Bajo sus sábanas ; fanfic km

15

— JIMIN —

— No vuelvas a tomarte mi leche de almendras, esta mañana he tenido que comer mi cereal seco — le digo a Jungkook, que está saliendo de su habitación perfectamente acicalado.

— ¿Quién? — me pregunta, agarrando las llaves de su motocicleta.

— ¿Quién que?

— ¿Quién te preguntó?

Yo ruedo los ojos, no puedo creer lo infantil que es.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? — preguntó de mala gana mientras él abre la puerta.

Jungkook no me responde y por el contrario sale dando un portazo de nuestro departamento, y, ¡Si Damas y Caballeros! Ese ha sido el único tipo de contacto que hemos tenido Jungkook y yo en la semana que llevamos aquí, después de la fiesta no hemos hablado de absolutamente nada, a menos que sea para fastidiarnos o reñirnos, y la verdad yo no alcanzo a adivinar que es peor, si el hecho de que me moleste constantemente o que decida ignorarme de esta manera tan descarada.

Suelto un bufido, sea lo que sea no voy a dejar que Jungkook arruine este día, hoy es mi primer día en la universidad, tendré mi inducción y estoy emocionado. Tomo el bolso que he comprado para cargar lo libros  y meto adentro un par de bolígrafos, las llaves del departamento y mi celular, que reviso mientras salgo de casa.

Hay un mensaje de buenas noches de Tae, me lo envió ayer y aunque lo vi no le contesté, ese es otro tema que me tiene con los nervios de punta, Tae y yo tampoco hemos podido comunicarnos muy bien la última semana, él no me ha llamado y yo tampoco he querido hacerlo, lo único que hemos intercambiado son diálogos tontos de adolescentes precoces, unos simples "holas y ¿cómo estás?" Y no se supone que las cosas serían así, se supone que íbamos hacer que funcionara, pero realmente yo no veo la forma.

Solo ha pasado una semana desde que me mudé con Jungkook y yo siento que todo está de cabeza, no quiero ni imaginar en donde estaré en un mes, o peor aún, en un año.

Llego a la universidad caminando, tardo alrededor de cinco minutos, por el contrario a Jungkook yo no soy un flojo y no voy a desperdiciar gasolina en un trayecto que perfectamente puedo recorrer a pie.

Cuando llego al edifico de inducción, veo que hay montones de personas, todas se ven igual que yo, emocionados y nerviosos en igual medida.

Yo le doy mi nombre a una encargada y me uno al grupo, una vez allí nos dividen en secciones y nos llevan a salones aparte.

Detrás de mí hay un chico que no deja de moverse inquietamente, lo que me hace voltear ligeramente para verlo.

— Hola — él susurra con una sonrisa nerviosa.

— Hola — le saludó de vuelta.

— Yo soy Hoseok — él vuelve a llamar mi atención.

— Yo Jimin.

El chico se queda junto a mí el resto del camino a la sala de conferencias y se sienta a mi lado, y en parte se lo agradezco, nunca he sido muy bueno con eso de socializar y si tengo que evitarme ese paso pues mucho mejor.