Bajo sus sábanas ; fanfic km

21

— JIMIN —

— ¡Joder! — gritó fuerte, porque de todas formas sé que no hay nadie quien pueda escucharme en medio de todo este bullicio.

Es media noche del jueves y a Jungkook le pareció una grandiosa y genial idea traer a sus amigotes y a gente desconocida para hacer una fiesta en nuestro departamento. ¡Ugh! No lo tolero, no me gusta la gente desconocida aquí, sobre todo porque tienden a robarse todo lo que hay en mi nevera y orinar en el baño de invitados, y ambas cosas me dan asco, además que mañana todavía es día de escuela y debo de estar muy temprano en la universidad.

Jungkook no tiene conciencia de la realidad, es un desconsiderado y pretendo hacérselo saber.

Me pongo una bata lila sobre la diminuta pijamada y me la amarro en la cintura, salgo de mi habitación y le pongo llave por fuera, lo que menos deseo es que personas desconocidas entren a hacer porquerías en mi cama, sobre mis sabas. La sola idea me asquea.

— ¡Jungkook! — gritó tan alto como puedo, pero hay demasiada gente y yo no logro ver al pelinegro — ¡Jungkook maldita sea, es mejor que aparezcas aquí ahora mismo!

Camino entre el gentío que se mueven y bailan al ritmo de la música y me asqueo cuando paso al lado de un cuerpo semidesnudo, cuyo brazo sudado me ha mojado a mi también.

— ¡Jungkook! — vuelvo a gritar, y entonces lo veo con el rabillo del ojo, está sentado en el sofá y tiene a un chico en su regazo, el tipo le está haciendo una exploración en la boca o entonces le está dando respiración boca o boca, porque está pegado a él como si de eso dependiera su vida. Parece una sanguijuela.

Hago una mueca en cuento veo la lengua del chico que se cuela dentro de la boca de Jungkook, ¡Desagradable! ¡Asqueroso! Y ¡Completamente antihigiénico! Yo intento acercarme hasta donde está él, pero antes de que consiga hacerlo, un tipo al que nunca he visto me intercepta y me pone su cuerpo alto y medianamente dormido frente al mío.

— ¡Hola! — saluda con efusividad.

Yo sonrío y hago un gesto de amabilidad, pero ni en un millón de años voy a quedarme hablando con este tipo.

— Lo siento, estoy buscando a alguien — señaló el sofá e intentó moverme en esa dirección, pero él me lo impide nuevamente.

— ¿Para qué necesitas a alguien más? Tú y yo podemos divertirnos muy bien.

— No, lo siento.

— Vamos lindo, eso de hacerse los difíciles no es lo de ustedes — sisea.

Este tipo me da mala espina, tiene los ojos rojos, probablemente está drogado y su aliento huele asqueroso, huele a cerveza y a cosas que ni siquiera alcanzo a reconocer, y quiero alejarme de él, no porque le tenga miedo, sino porque sé que si se pone pesado a nadie le importara y tendré que arreglármelas por mi cuenta.

— No me estoy haciendo el difícil, solo necesito buscar a mi compañero.

— No, ven conmigo — el me agarra de la mano con fuerza casi haciéndome daño y me pega contra el, yo intento apartarme, pero él me aprieta con fuerza.

— Déjame — digo tratando de mantenerme tranquilo.

El tipo posa sus manos en mi cintura y comienza a moverse sobre mí de manera asquerosa, puedo sentir cada parte de su anatomía y puedo jurar que estoy a punto de vomitar.