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— JIMIN —

Voy a mi habitación a recoger mi mochila para poder irme del departamento a estudiar, pero cuando voy entrando me choco con un cuerpo desnudo y mojado.

— Jimin, lo siento, pensé que ya te habías ido — yo intento responderle, pero la imagen que tengo al frente me desconcentra.

Jungkook está completa mojado, de su cabello negro caen gotas de agua que deslizan por su pecho, lleva una toalla al hombro y no entiendo porque no se la pone como las personas normales. Tengo que tragar saliva para recuperar la compostura.

— Se supone que la toalla es para que te cubras — le recuerdo, dirigiéndole la palabra por primera vez desde que estuvimos en aquella fiesta.

— Pensé que estaba solo — insiste.

Yo intento tranquilizar mi respiración, pero mi corazón está acelerado, mi labio inferior está temblando y estoy haciéndome de todos mis esfuerzos para no mirar hacia abajo, porque sé que una simple miradita y podría verlo completamente desnudo, y no creo que eso sea bueno para mi pobre corazón en este momento.

Incluso aunque quiero hacerlo, y el diablillo en mi hombro me dice que no desaproveche la oportunidad de ver desnudo al chico que hace ejercicio dos horas al día, todos los días de la maldita semana.

— ¿No te ibas ya? — me pregunta, levantando la ceja y mirándome divertido.

Aún no se ha puesto la maldita toalla y algo me dice que no va hacerlo.

— Si, este... yo, si, ya me voy — digo como un estúpido, sin poder armar una fiase coherente.

¡Park Jimin! ¿Es que nunca has visto un hombre desnudo? — me reprendo, sintiéndome momentáneamente como una colegiala.

— Debo ir al baño — ¡Mentira! No tengo que ir al baño, pero él no lo sabe.

— Está bien — contesta, aún sin quitarse de mi camino.

Jungkook tiene esa maldita y tonta sonrisa en su rostro que me saca de quicio, esa sonrisa que sabe que me está provocando y le gusta verme luchando contra mis instintos más salvajes y la poca cordura que aún queda dentro de mi.

— Permiso — le digo, pasando a un lado de su cuerpo, bajando ligeramente la mirada a su delicioso y bronceado pecho de gimnasio.

— Puedes seguir — dice.

Jungkook mueve la cabeza haciendo que su cabello suelte gotas de agua por todas partes, y si no fuera porque me siento caliente y algo tonto, lo habría reprendido, pero por el contrario dejo que él siga caminando desnudo por nuestro departamento.

Yo intento no voltear a verlo, pero me es imposible, así que antes de que él entre a su habitación le doy una miradita rápida y entonces le veo el trasero más perfecto que he visto en toda mi vida, enserio, no estoy bromeando, es redondo, abultado y bronceado al igual que el resto de su cuerpo, está firme y yo me siento indignado porque su culo es aún mejor que el mío.

— ¡Dios mío! — me tapó el rostro con mi almohada y gritó tan alto como puedo, no puedo seguir viviendo con él, no puedo fingir que no hay tensión sexual entre él y yo, porque la verdad es tan notoria que casi puedo cortarla con un cuchillo.

Bajo sus sábanas ; fanfic kmWhere stories live. Discover now