𝗱𝗼𝘀

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— bueno, ning. ¿estás lista para hacer las compras? — aunque le preguntó con una animada sonrisa en su rostro, la pequeña bebé sólo le dio como respuesta un eructo seguido de una carcajada. yeonjun suspiró. — sí, yo me siento igual.

caminar por el supermercado no era problema cuando yeonjun solía pasar tanto tiempo ahí- no exactamente por la comida; sino que, como beomgyu trabajaba en la caja, a veces pasaba para acompañarlo a almorzar o a buscar algo que necesitaba. normalmente lo hacía solo, pero dejar a la pequeña yizhuo sola en casa no era siquiera una opción en ese momento.

habían pasado tres días y todo iba relativamente bien, claro que al principio tuvieron varios inconvenientes (como la situación de la leche quemada, que se repitió un par de veces) pero estaban comenzando a tomar la batuta e incluso disfrutaban pasar tiempo con ning... aunque ella a veces colmara su paciencia.

— ¿te gusta el chocolate? — se volvió a verla y ella sólo le miró fijamente a punto de meterse una banana sin pelar a la boca hasta que yeonjun se la quitó y la sustituyó por su chupete. — puede que eso sea un no... ¿qué tal la fresa?

se apoyó en la carretilla y recibió una bofetada de su parte.

— pareces más pariente de beomgyu. — a veces las personas lo veían raro por estar hablando relativamente solo, pero él sólo se enfocaba en conseguir todas las cosas que beomgyu había escrito en la lista de compras que le dejó aquella mañana antes de irse.

no eran muchas cosas, sólo lo necesario para ellos... y para yizhuo también. en el poco tiempo que pasaron con ella se dieron cuenta que tenía gustos sorprendentemente puntuales para una bebé de su edad.

en un momento, se detuvo frente a los congeladores para buscar el yogurt de fresas que a beomgyu le gustaba. sólo se descuidó un segundo, segundo que fue suficiente para que una chica también se detuviera y dejara su carretilla frente a la de yeonjun.

la bebé de ella y yizhuo se miraron por un momento. yizhuo le extendió una bolsa de papas fritas y la niña le dio una caja de galletas.

— por fin. creí que no lo encontraría nunca...— dejó el envase en la carretilla y se volvió a ver a, quien él creía, era yizhuo. entrecerró los ojos porque, aunque fuera sorprendentemente parecida, estaba seguro que esa no era su niña. — ¿ning?

volteó a ambos lados sin encontrar nada, al parecer había accidentalmente intercambiado de carretillas con alguien y el pánico no tardó en llenarlo de pies a cabeza mientras comenzaba a desplazarse por los pasillos dando zancadas para poder encontrar a quien quiera que se haya llevado a yizhuo.

— se solicita al señor choi yeonjun en la caja seis. — a pesar de que hablara a través del parlante del supermercado, reconoció de inmediato la voz del castaño resonando por todos lados. — por favor, señor choi yeonjun; pase en este instante por la caja seis si no quiere terminar durmiendo en la bañera esta noche. muchas gracias.

él cerró los ojos con fuerza y comenzó a caminar demasiado rápido a la caja arrastrando la carretilla frente a sí.

cuando llegó la primera cosa que lo golpeó fue la mirada iracunda que beomgyu le estaba dando mientras cargaba a yizhuo entre sus brazos. ni siquiera se dio cuenta cuando la misma chica que había robado sus compras apretó en un abrazo a la niña que él tenía.

— ¡jennie, cariño! me asusté tanto. — besó varias veces sus mejillas estando al borde del llanto, mientras la pequeña sólo se reía por los mimos dados.

— lamentamos mucho lo que pasó. — el primero en hablar, claro está, fue beomgyu; que parecía estar genuinamente avergonzado por el incidente.

negó.

— fue culpa mía... ellas de verdad se parecen mucho. — suspiró riendo un poco y se pasó una mano por el cabello, volviéndose hacia yeonjun con una sonrisa indulgente. — siento haberme llevado así a su hija, debieron asustarse mucho.

él abrió la boca para negar sus palabras, pero sólo sacudió la cabeza. no tenía caso.

— no te preocupes, de verdad. fue sólo un accidente. — ella le agradeció por última vez a ambos y sin dejar de apretar a la bebé contra ella, se marchó con sus cosas.

pero quien no parecía mostrar ni una pizca de indulgencia era el castaño frente a él. yeonjun se sentía, de repente, pequeño bajo su mirada.

— tú estás en serios problemas. — fue lo único que le dijo antes de entregarle a ning, quien no dejaba de carcajearse. ella era la única que estaba disfrutando aquella situación.

¡ning! ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora