Entre Notas Y Carreras (Lando Norris) 🏎️🧡

Capítulo 22: Conexiones a Distancia

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LANDO'S POV

El día de la carrera en Budapest amaneció con un cielo despejado y un ambiente cargado de emoción. Lando se despertó temprano, lleno de energía y anticipación. Después de un desayuno ligero y una breve charla con su ingeniero, se dirigió al circuito para las últimas preparaciones. Cada movimiento era meticuloso, cada ajuste en el coche era crucial. Este era el Gran Premio de Hungría, una de las carreras más desafiantes del calendario.
—¿Estás listo para esto, Lando? —preguntó su ingeniero mientras revisaba las últimas configuraciones del coche.
—Totalmente listo. Hoy es nuestro día —respondió Lando con determinación.
Durante la carrera, Lando mantuvo una lucha intensa con Max Verstappen. La competencia fue feroz, con ambos pilotos demostrando habilidades excepcionales. Los gritos y aplausos del público llenaban el aire mientras los coches rugían por la pista.
—¡Vamos, Lando, mantén el ritmo! —gritó su ingeniero por la radio.
—¡Estoy en ello! —respondió Lando, ajustando su línea para defender su posición.
Al final, Lando cruzó la línea de meta en segundo lugar, justo detrás de Max. Aunque no había logrado el primer puesto, la emoción de estar en el podio era inigualable.
—¡Buen trabajo, equipo! —dijo Lando por la radio mientras levantaba el puño en señal de victoria.

El podio estaba listo y las cámaras capturaban cada momento. Lando subió al podio, saludando a la multitud y agradeciendo el apoyo de su equipo. Max Verstappen ocupaba el primer lugar, con una gran sonrisa y el trofeo en alto. Lando, en segundo lugar, y Carlos Sainz tercero, Lando recibió su trofeo con una mezcla de orgullo y humildad. Sentía la gratitud de haber llegado tan lejos y la determinación de seguir mejorando.
El champán estalló, empapando a los pilotos y a los miembros del equipo. Lando rió mientras rociaba a Max y Carlos. La celebración en el podio era electrizante, un recordatorio del arduo trabajo y la pasión que se necesita para competir en la Fórmula 1.
Lando levantó su trofeo hacia el cielo, una señal de agradecimiento a todos los que lo apoyaban. Miró a su equipo y sintió una ola de emoción.
—¡Gracias, chicos! ¡Esto es para todos ustedes! —gritó con entusiasmo.
Max se acercó a Lando, todavía sosteniendo su trofeo.
—Gran carrera, amigo. Estuviste increíble ahí fuera —dijo Max con una sonrisa.
—Gracias, Max. Felicidades por la victoria. Fue una batalla épica —respondió Lando con una palmada en la espalda a Max.

La noche continuó con una fiesta en honor a Max. La atmósfera estaba llena de alegría y camaradería. Los pilotos y amigos se relajaron, dejando a un lado la tensión de la competencia. Lando se sumergió en la diversión, disfrutando de la música, las risas y la compañía de amigos y colegas.
La música estaba a todo volumen y las risas resonaban por todo el lugar. Lando se acercó a un grupo de compañeros pilotos que estaban hablando y bebiendo.
—¡Hey, Lando! ¡Gran carrera hoy! —dijo Charles mientras levantaba su copa.
—Gracias, amigo. Fue una batalla dura, pero valió la pena —respondió Lando, levantando su propia copa.
Max, el centro de atención, se acercó a Lando con una gran sonrisa.
—¡Salud por una gran carrera, Lando! —dijo Max.
—¡Salud! —respondieron todos al unísono, chocando sus copas.
Lando se divirtió muchísimo, disfrutando de la música, charlando y bailando con sus amigos. La risa y la alegría eran contagiosas, y por un momento, todos olvidaron las presiones del deporte.
Lando se acercó a Max nuevamente y le dio una palmada en la espalda.
—¡Fue una carrera increíble, Max! Felicidades.
—Gracias, Lando. Tú también estuviste fenomenal. Estoy seguro de que la próxima vez serás tú quien se lleve el primer lugar —dijo Max con una sonrisa.

De vuelta en su habitación de hotel, Lando se dejó caer en la cama, pero no pudo evitar pensar en Sofía. En un impulso, tomó su teléfono y le marcó. La llamada sonó varias veces antes de que Sofía contestara.
—Hola, ¿Lando? —dijo Sofía, su voz sonaba curiosa y un poco preocupada.
—¡Sofía! —Lando respondió con una risita—. ¡Hola! ¿Cómo estás?
—Estoy bien, ¿y tú? ¿Estás... borracho? —preguntó ella, intentando no reírse.
—Solo un poquito... o tal vez un mucho, no lo sé —rió Lando—. Quería hablar contigo. ¡Gané el segundo lugar! ¡Fue genial! ¿Viste la carrera?
—Sí, la vi. Lo hiciste increíble, Lando. Estoy muy orgullosa de ti.
—Gracias, Sofía. Eso significa mucho para mí. Realmente, mucho —su voz se suavizó, y había una sinceridad palpable en sus palabras—. Solo quería decirte que... que te quiero y en verdad me gusta tenerte en mi vida.
Hubo un silencio en la línea, y luego Sofía respondió con ternura.
—Lando... sabes perfectamente que igual, cuídate, ¿sí? Hablamos mañana. Descansa bien.
—Sí, sí, lo haré. Buenas noches, Sofía.
—Buenas noches, Lando —respondió ella, sonriendo.