Bajo sus sábanas ; fanfic km

14

— JIMIN —

Termino de organizar mi habitación y suelto un bufido pesado, ¡Por fin terminé! El lugar tiene medianamente orden, la ropa está colgada en su sitio y mi cama ya está perfectamente hecha, si no hubiera sido porque Jungkook se fue hace casi siete horas para Dios sabe dónde, probablemente ya habríamos terminado con el departamento, pero no, aún hay cajas tiradas por todos lados en cada una de las habitaciones, los únicos sitios en donde se pueden transitar con normalidad es mi habitación y la pequeña sala del departamento.

Me tiro en la cama cansado del largo día y agarro mi celular, hay una notificación en la pantalla, la abro y encuentro con un mensaje de Tae.

"¿Qué tal va tu día? Precioso" — el mensaje es de hace dos minutos y Tae está en línea así que le respondo de una vez.

"Extraño, hay mucho que tengo que contarte" — presionó la tecla enviar.

Me aparecen los tres puntos que indican que Tae está escribiendo, pero después de un rato se detiene y mi celular comienza a sonar, me está llamando.

— Hola — suelto cansado.

— Pensé que después de dos días sin estar juntos me saludarías con más emoción — dice con fingido dolor.

— Lo siento, es que el día de hoy y de ayer han sido una locura — balbuceó sin sentido.

— ¿Una locura? ¿Por qué?

Me preguntó que partes de la historia debo  omitir contarle a mi novio, quizás las más inapropiadas, aquellas en donde me quedo a dormir con Jungkook en un motel, en la misma cama y me levanto con su cuerpo enrollado al mío.

— La mudanza, es muy cansado todo esto de mudarse, ahora entiendo porque mi madre ha vivido en la misma casa los últimos veinte años — digo al fin, omitiendo prácticamente toda la verdad.

Oigo que Tae suelta una carcajada al otro lado y me relajo.

— Es cuestión de organización, ¿Jungkook no te está ayudando?

— ¿Ayudarme? ¿Jungkook? ¡Ja! Es que suena incluso ridículo — digo y ruedo los ojos.

— ¿Ya están tendiendo problemas?

— Y eso no va a cambiar, Jungkook y yo nacimos para estar separados por kilómetros de distancia, no para vivir juntos, somos como el agua y el aceite, como el perro y el gato, como la luna y el sol, como...

— Ya entendí el punto — suelta de manera socarrona.

— ¡Agh! Es que no lo tolero.

Tae me dice algo al otro lado del teléfono, pero no puedo comprender sus palabras porque un bullicio proveniente de mi sala me ha puesto en alerta.

Dejó que Tae siga hablando solo y me levanto de la cama, camino hasta la sala de nuestro departamento y abro los ojos con sorpresa en cuanto me doy cuenta de la escena que se está llevando a cabo en MI departamento.

Hay un montón de personas entrando por la puerta principal, están cargando barriles de lo que supongo es cerveza, todos se ven medio ebrios y llevan vasitos de plástico consigo.