Epílogo

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Por la mañana una canción suena a todo volumen, el hip hop animado y pegadizo reveló las voces del grupo XG.

—¿Por qué la enana tiene que poner esa canción tan temprano? —escondio Bright la frente en la espalda del pelinegro a quien tenía abrazado.

—Le gusta levantarnos de ese modo —sonrie Win que había despertado hace minutos atrás.

—Quiero unos 5 minutos más —se aferra a Win llevando su rostro a la nuca aspirando con ganas en esa zona.

—Sabes que no te dejarán dormir más tiempo —sostiene la mano de su novio a quien ahora pasa más tiempo con él desde que repentinamente Connor empezó a visitar más seguido la casa de Bright con la excusa de que cocinaba para todos. Ahora prácticamente vivían todos juntos, a Jejun ni le preocupó parecía encantarle tener ayuda extra.

—¡Chicos, ya les dije que cada quien en su habitación!  —toca la puerta Jejun insistiendo.

—¿Cuál habitación? —se reincorpora Bright de la cama medio adormilado—. Duermo en el sofá. No es cómodo.

A Win le dieron la habitación de Bright para dormir pero no les permitían dormir juntos a los dos, según Jejun “por las tentaciones” y además Connor se negaba a que Win explore otros temas sin antes conocerlos. Jejun respetaba la palabra de Connor y estaba de acuerdo, además conocía a Bright.

—¿Sigues reclamando? La próxima vez dormirás en la bañera —advierte Jejun.

Bright se levantó de malas ganas con cuidado de soltarse del cómodo abrazo que tenía con su novio para abrir la puerta y que su padre compruebe que todo estaba en orden.

—El desayuno está listo —aviso Jejun en tono serio pero tenía una mirada divertida de tanto joder a su hijo.

—Buenos días, señor Vachiravit —saluda Win de buen ánimo.

—Hola chico, baja antes de que tú padre te dé un sermón y come todo —casi susurra lo último. Se le dice porque el pelinegro come muy poco, a pesar de que las vitaminas que le dieron eran efectivas seguían ingiriendo poca porción.

—Lo intentaré —dice Win para tranquilizar a Jejun que también se preocupaba por él como si fuera familia.

Jejun se fue de la habitación con una última advertencia a Bright y el pelicafe observó a Win, cada día lo miraba más hermoso, menos cohibido, la parte difícil de sus vidas se estaba sanando poco a poco como las cicatrices de las quemaduras de hace un año.

—Segun lo que el doctor había dicho, la cicatriz no iba a desaparecer —camina hacia él hasta bajar a su posición y rozar con él nudillo de sus dedos  la piel de su brazo—. Sin embargo las marcas desaparecen.

—Puede que mi piel sea más fuerte de lo que parece —concedio con tranquilidad. Sus labios se separan un milímetro cuando recibe un beso suave de su novio.

—Eres un milagro —lo mira con intensidad en los ojos. El amor que sentía por el pelinegro había crecido en tan poco tiempo que le encantaba tenerlo allí en su casa todos los días y odiaba cuando tenía que ir a trabajar y su día de descanso ir a la Universidad, odiaba separarse de él.

—Deja de jugar y ve a cambiarte —le da un suave empujón estando con sus mejillas muy coloradas, miro la sábana que tiene encima de sus piernas como si fuera más interesante de observar.

—Me gusta ver cómo te sonrojas quiero quedarme contigo pero si no salgo de seguro Connor me sacará de la oreja —levantó una ceja de conocimiento. En todo este tiempo había creado un respeto a Connor que no le discutía nada, su temperamento había mejorado y él seguía jurando que era por tener a su novio cerca.

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