Capítulo 11

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—¿Acaso estás loca? —exclama Bright dando grandes pasos a dónde se encuentran los dos escabullidos en los columpios.

—No sabía que llevarías a uno de tus amigos —se defiende Tu deteniendo el columpio que se balanceaba hace unos minutos atrás.

—No me refiero a eso. No lo saques de la casa. Lo pueden reconocer.

Win se sintió mal. Había salido sin permiso a pesar de que sabe que tiene que tener cuidado, sin embargo se sentía tan bien con Tu que olvidó lo principal. Se levantó del columpio donde solo lo meceaba con sus pies y caminó hasta Bright.

—Lo siento.

Bright sintió un golpe de arrepentimiento por haber sido tan duro.

—No es tu culpa —hablo teniendo un impulso de querer abrazarlo.

—Él necesita salir Bright. Está mal que no tome aire fresco así como nosotros —expresó Tu—. Tuvimos cuidado —ya estaba de pie al lado del pelinegro.

Bright le frunció el ceño a Tu porque ella fue quien lo sacó, sin embargo tiene razón, necesita tener la mismas condiciones que él como un adolescente, necesita conocer más de lo que las cuatro paredes del sótano y su habitación le ofrece, eso implica resolver su situación y también dejarlo ir. «No». Su corazón tembló de pensar que se iban a separar.

🍁🍁🍁🍁

Al regresar a casa. Bright llevó de inmediato a Win a la habitación, para su mala gana su hermana no se despegó de ellos en lo que quedaba de la tarde y cuando anocheció cenó con ellos.

—Enana, es hora de que te vayas. Mañana tienes clases —recuerda Bright pegado a la pared viendo su móvil.

—Oh, pero todavía no le he enseñado el juego de las adivinanzas —excusa Tu. Teniendo una variedad de juegos de mesa regados en el suelo.

—Se lo enseñas otro día —se levanta del suelo y guarda su móvil—. Vamos, sal de una buena vez.

—Si, si —recoge el juego ayudada por Win quien se siente cada vez más reconfortante cerca de su rescatador y la hermanita—. Adiós Wini —se despide y Tu sale de la habitación.

—Mi hermana te dió está camisa —sonríe por primera vez estando de acuerdo con la mocosa.

—Si, lo siento por tomarla —baja la cabeza como si fuese a recibir un regaño.

—No te preocupes —pone una mano en la cabeza del chico y revuelve un poco sus cabellos.

Win se ruboriza por el cariño inesperado que recibe y sonríe haciendo que el corazón de Bright salte de emoción y frunce el ceño por tan fuerte golpe de dulzura.

—Oye -duda—. ¿Podemos dormir juntos? Es que me duele la espalda por dormir en el suelo —pide permiso. Aunque no es nada malo debido a que los dos son hombres. Bright siente la necesidad de preguntar además de que se siente nervioso por el impacto sorprendente del pelinegro.

—Cabemos los dos —da a entender que si pueden dormir juntos. Al pelinegro le da alivio que se quede cerca. No quiere tener pesadillas de nuevo.

El mismo procedimiento, Bright cierra la puerta con seguro, deja abierta la ventana, se pone su pantalón de dormir con él único cambio de que deja que el pelinegro se acueste primero y luego él se queda en la orilla.

—Win ¿Puedo preguntarte por qué tus padres te acusan de asesino? —indaga sobre las dudas que tiene y que solo él se las puede contestar.

—Creen que mate a mi hermana —comparte arriesgando a qué Bright desconfíe de él.

—¿Por qué creen eso? —Bright tiene miedo de escuchar la verdad pero se prepara.

—Un día en verano. Jugábamos en los columpios con mi hermana Jazmín. Yo la empujaba y ella se dejaba mecear pero empezó a mover demasiado la silla. Le llamé la atención para que no lo hiciera. En un empujón ella meneo demasiado el columpio y salió volando cayendo de bruces contra una piedra grande que había en el jardín.

—Fue un accidente —se exalta Bright—. No es tu culpa.

—Debí insistir. Es mi culpa. Tenía que cuidarla —sus ojos se apagan y comienza a llorar.

