CAPITULO 20

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Las palabras de Hattori eran un recordatorio de las diferencias que existían entre ellos, no solo en términos de edad, sino también en sus visiones de la vida y el amor. Su voz firme y decidida. Sus ojos, intensos y protectores, reflejaban el amor de un padre que no estaba dispuesto a ceder ante lo que consideraba una amenaza para su hija, Himari.

Rindou, sorprendido por la confrontación, guardo silencio por un momento. La pregunta resonaba en su mente, desafiando su propia percepción de la relación que había construido con Himari. Sabía que la conversación no podía continuar en ese lugar, donde otros comensales podían escuchar cada palabra. Era un asunto demasiado delicado, demasiado personal finalmente, con un suspiro, se dirigió a Hattori.

– Hablemos en otro lugar, más privado – La propuesta, aunque diplomática, no logró ocultar la tensión que se había acumulado en la mesa.

Hattori asintió – Dudo que mi opinión sobre la relación con mi hija cambie – respondió, su mirada estaba fija en Rindou, como si intentará leer su alma.

Himari, sintiendo la presión de la situación, se levantó abruptamente. Su rostro, antes iluminado por la calidez de la cena, ahora mostraba una mezcla de angustia y frustración.

– No puedo seguir escuchando esto – murmuró, y con pasos decididos, se dirigió hacia la salida. Rindou, alarmado, se levantó para seguirla, mientras su corazón latía con fuerza.

– ¡Himari, espera! – le decía, pero ella, sumida en sus pensamientos, caminaba cada vez más rápido.

Al llegar al ascensor, Himari se giró y, en un acto impulsivo, se abrazo a Rindou, hundiendo su rostro en su pecho. El contacto físico era un refugio en medio de la tormenta emocional que la envolvía. Rindou, sorprendido por la súbita cercanía, la sostuvo con ternura, sintiendo cómo las lágrimas de ella empapaban su traje. El ascensor descendia lentamente, como si el tiempo se hubiera detenido, permitiéndoles un instante de calma en medio del caos.

– No puedo creer que papá se comportará así – murmuró Himari, su voz entrecortada por el llanto –. Solo quería que entendiera lo que siento por ti.

Rindou acarició suavemente su cabello, intentando ofrecerle consuelo. La ternura en su gesto contrastaba con la tormenta que se desataba en su interior. Sabía que el padre de Himari, el señor Hattori, no aceptaría su relación. No solo por las diferencias sociales, sino por el oscuro secreto que el guardaba celosamente. Su vida en Bonten.

– Himari, él solo quiere protegerte –  dijo Rindou, tratando de encontrar las palabras adecuadas –. No es fácil para un padre aceptar que su hija esté con alguien como yo.

Ella levantó la vista, sus ojos rojos y llenos de dolor se encontraron con los de él. Había una chispa de desafío en su mirada, pero también una profunda tristeza.

– No eres solo "alguien como tú". Eres Rindou, y te quiero a ti ¿Por qué no puede ver eso?

El ojivioleta sintiendo la intensidad de sus palabras, tomó un momento para reflexionar. Con sinceridad en su mirada, respondió – Himari, tu padre solo ve lo que quiere ver. El no puede entender lo que siento por ti porque no ha vivido lo que hemos compartido.

Himari asintió, sintiendo una mezcla de frustración y esperanza – Pero, ¿no debería al menos intentar entenderlo?

Rindou con una mirada comprensiva sugirió – Tal vez deberías considerar lo que dice tu padre. Estando a mi lado corres peligro.

– No puedo dejarte – dijo ella, con firmeza, mientras se secaba las lágrimas en la manga de su abrigo –. No puedo renunciar a lo que siento por ti – con determinación lo miró a los ojos – No me importa el peligro, Rindou. Yo no te dejaré. Lo que siento por ti es más fuerte que cualquier obstáculo.

𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐀𝐓𝐓𝐎𝐎 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐒𝐎𝐔𝐋 (𝐑𝐈𝐍𝐃𝐎𝐔 𝐇𝐀𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora