𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐀𝐓𝐓𝐎𝐎 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐒𝐎𝐔𝐋 (𝐑𝐈𝐍𝐃𝐎𝐔 𝐇𝐀𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈)

CAPITULO 10

Rindou abrió la puerta y Himari salió a su encuentro. Tras el, uno de sus hombres de seguridad, cargando con bolsas de tiendas y algunas cajas, camino hasta el salón y depositó el cargamento en uno de los sillones.

- Tadaima - dijo Rindou, con una sonrisa cansada pero calida.

- Okaeri nasai - respondió Himari, acercándose a él con un brillo especial en sus ojos - ¿Cómo estuvo tu día?

Rindou se quitó la chaqueta y la colgó en el perchero - Bastante ajetreado - respondió - Pero bien. Te ves hermosa con mi camiseta - dijo Rindou, observandola con atención - Y te queda perfecta.

Himari se sonrojó - Gracias - dijo, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

Rindou tomó la mano de Himari y la llevó hasta donde estaban las bolsas. El guardia se retiro, haciendo una reverencia hacia el hombre de ojos violeta que emanaba poder y autoridad.

- ¿Qué es esto? - dijo ella, con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

- Por qué no averiguas? - dijo él con una sonrisa pícara - Son para ti - dijo Rindou. Ella seguía llevando su camiseta negra, la de él, y Rindou sonrió al verla asi, Himari se sintió un poco avergonzada, pero también feliz. nunca había recibido tantos regalos antes.

- ¿Para mi? - Preguntó, con la voz ligeramente temblorosa.

- Si, para ti - respondió Rindou, con una sonrisa que iluminaba su rostro - Espero que te gusten.

Himari asintió, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. No podía esperar a abrir las bolsas y descubrir que sorpresas escondían.

Tomó una bolsa mediana, de color beige con el logo de una tienda de ropa de alta costura. Dentro encontró un mini vestido de color rosa pastel, tan delicado que parecía una nube. Junto a él una caja de terciopelo negro contenía lencería del mismo color con encaje y detalles delicados.

Se giró hacia el, sonrojada, con los ojos brillando - Parece que alguien se tomó el tiempo de revisar mi talla - dijo ella, sus mejillas sonrojadas.

El asintió con un brillo de orgullo en sus ojos - Así es - respondió Rin, con una sonrisa pícara - revise tu vestido esta mañana. Espero que te gusten. La chica dijo que es lo último en tendencia.

Himari abrió cada bolsa con cuidado, sus ojos brillando con incredulidad. Dentro, se extendía un universo de productos de aseo personal, ropa, zapatos, accesorios. Era un despliegue de colores, texturas y aromas qué la dejaban aturdida.

- Mándame la cuenta, te pagaré todo - dijo Himari, sintiendo un nudo en la garganta. La generosidad de Rindou la abrumaba.

Rindou negó con la cabeza, su ceño fruncido en un gesto de firmeza - Acéptalo como un obsequio. Además, los necesitarás. Ahora vendrás más seguido a mi casa, y quiero que tengas todo lo necesario para ti aquí. Que te sientas cómoda.

Las palabras de Rindou resonaron en la mente de Himari como un trueno. Él la invitaba a su hogar, a su vida, a ser parte de ella. La idea la lleno de una mezcla de emoción y miedo.

- Es que... no quiero que pienses que estoy tratando de comprar tu compañía. Quiero que vengas porque quieres estar conmigo, no porque me debas algo.

Himari sonrió un poco avergonzada - Me gusta estar contigo, Rindou.

Las palabras de Himari calentaron el corazón de Rindou. Aunque ninguno había hablado de una relación formal, ambos sabían que estaban construyendo algo especial. La idea de que la castaña fuera parte de su vida, de compartir sus días con ella, lo llenaba de una felicidad que no había experimentado antes.