Bright no dice nada. Tiene una rabia incontenible contra los padres de Win por culpar a su hijo de un accidente. Escuchó llorar al contrario y el peso de la compasión se instaló en él. Se puso de lado y con el dorso de su mano limpió las mejillas de las tormentosas lágrimas.

—No es tu culpa. Los accidentes pasan
—reconforta y pone una mano sobre la del pelinegro para calmar la tormenta que hay en su corazón

—Sabía que no me querían desde un principio. Les molestaba mis acciones, entendía menos que otros niños, comprendía todo de forma diferente pero no esperaba que me echarán toda la culpa —revivió el pasado sin poder detener sus lágrimas.

—Los padres solo piensan en si mismos. Si te lastiman no se disculpan, no entienden nada de lo que queremos —concluye Bright por la poca empatía que tenían los padres de Win aportando de su vivencia como hijo y los problemas actuales con los suyos.

Win se quedó en silencio, le gustaba la mano de Bright sobre la de él, le hacía sentir escuchado, como si compartiera la misma desdicha con él pelicafe.

🍁🍁🍁🍁

En una semana, Bright se acostumbró a dormir al lado de Win, el pelinegro siempre dormía con una mano sujeta a su camisa con el miedo de que lo dejara en medio de la noche solo. Por las mañanas desayunaban juntos en la habitación, dicha comida siempre era agilizada por Tu quien pedía el doble de porción a Connor, encargado de la comida de los menores.

Win dibujaba por las tardes cuando Bright estuviese presente, le gustaba cuando lo veía. Añoraba con todo su corazón que el tiempo se detuviera porque en serio le fascinaba pasar tiempo con su rescatador y todo era más claro en su mente cuando estaba cerca. También tenía diversión con Tu, Pero le preocupaba que la menor llegaba muy triste de estudiar y se preguntaba porque no decía nada a sus padres. Aunque estuviera viviendo allí no sabía cómo estaban los lazos familiares. Sin embargo pensaba que a Tu le prestaban atención por ser la más pequeña. No era eso lo que escuchaba en estos momentos.

En el pasillo se escuchó sollozar a Tu, salió por curiosidad y lo que vio no le gustó. La madre de la menor le regañaba duramente, eso no era de extrañar a él le daban sus correcciones de vez en cuando, lo que oprimio su corazón fue que la pequeña estaba con su cabello mal cortado y su overol amarillo estaba manchado pintura. Conocía esos rastros de niños que jodian la vida de otros.

—¿No tienes una maldita boca para hablar? Hace tiempo que viene sucediendo y lo primero que hiciste fue defenderte —regaña Aum, con los nervios de punta.

—Ella me atacó primero. Todos los días hace lo mismo y tú no te mantienes aquí para decirte lo que pasa. —Por primera vez Tu le reprochaba algo a su madre.

—Eso no es excusa podías hablar conmigo por las noches y no se ataca de la misma manera que otro lo hace contigo. ¡Está mal! —grita lo último. Mientras mira con algo de fastidio a su hija porque está hecha un desastre y lo peor de todo es que tienen encima proyectos que no le fueron bien. El estrés está haciendo que pierda la paciencia. No podía creer que su hija golpeara a su compañera después de que le lanzara pintura de aceite encima. Lo creía de Bright pero no de su pequeña y angelical niña.

—¿Qué pasó? —ingresó un sorprendido Connor a la casa con compras en una mano y su maleta de negocios en la otra.

—La señorita golpeó a una compañera en la nariz y se la rompió —habla con desde y cruza los brazos más enojada de lo común Aum.

—De seguro no fue su total intención —excusa Connor poniéndose a la altura de Tu—. ¿Estás bien? Vamos a ver cómo se puede quitar esa pintura mientras me cuentas que fue lo que pasó.

Win vio la interacción de Connor con Tu, asimiló que el adulto era el padre, cuando vio que se movieron a la cocina observó detenidamente a la madre de la menor. El cansancio se notaba en los ojos, la desesperanza y la impaciencia le revelaban a Win lo nefasta que se encontraba la madre. Algo similar a como se miraba su progenitora cuando él tenía 8 años y perdía la cordura.

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