CAPITULO 22

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Rindou se encontraba en el corazón del edificio de Bonten, un lugar que emanaba poder y peligro a partes iguales. Las luces tenues y el murmullo distante de conversaciones furtivas creaban una atmósfera de tensión constante. Sin embargo, en su escritorio, rodeado de carpetas y documentos que contenían secretos oscuros, su mente estaba lejos de los negocios ilícitos que lo rodeaban. En su interior, un torbellino de emociones lo mantenía cautivo.

Himari, con su risa contagiosa y su mirada profunda, había logrado despejarlo de la coraza de arrogancia que había construido a lo largo de los año. Recordaba como solía ser: un hombre que se entregaba a las fiestas, a las mujeres y a una vida de excesos, sin pensar en las consecuencias. Pero ahora, cada vez que pensaba en ella, una calidez invadía su corazón, un sentimiento que había creído perdido para siempre.

– ¿Que me has hecho, Himari? – Se preguntó en silencio, mientras sus dedos jugueteaban con un bolígrafo – Te has convertido en el centro de mi universo, y no sé si eso es bueno o malo – La lucha interna era palpable. Por un lado, el hombre egoísta que había sido se resistía a dejarse llevar por esa vulnerabilidad. Por otro, el nuevo Rindou, el que había comenzado a ver el mundo a través de los ojos de ella, anhelaba un futuro juntos.

– ¿Y si todo esto se desmorona? – Pensó, recordando las sombras que acechaban en el mundo criminal. – ¿Y Si un día no estas aquí? – La idea de perderla lo aterraba. Había estado en situaciones peligrosas antes, pero nada se comparaba con el miedo de perder a alguien que realmente le importaba. Su vida había sido una serie de decisiones egoístas, pero ahora, cada elección que hacía estaba impregnada de su presencia.

Rindou cerró los ojos, imaginando un futuro donde Himari y él pudieran estar juntos, lejos de la violencia y el caos. – Quiero ser un hombre mejor para ti – se prometió – No solo un hombre de Bonten, sino alguien que pueda ofrecerte un hogar, un refugio – La imagen de ella sonriendo le dio fuerza. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por ella, a dejar atrás su antiguo yo.

Con un renovado sentido de propósito, Rindou abrió los ojos y miró las carpetas desordenadas en su escritorio más tarde Rindou estaba de pie frente a su estante de libros, el humo del cigarrillo danzando en el aire como un recuerdo efímero. La luz tenue de la oficina resaltaba los lomos de volúmenes, cada uno guardando secretos que solo el conocía. Una impresionante colección que abarcaba desde clásicos de la literatura hasta tratados de estrategia empresarial. Su oficina, un espacio perfectamente aseado y ostentoso, reflejaba su estatus del ojivioleta en el mundo de los negocios.

Con él cigarrillo entre los dedos, dejó escapar el humo lentamente, disfrutando del momento de tranquilidad antes de que el caos del día comenzará.

De repente, la puerta se abrió y un hombre vestido de traje, de aspecto pulcro y decidido, entró en la oficina. Con un gesto respetuoso, se inclinó levemente y dijo – Buenos días. Jefe, el auto está listo – Rindou asintió, su mirada fija en el hombre, evaluando su presencia. Había algo en su porte que le inspiraba confianza, una lealtad silenciosa que Rindou valoraba en su círculo cercano.

Rindou asintió, dejando caer el cigarrillo en un cenicero cercano. Se ajusto el saco antes de salir, su porte elegante contrastando con la atmósfera de la oficina.

Más tarde, Rindou se encontraba al volante de su automóvil, un modelo de lujo que brillaba bajo la luz del sol. Con una mano adornada por un Rolex qué relucia con cada movimiento, se condujo con destreza hacia su club, un lugar donde los secretos se intercambiaban como mercancías. Al llegar, él ambiente cambio; el murmullo de conversaciones y el tintinear de copas creaban una sinfonía de poder y ambición.

El hombre de aspecto astuto encargado de recolectar información lo esperaba en una esquina, su mirada fija en Rindou mientras se acercaba.

–¿Tienes lo que pedí? – Preguntó Rindou, desabotonándose el saco con un gesto despreocupado. Adoptando una postura relajada pero atenta.

𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐀𝐓𝐓𝐎𝐎 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐒𝐎𝐔𝐋 (𝐑𝐈𝐍𝐃𝐎𝐔 𝐇𝐀𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora