CAPITULO 6

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Rindou, con su habitual aura de indiferencia, se preparaba para ir al club. Era su hábitat, su espacio, el lugar donde se sentía vivo. Rindou se movía con la soltura de un felino por su habitación, la música del club ya sonaba en su cabeza, un ritmo que lo hacía vibrar. Cada noche era lo mismo, la adrenalina, la música, la euforia, el ambiente... era su oxígeno. Pero esta noche, algo era diferente. Un hormigueo recorría su cuerpo, una sensación que no había experimentado antes. No era la típica exitación de la noche, no era la euforia de la música. Era algo más profundo, algo que le hacía querer volver a sentir, a vivir, a experimentar.

Rindou siempre había sido un hombre misterioso y reservado. A pesar de ser uno de los mafiosos más peligrosos de la ciudad, su corazón seguía siendo un enigma para aquellos que intentaban acercarse a él. Nunca había tenido novias, nunca se comprometía con nadie, y ninguna mujer había logrado permanecer más de una noche en su cama. Para él, las mujeres que lo rodeaban eran solo pasatiempos fugaces, simples distracciones en su peligroso mundo.

Incluso las mujeres del burdel de Bonten, famosas por satisfacer los deseos más oscuros de los mafiosos peligrosos, fantaseaban con conquistar a Rindou y tenerlo en su cama. Pero él era selectivo en su elección de compañía, y solo unas pocas afortunadas lograban captar su atención.

El Haitani no era de tener novias. Sus citas, si es que se les podía llamar así, no pasaban de una salida casual. Pero la castaña que había conocido en la fiesta, la hija de Hattori, era diferente. Deseaba verla de nuevo, sentir la chispa qué había surgido entre ellos en el yate de la noche anterior. Era algo más, una chispa que había prendido en su interior. Era una llama que lo hacía querer verla de nuevo, sentirla de nuevo, compartir con ella la noche, la música, la vida.

El menor de los Haitani se paseaba inquieto por su lujoso phenthouse,  sintiendo la suave brisa que entraba por las ventanas abiertas. Se detuvo frente a un gran espejo y contempló su reflejo, observando los rasguños y marcas de las uñas de Himari en su marcado torso desnudo. Una sonrisa se dibujo en su rostro al recordar la pasión desenfrenada que habían compartido la noche anterior.

Por otro lado la tarde se extendía sobre Yokohama como un manto de terciopelo azul, salpicado de luces doradas qué reflejaban el brillo del puerto. En la sala, un silencio denso y profundo solo era interrumpido por el suave tintineo de la copa de vino tinto qué la mujer sostenía en sus manos. Su cabello castaño, como un río de miel derretido, caía en cascada sobre el respaldar de la cómoda silla en la que se sentaba. La silla, estratégicamente ubicada frente al balcón, le permitía contemplar la panorámica del puerto, un espectáculo de luces y movimientos que se extendía hasta donde la vista alcanzaba.

De pronto, el sonido estridente de un celular rompió la quietud. La mujer, con un gesto casi imperceptible, tomó su móvil y al ver el nombre se Rindou en la pantalla, una sonrisa leve se dibujo en sus labios. Respondió al instante, escuchando la Ronca voz de Rin al otro lado. Sus ojos se posaron en la copa de vino, y con un movimiento lento y elegante, mojó sus labios con el líquido carmesí.

– Hola, preciosa – dijo Rindou, su voz grave y llena de deseo.

– Hola, Rindou – respondió Himari, con un tono juguetón y una voz suave, como un susurro de seda ¿Que te trae a llamarme esta noche?

Rindou sonrió, imaginando la expresión pícara en el rostro de Himari.

– Solo quería escuchar tu voz, princesa – respondió el – ¿Cómo estás? –

– Mejor ahora que escucho tu voz – dijo Himari, haciendo que Rindou se estremeciera de placer –¿Que estas haciendo?

Rindou se relajo en el sofá, cerrando los ojos para disfrutar del momento – Solo pensando en ti – admitió el, sabiendo que ella podía sentir el deseo en sus palabras.

𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐀𝐓𝐓𝐎𝐎 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐒𝐎𝐔𝐋 (𝐑𝐈𝐍𝐃𝐎𝐔 𝐇𝐀𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora