Bright intenta dibujar mientras ve comer al pelinegro que está sentado en el suelo. En todo el día no tocó su cuaderno, sin embargo su mente no funcionaba bien, el rostro de su hermana triste le invade, más las preocupaciones de que hará con Win y el dolor de cabeza que le causa Connor. Ya regresó la tarjeta que robó cuando el novio de su madre colocó la billetera en la cocina por 10 minutos y fue al baño, no lo devolvió al mismo lugar pero le daba igual. La misión era dejarla con su dueño.
Traza las líneas indecisas de su próximo personaje que adentrará en su historieta improfesional, los ojos a detalle son los que no sabe dibujar, ni que estilo de traje utilizará, tiene varios esquemas y bocetos pero esta indeciso, deja de dibujar y con la punta de lápiz batea la hoja en blanco tratando de enfocarse. No puede, su mente se va al compromiso que tiene con Gun y que tiene que dejar solo a Win temiendo de que lo descubran, también está el hecho de que tiene que pedir permiso. «Que fastidio». Deja su nerviosismo y luego revisa la anterior hoja para darse motivación de sus otros proyectos en lugar de eso, encuentra un muy bien definido lugar que conoce, es el sótano donde encontró a Win, luego mira al pelinegro teniendo un sentimiento de pena, recordar aquello debe ser perturbador, vuelve su vista al dibujo y observa a detalle una sombra que está adherida a la pared, tiene la forma humana y piensa que puede ser del pelinegro a lo que no tiene sentido porque se dibujó a si mismo acostado en la colchoneta que está en el suelo. La pregunta y curiosidad nació de él. A punto de cuestionar, un toque en la puerta lo alertó.
—Win escondete —apresuró.
El pelinegro hizo un rostro de frustración pero hizo caso y dejo su plato a medio comer en el suelo y corrió a esconderse dentro de aquel pequeño cuarto.
Bright abrió la puerta esperando que fuese su hermana con algún pedido o su madre con más regaños o inconformidades. Lo que no espero es que Connor estuviese allí de pie dando una buena cara de querer hablar sin pelear o eso parecía.
—Bright, se que no estamos en buenos términos. Aún así deberías saber que si necesitas algo solo pídelo no es necesario que tomes mi tarjeta sin avisarme —enfrenta Connor, siendo serio pero no en el punto de enojo.
—Así que, te diste cuenta —sonríe engreído—. Pensé que podría tomar dinero ya, que eres como el sustituto de papá —agudiza sus ojos queriendo tener ventaja.
—Entiendo que estés enojado, simplemente puedes darme al menos un poco de respeto. El engañar a tu padre es cosa muy diferente a que robes —enfatiza manteniendo la calma con el adolescente que sabe que hirió por su poco manejo de madurez.
—¿Respeto? Eres el menos indicado y no te robé solo fue un préstamo. Te lo devuelvo cuando trabaje —esta a punto de cerrar la puerta pero Connor lo detiene.
—Esta bien —suspira—. Dime todo lo que quieras, no estoy enojado, tampoco pretendo corregirte porque creo que ya sabes lo correcto e incorrecto. Solo, si necesitas algo en serio puedes contar conmigo —Connor sabe qué Bright solo está siendo rebelde por toda la situación.
Bright no iba a ceder tan fácil pero recuerda que debe salir y aunque no le agrade lo mira oportuno.
—En realidad si necesito algo —cambia un poco su actitud—. ¿Puedes darme permiso para salir? Vendré a las 9. Debo hacer un proyecto pero mamá no está y no suele contestar llamadas y mensajes en el trabajo. Si tú me das permiso ella no dirá nada y tampoco estaré desobedeciendo —antepone todo parte de un plan amañado sin que se vea del todo incorrecto.
—¿No es un truco? —duda Connor.
—Eres un adulto. Vives con nosotros. Mama te tiene confianza y no es para vagar es un proyecto —estructura para que lo vea inocente.
—Vuelve luego. Yo le diré a tu madre que di permiso ¿Necesitas dinero?
—Si —contesta entre interesado y no.
Connor le da una cantidad aceptable para alguien de 17 años y por primera vez siente que Bright le acepta más o menos.
—Gracias —Bright no sonríe pero su rostro indica que está satisfecho. Cierra la puerta y siente que hizo un buen negocio.
🍁🍁🍁🍁
Tu revisa las emisiones que se llevarán a cabo de su grupo favorito, ese es el único distractor que alivia las ganas de llorar y la soledad que se va asentando en su habitación, mamá no quiere saber nada de lo que pasa en la escuela y papá no ha preguntado por sus clases, en donde vivían antes llevaba una clases creativa de manualidades, tenía amigas, dos para ser específicos: Venus y Lele dos niñas que asistían a clases y que comparten el mismo gusto k-pop musical, no es suficiente con hablarles por mensajes, extraña enteramente hablar y juntarse por las tardes. Se levanta de la cama y recuerda que quería comer sandía congelada, espera que Bright no se las haya acabado, su hermano siempre toma ventaja de la merienda que prepara.
Asoma la cabeza por la cocina y mira a Connor meter vasitos con contenido rojo en el refrigerador. La curiosidad le invade y cruzada de manos entra por completo.
—¿Qué es eso?
—Oh —se agarra Connor el pecho de susto y sonríe—. Es gelatina. Cuando estén listas te daré —dice con amabilidad y entusiasmo de poder hacer algo para los chicos.
—Ya tenemos sandías congeladas —informa Tu acercándose y abriendo la parte del congelador y se decepciona al no encontrar la fruta.
—Tu madre se las comió anoche —dijo apenado y preocupado por la menor—. No te preocupes voy de inmediato a comprar más sandía y lo metemos para mañana.
—No, está bien. Supongo que mamá tenía antojo —dice triste la menor.
Connor se agachó a la altura de la niña debido a que era algo bajita de lo que debería ser una niña de 11 años.
—Tu madre tuvo un día difícil y de los nervios se las comió todas, ella no sabía que eran tuyas —justifica Connor a Aum, para que su hija no crea que su madre es una desconsiderada a pesar de que la escuchó decir “No importa” y no quería ver a la menor triste, porque sabe que la encargada de la fruta es Tu.
—Mamá trabaja. Entiendo —trata de tomar las cosas con positivismo—. Probare la gelatina.
—Si, verás que están deliciosas —anima Connor—. Porque no comemos helado —sugiere y abre de nuevo el refrigerador quedando en suspenso por la pocas opciones. Un frasco de pepinillos, una bolsa de KFC y una botella de leche a la mitad es lo que contiene el electrodoméstico.
Tu se ríe, le causó gracia el rostro de decepción de Connor, tenía tiempo de no sonreír a costa de otra persona y eso pareció darle alegría al mayor debido a que la menor se mantenía en constante melancolía en sus ojos, apacible pero distante.
—La despensa también está vacía —aporta Tu, pareciendole divertido las expresiones de Connor.
—Por Dios, ni los militares viven en tales condiciones. ¡Iremos de compras! —dijo decidido Connor llevando consigo a la menor.
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OCULTO
FanfictionLo que puede ser un viaje, un cambio para una nueva vida; para Bright es solo una estupidez. Sus padres se acaban de divorciar y con el hecho de culpar a su madre, nos dice que odia estar con ella y su hermana. En Connecticut puede ser que las cosas...