"ERES UN OASIS EN EL DESIERTO DE MI EXISTENCIA"
Rindō Haitani (Arco Bonten)
📍Los personajes no me pertenecen únicamente mi OC y personajes EXT.
📍Todos los créditos al respectivo creador de la imagen de la portada.
📍Los personajes son ficticios cu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La penumbra de la habitación del phenthouse se extendía como un manto sobre las sábanas enredadas donde Himari dormía plácidamente. Rindou, a su lado, se revolvia inquieto. No podía conciliar el sueño. Una punzada de culpabilidad lo carcomia por dentro, un peso que se hacía más pesado con cada respiro. Le estaba ocultando su verdadera naturaleza a Himari, y la idea le provocaba un nudo en el estómago.
Un sonido leve, como un susurro, llegó desde la sala. Rindou se sobresaltó, su cuerpo se tensó. Con cuidado, se apartó de Himari, evitando despertarla. Su mano busco instintivamente su glock bajo la mesita de noche y salió de la habitación.
En la sala, encontró a Ran, sentado en un sillón, con el rostro magullado y las ropas sucias. La sangre seca manchaba su camisa blanca, y un morado intenso adornaba su pómulo izquierdo. Una expresión de dolor y rabia se reflejaba en sus ojos.
El mayor se apoyo contra el sillón tratando de controlar su respiración – No es mi sangre – dijo con voz ronca – Me emboscaron. Alguien debió de saber donde iba. Eran varios, no pude hacer nada.
– ¿Dónde estabas? – Preguntó Rindou, sus ojos escaneando el cuerpo de su hermano en busca de heridas.
– Iba al club – respondió Ran – Trataron de cerrarme el paso. Hubo un enfrentamiento. No tardarán en volver a poner a Bonten en la mira de los medios.
Rindou frunció el ceño, su mirada llena de furia – Malditos– murmuró. Rindou apretó los dientes, su mano cerrándose en un puño sobre la mesa – Habla suave, Himari esta aquí – le susurró, mirando hacia la habitación donde Himari seguía dormida.
Ran asintió – Tu chica podría despertar y verme así. Es mejor que me vaya.
Rindou negó con la cabeza, su preocupación se intensificó – ¿Y no llevabas tu arma? – inquirió, frustrado.
Ran, con una sonrisa irónica, respondió – Si, la llevaba, pero eran varios no podía hacer mucho.
Rindou se pasó una mano por el cabello, claramente molesto – ¿Varios? Eso no es excusa. Siempre debes estar preparado.
Ran se encogió de hombros tratando de restarle importancia a la situación – Lo sé, pero aveces las cosas no salen como planeas. No quería que se complicará más.
Rindou se inclinó hacia adelante, su Glock brillando en la mesa entre ellos.
Rindou maldijo nuevamente en voz baja, su cuerpo tenso por la rabia. – Estaba con ella – dijo, señalando con la cabeza al pasillo que daba hacia la habitación de Himari – No podía dejarla sola.
Ran asintió entendiendo la situación – Entiendo – dijo – Pero debes tener más cuidado. No puedes permitirte ser vulnerable, especialmente ahora.
Rindou se sentó en el sillón, con su mirada fija en Ran – No puedo dejarla – dijo con voz baja – No puedo dejarla sola, no puedo dejarla saber la verdad.
