa dulce en su rostro. — bueno, me tengo que ir. se la encargo... por favor, no la maten.

— ella va a estar bien. vete tranquilo. — beomgyu lo empujó hasta la puerta, porque todo apuntaba a que huening kai estaba aterrado de irse y dejarla con ese par. no tenía más opción, no le habían cobrado muy caro. — no la mataremos.

suspiró.

— bien... gracias por cuidar a ning. los veo más tarde. — y finalmente, después de despedirlos con un ademán de mano, se marchó.

beomgyu cerró la puerta y soltó un suspiro suave. se sentía un poco nervioso, pero creía que con la ayuda de yeonjun consigo todo sería mucho más fácil... aunque él ahora estuviera subiendo las escaleras.

— ¿a dónde vas? — apenas por la mitad, se volvió a verle sin bajar ni un sólo escalón y se encogió de hombros.

— a dormir. — el menor frunció el ceño por su respuesta.

— yeonjun, son las ocho de la mañana.

— sí, por eso. — todo lo que beomgyu hizo fue rodar los ojos y negar. en momentos como ese se cuestionaba si su novio no habría mentido con su edad por cómo se comportaba.

— ven aquí. tenemos que hacer el biberón de yizhuo. — él le hizo caso y bajó, a regañadientes, las escaleras para entrar a la cocina detrás de sí.

— pero está dormida. — mientras movía con un batidor la leche en la olla, le miró con obviedad.

— no lo estará por mucho tiempo.

— ojalá así fuera.

— ten. estate pendiente que no se queme. — yeonjun sólo recibió el batidor y continuó moviendo el líquido dentro de la olla en movimientos flojos mientras el menor se enfocaba en preparar el desayuno de ambos.

— ¿vas a trabajar? — lo escuchó soltar una risita suave sin darse la vuelta; él sólo seguía cortando verduras de espaldas a yeonjun.

— tengo que. — el pelinegro frunció los labios y le miró por un momento antes de abrazarse a él por la espalda, dejando a un lado la leche que no parecía pronta a hervir... o eso creía.

— eres tan irresponsable. — murmuró con la cabeza recostada en su hombro, sintiendo como se movía por estar cortando la comida. — ¿cómo pudiste aceptar cuidarla sabiendo que debes trabajar?

— sólo será hasta el mediodía. vas a ver que el tiempo pasará rápido. — suspiró cerrando sus ojos, y se mantuvo callado por un momento hasta que agregó.

— eres un mal novio. — de nuevo, escuchó a beomgyu reír poco antes de que se diera vuelta sobre su lugar, siendo el espacio que los separaba algo casi imperceptible.

— ¿lo soy? — el mayor asintió, a punto de recibir un beso de su parte cuando un siseo extraño atrajo la atención de ambos y les obligó a alejarse con el ceño fruncido. — ¿qué es eso?

— no sé. — se encogió de hombros. el sonido continuaba y los dos parecían buscar su procedencia, hasta que el recuerdo de algo en específico golpeó la memoria de yeonjun. — ¡la leche!

intentaron salvarla, pero la mayoría del contenido de la olla se había chorreado sobre la estufa y dejó la cocina hecha un completo desastre.

— ¿cómo es que hirvió tan rápido?

y apenas era el primer día.

¡ning! ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora