Después de disfrutar del desayuno juntos, Lando se ofreció a llevar a Sofía al aeropuerto de Niza.
—¿Te gustaría que te lleve al aeropuerto?— preguntó Lando, mientras recogían la mesa.
Sofía sonrió. —Me encantaría. Gracias, Lando.
Sofía comenzó a preparar sus cosas mientras seguían conversando. —Siempre he soñado con tener un Porsche clásico— comentó, mientras guardaba su ropa en la maleta.
Lando levantó una ceja, impresionado. —¿En serio? Eso es genial. No sabía que te interesaban los autos clásicos.
—Sí, me encantan— respondió Sofía. —Aunque no sé manejar muy bien.
Lando se rió. —¿Cómo que no sabes manejar bien?
—Bueno, nunca he tenido mucho tiempo para aprender correctamente. Siempre he estado ocupada con la música y los viajes— explicó Sofía, encogiéndose de hombros.
—Eso tiene que cambiar— dijo Lando, decidido. —La próxima vez que nos veamos, te enseñaré a manejar. Un piloto de Fórmula 1 como instructor no suena tan mal, ¿verdad?
Sofía rió. —Definitivamente no. Sería un honor.Una vez que Sofía estuvo lista, salieron del hotel. Lando subió su equipaje al Lamborghini Urus mientras Sofía observaba, impresionada por el coche.
—Este auto es increíble— comentó Sofía, mientras se acomodaba en el asiento del copiloto.
—Gracias— dijo Lando, sonriendo. —Es uno de mis favoritos.
El viaje a Niza fue tranquilo y agradable. Sofía se sentía en paz, con la música de fondo creando una atmósfera relajante. Miraba por la ventana, conectando con su alrededor, y no podía evitar sentirse impresionada por el auto en el que viajaba. Sofía en verdad se sentía cómoda y segura.Al llegar al aeropuerto de Niza, era evidente la presencia de Lando y Sofía. La gente curiosa y sorprendida no dejaba de verlos. Mientras Lando sacaba el equipaje de Sofía del coche, algunas personas se acercaron a pedirle fotos a Lando.
—¿Te importa si nos tomamos una foto contigo?— preguntó una joven, nerviosa.
—Claro que no, con gusto— respondió Lando, sonriendo amablemente.
Después de tomarse las fotos y disculparse por tener que dejarlos, Lando se volvió hacia Sofía.
—Parece que no podemos pasar desapercibidos— dijo Lando, riendo.
—Definitivamente no— respondió Sofía, sonriendo.Caminaron juntos hacia la terminal, sabiendo que pronto tendrían que despedirse. La conversación fluía de manera natural, como siempre.
—Te voy a extrañar— dijo Lando, mirándola a los ojos.
—Yo también— respondió Sofía, sintiendo una mezcla de tristeza y gratitud. —Gracias por todo, Lando. Este tiempo en Mónaco ha sido increíble.
—Para mí también— dijo Lando, tomando sus manos. —Prométeme que pensarás en lo de Bélgica y Tomorrowland.
—Lo haré— aseguró Sofía. —Suena como una aventura increíble.
Lando sonrió. —Entonces, nos veremos pronto.
Sofía se inclinó y le dio un beso en la mejilla. —Hasta pronto, Lando.
Se despidieron con un abrazo cálido, y Lando observó cómo Sofía se dirigía a la zona de seguridad. Mientras caminaba hacia su vuelo, Sofía no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido. Las cosas estaban tomando un buen camino, y se sentía bendecida por todo lo que estaba pasando en su vida.Subió al avión y se acomodó en su asiento, mirando por la ventana. Mientras el avión despegaba, sus pensamientos estaban llenos de recuerdos de Mónaco, de Lando, de las conversaciones y los momentos compartidos. Se sentía emocionada por el futuro y agradecida por las conexiones que estaba formando.
Sabía que el camino no sería siempre fácil, pero estaba lista para enfrentarlo con determinación y esperanza. Y con una sonrisa en los labios subió un post a Instagram, una señal que estaba tomando un vuelo hacia un evento importante, Sofía sabía que se tenía que despedir de Mónaco, pero con la seguridad de que muy pronto volvería, cerró los ojos, soñando con las aventuras que estaban por venir.• • ┈┈┈┈ ๑ ⋅ ⋯ ୨ ୧ ⋯ ⋅ ๑ ┈┈┈┈ • •
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Entre Notas Y Carreras (Lando Norris) 🏎️🧡
FanfictionSofía, una célebre cantante argentina, se encuentra en la cúspide de su carrera, pero el agotamiento y la necesidad de encontrar nueva inspiración la llevan a Mónaco. Esperando un retiro tranquilo junto a sus amigas Camila y Laura, Sofía no imagina...