Dreamling
Hob Gadling / Morfeo, Sueño de los Eternos
•—No quiero entrar. —deteniéndose en la entrada de la escuela, Dawn aprieta con fuerza la mano de su padre. —¿Y si no les agrado?
—Mi pequeño amanecer, la luz de mi vida. —agachándose a su lado, sin soltar su mano, Hob Gadling le sonríe a su hijo. —No tienes nada de que preocuparte. —le asegura.
—Así es. —Morfeo se agacha al lado de Hob, sonriendo de la manera dulce que sólo hacia con ellos. —Eres la creación entre la esperanza y la ensoñación, el niño más brillante y cálido. —guiando una mano a la mejilla de su hijo, Sueño la acaricia, aliviando algunas de las preocupaciones convirtiéndolas en escenarios agradables. —Todos van a amarte.
Sintiéndose menos asustado pero aún preocupado, dudando, se lanza hacia su padre para abrazarlo con fuerza. Y Sueño debe arrodillarse en el piso para facilitar el gesto.
—¿No te emociona la idea de conseguir amigos? —Hob le pregunta a Dawn, acariciando su cabello, ganando su atención.
—Pero tengo a Matthew y a Mervyn y a Goldin y a Corintio y a-
—Bien, entiendo, pero... —Gadling piensa sus palabras. —Me refiero a amigos de tu edad, de tu... —duda. —amigos... ¿Humanos?
—Vamos, debes entrar. —separandose de su hijo, Morfeo arregla su cabello antes de acercarse y darle un beso en la frente. Él también estaba angustiado, aunque ciertamente había cambiado mucho, seguía sin tener en mucho aprecio a los humanos. Y aún así, Hob le había convencido para llevar a Dawn a la escuela porque quería criarlo como cualquier niño normal.
Morfeo le pareció ridículo. Dawn lo tenía todo en la Ensoñación, donde podían enseñarle mejor que cualquier humano apenas graduado de la universidad.
—Si no me gusta ¿Vendrán por mi? —Dawn pregunta con timidez, intentando calmarse. Había escuchado de la escuela, estaba un poco emocionado en ir, pero también muy asustado. Nunca había estado con otras personas además de sus padres o las personas en la Ensoñación.
—Lo prometo. —Hob dice con seguridad.
—Pero debes al menos intentarlo ¿Está bien? —había dicho lo mismo que Hob, cuando le convenció de hacer eso.
Aunque Dawn fuera inmortal como ellos, sólo tendría una infancia, y Hob quería que la disfrutara al máximo. Luego, si quería ser un gótico asocial como su padre, no tendría de otra más que aceptarlo. Quizás terminara siendo una face de unos dos o cien años. El tiempo diría.
—Está bien. —Dawn acepta.
—¿Me lo prometes? —Hob alza el meñique.
—Lo prometo. —su hijo acepta, entrelazando su meñique con él.
—Ese es mi niño. —Gadling le sonríe con amor, animandolo. —Ve y has muchos amigos. —dice mientras gira a Dawn hacia la puerta, dándole un pequeño empujón para que entre hasta donde le esperaba el profesor que estaba recibiendo a los niños nuevos del curso —Se que lo lograrás.
—¡Nos vemos! —Dawn se despide con una enorme sonrisa que podría iluminar al mundo entero.
Levantándose, Sueño sacude la tierra de su ropa, suspirando antes de decir con una mirada severa y un tono frío: —Si esos niños le hacen algo a mi bebé, haré que tengan pesadillas por el resto de sus vidas. Al igual que tú.
—¿Qué? —levantándose detrás de Morfeo, Hob se sorprende por lo último. ¿Por qué el también tendría pesadillas? ¡No era justo! —¡Morfeo! —corre detrás de su esposo.