𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲

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la parte mala de que ning yizhuo se quedara a dormir en casa de los choi es que ellos no podían hacer todo el escándalo que quisieran por la noche... ¡no en ese sentido! (o quizás sí...) sino más bien; yeonjun ahora tenía el cabello empapado porque no se atrevería a encender la secadora ni aunque le pagaran.

— yeonjun, ¿estás loco? no se supone que te bañaras el cabello. — sentado en la cama, su campo de visión se vio repentinamente restringido cuando el menor tiró sobre su cabeza una toalla seca y la sacudió en un intentó de secar su cabello lo mayor posible. yeonjun sólo se mantuvo quieto. — te vas a resfríar.

— ojalá lo haga. — bostezó. tenía sueño. — me voy a dormir.

— espera, hay una cosa pendiente entre nosotros. — se tensó bajo las sábanas cuando beomgyu lo detuvo, entrando a la habitación después de haber apagado todas las luces de afuera.

— ¿podemos hablarlo mañana? en verdad tengo sueño. — mintió- claro, él estaba cansado, había sido un día largo (como todos ahora que tenían a ning con ellos) pero la verdadera razón de su cansancio extremo era el miedo de hablar con su novio.

negó. — lo hablaremos ahora.

empuñó entre sus manos la sábana, observándolo caminar de aquí para allá en la pieza, dejando todo en su lugar antes de meterse en la cama.

sentir su mirada sobre él le hacía sentir, aunque el mayor, pequeñito.

— ¿entonces? — yeonjun se encogió de hombros, sintiéndose como un niño al cual su madre estaba a punto de reprender. — ¿vas a contarme de las travesuras que estuviste haciendo hoy?

— ¿travesuras? — el menor enarcó una ceja, se acercó a él y le quitó del rostro un mechón de cabello que le caía sobre este.

— tirarle pastel a los demás en el cabello es algo que esperaría de ning. — yeonjun no dijo nada. — pero no de ti.

intentó reír, pero aquello sólo fue como un bufido nervioso.

— ¿qué? yo no...— pero no podía mentirle, él lo sabía.

— yeonjun, en serio. — abultó los labios, finalmente demostrando su molestia.

— tú me estabas ignorando por completo... maldito... me dejaste solo en el parque, me llevaste a su casa y luego me dejaste solo de nuevo en la cena. — se removió sobre la cama, señalándolo acusadoramente. se sentía tan enfadado. — ¡no me agrada esa zorra!

— ¡yeonjun! — él apenas se dio cuenta de lo que había dicho cuando el sonido demandante de su voz y la mirada sorprendida que le dio le hicieron entrar en razón. — no puedes decir esas cosas de minjeong. ni siquiera la conoces.

bufó.

— debe ser que tú sí. — se cruzó de brazos y se echó de golpe en la cama, puchereando.

— no quisiste hablar con ella en toda la tarde.

— ¿y por qué tenía que? casi secuestró a nuestra...— se detuvo justo cuando tuvo que, apretó los labios y volvió a enfocarse en la molestia que sentía hacia el castaño. — bueno, no debería estar enojado con ella, de todas formas al que le fascinó hablar con ella fue a ti... la zorra eres tú, beomgyu.

escucharlo reír sólo le enfadó más. pero, a pesar de ello, yeonjun ni siquiera se movió cuando sintió como el menor le abrazaba, atrayéndolo hacia él y besando una y otra vez su cuello.

— ¿sabes? me gusta que seas celoso...— murmuró; la sensación de su aliento chocando contra su piel haciendo sentir al mayor una corriente eléctrica que le recorría de pies a cabeza. —...pero a veces te comportas peor que ning.

chasqueó la lengua, moviendo un brazo para que se alejara.

— ¿crees que me gusta que mi novio me ignore, hm? ¡mi novio! mi novio, mi...— deteniéndose justo a centímetros de su rostro, frunció el ceño. — deja de hacer eso.

rió. — ¿hacer qué?

— eso... eso que haces que... que hace que yo quiera...— pero no pudo contenerse más. sus manos continuaron con su camino y arroparon las mejillas del menor, el mínimo espacio que aún los separaba esfumándose por completo cuando sus labios se encontraron en un beso tranquilo y lento.

había pasado un tiempo desde que se besaron así, el ambiente a su alrededor volviéndose demasiado cálido de repente, por estar cuidando a la niña no habían podido tener tanto tiempo a solas... o siquiera tiempo. ellos a veces se preguntaban qué tanto trabajaba la madre de yizhuo.

— beom...— suspiró sintiendo como sus manos frías acariciaban su cintura debajo de su pijama, haciéndole sentirse ahogado de repente.

— ¿hm? — sin embargo, él estaba tan enfocado en repartir besos por cada centímetro de su cuello que seguramente no le estaba prestando mucha atención.

— ¿tú aún me quieres? — finalmente, se separó, mirándolo casi que con burla. — ¿...qué?

— te amo, yeonjun. — no pudo evitar sonreír. ciertamente, aunque hubiera hecho todo lo posible para ocultar su sonrisa, él simplemente no podía.

— ¿en serio? — ahora quien le sonrió fue el castaño.

— ¿no quieres aprovechar que la niña sigue dormida? — el tono coqueto en su voz le hizo sentirse ligero y repentinamente feliz. ¿cómo no? la última vez que lo hicieron... ah, él no podía recordarlo. ciertamente la presencia de yizhuo en casa había cambiado muchas cosas.

— ¿y si la despertamos? — rodeó con sus brazos el cuello del menor, atrayéndolo a él para volver a besarle.

negó sin alejarse demasiado.

— serás un niño bueno y callado esta noche.

porque después de un largo día lo menos que se merecían era una larga noche, aunque no precisamente de descanso.

¡ning! ★ beomjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora