𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗲𝗶𝘀

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— hah... qué cansado estoy. — apenas entraron a la cabaña que los padres de jimin muy, quizás demasiado, amablemente alquilaron para todos (¡cuatro cabañas! le comenzaba a caer bien la novia de minjeong), yeonjun se tiró sobre la cama, agotado después de haber pasado todo el día y toda la tarde jugando con los chicos y las bebés en el mar.

había sido el día más movido que tuvieron en mucho tiempo. taehyun había sacado una parrilla de dios-sabrá-dónde y cuando las bebés se durmieron los mayores aprovecharon para beber cuánto quisieran. la noche terminó más temprano de lo usual cuando huening kai vomitó todo y tuvieron que irse antes de que alguien los viera y los regañase.

— por lo menos ning se durmió rápido. — la dejó en la cuna que había en una esquina y se volvió a ver al mayor, que estaba acurrucado en la cama, sin importarle que todavía estuviera un poco húmedo por el agua del mar que no se había secado del todo mientras estaba afuera. — ¿no te piensas bañar?

se estiró en la cama. — hm... no.

— ¿no? — le sonrió, acercándose y apoyándose sobre las sabanas, recibiendo del mayor una sonrisa dulce también. yeonjun negó.

— nah... estoy demasiado cansado como para meterme a la ducha. — aunque estando igual que él, se posó sobre el mayor, con sus manos a cada lado de su cabeza y sintiendo las contrarias acariciando el cabello en su nuca.

— ¿demasiado cansado? — se rió y beomgyu sintió que se enamoraba un poquito más. yeonjun tenía las mejillas bastante coloradas, quizás por el alcohol, quizás por el sol que quemó su piel, no podría estar seguro de eso; sus ojitos brillaban reflejando la luz cálida que iluminaba la cabaña y su largo cabello negro estaba desordenado, despeinado, disperso, haciendo contraste con las sábanas blancas que cubrían la cama, risueño. era tan lindo.

— ¿no lo estás tú también? — ladeó la cabeza, y aunque un poco alcoholizado aún, yeonjun definitivamente se dio cuenta de la mirada que le estaba dando y de cómo sus ojos se desviaron a sus labios. era tan obvio, cualquiera se habría dado cuenta de lo que quería hacer.

— no tanto. soy más joven, tengo más resistencia. — no pudo evitar reír. los chistes favoritos de yeonjun eran aquellos que resaltaban que le llevaba un par de años a su novio, y también eran de los que beomgyu más acostumbraba hacer por la misma razón.

— créeme, lo sé. — una sonrisa ladina se dibujó en su rostro, y cuando se acercó a él, comenzando a besar su cuello, yeonjun cerró los ojos. él quería dormir, aunque si presentaba argumentos fuertes quizás le haría cambiar de opinión. — ¿beom?

— hm... ¿demasiado cansado? — repitió su pregunta. la sensación de su respiración caliente chocando contra su piel haciéndole sentir una corriente eléctrica que le recorría todo el cuerpo.

— beomgyu... la niña está ahí...— soltó en un suspiro ahogado, apretando sus manos alrededor de sus brazos cuando las contrarias se deslizaron debajo de su camisa. su tacto, por alguna razón, sintiéndose como si quemara su piel aunque sus manos estuvieran frías.

— está dormida. — fue lo único que le dijo, aunque prestándole atención, sin ralentizar ni sus besos ni su toque.

— no lo estará por mucho tiempo.

— ojalá así fuera. — quiso reír por como citó lo que le dijo el primer día que cuidaron a ning, pero él simplemente no pudo. no podía hacer nada más que retorcerse bajo el cuerpo del menor.

suspiró cuando sus manos se apretaron en su cintura y las propias empuñaron entre sus dedos la tela de su abrigo.

— beomgyu, hablo en serio... no podemos...— gimoteó al sentir como una de las rodillas del menor rozó su entrepierna, quizás intencionalmente o quizás no (pero, seamos sinceros, eso no había sido un accidente); y, por pura reacción, su cabeza se echó para atrás e intentó cerrar sus piernas, salvo que el cuerpo del castaño sobre el suyo se lo impidió. la sonrisa socarrona en su rostro haciéndole sentir molesto.

— ¿en serio quieres que me detenga? — no contestó, no podía, estaba tan ahogado en placer que no se veía capaz de negarse. su corazón estaba latiendo muy rápido y su cuerpo se acaloró en un instante; sobre todo cuando beomgyu acortó con el espacio que había entre ambos, no demasiado, sólo lo suficiente hasta que sus labios rozaran. — ¿eso quieres, jjunie?

yeonjun sabía que sólo quería provocarlo y embriagarlo lo mayor posible en lujuria para distraerlo. y aunque conocía sus intenciones, su temple no era de acero, claro. estar en una situación que parecía subir cada vez más de tono con su novio, mirándolo así, cualquiera perdería el control.

negó.

— respóndeme. — sus manos se soltaron un poco de su cintura, eso le molestó y le sacó las palabras de inmediato.

— no quiero...

— ¿no quieres qué? — acarició con uno de sus dedos su labio inferior y se acercó sólo un poco más. yeonjun sentía que estaba perdiendo la cordura en el acto.

— no quiero que te detengas. — apenas le dejó decir esto, porque beomgyu también era muy impaciente y ninguno pudo cargar más con el espacio que separaba sus labios.

el chasquido húmedo de sus besos era lo único que se escuchaba entre las paredes cuando el silencio de la playa era total. yeonjun se sentía repentinamente inexperto cuando beomgyu mordía sus labios e introducía su lengua en su boca, levantando sus caderas contra las suyas, haciendo sentir al mayor como un adolescente en su primera vez. siempre era así, y siempre parecía gustarle más que la vez anterior. nunca se aburría si se trataba de él.

— ¿en serio vamos a hacerlo ahora? — logró separarse un poco para preguntarle entre jadeos. beomgyu le sonrió.

— ¿por qué no? estoy seguro que no seremos los únicos. — no le dejó decir más nada cuando volvió a lo suyo. las cosas poniéndose cada vez más calientes a medida que ellos se recostaban más cómodamente en la cama y disfrutaban del tacto del otro.

y su burbuja sexual estalló cuando el característico llanto escandaloso de yizhuo les obligó a separarse. beomgyu suspiró.

— me cago en...

— voy a dormirla. — estaba a punto de ponerse en pie, riéndose por la reacción que tuvo el menor al oír que ning se había despertado, pero beomgyu lo detuvo.

— está bien. yo lo hago... tú ve a dormir, ¿sí? — depositó un último beso en sus labios esa noche, este siendo mucho más corto y calmado que ese que estaban teniendo recién. — descansa, cielo.

— gracias. tú igual. — acató sus palabras y se acomodó en la cama, cerró sus ojos para dormir pero poco después los abrió de nuevo, encontrándose de inmediato con el castaño arrullando a la menor, que sollozaba con suavidad. — beom.

— ¿hm?

— te amo. — sus ojos se volvieron hacia él, siendo su repentina confesión la razón de su sonrisa.

— y yo a ti.

¡ning! ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora