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Whenever, Wherever - DUNDY

A veces pienso que fue suerte que nos conociéramos.

Tú vives en el sur, yo en el norte. Somos tan diferentes, nunca pensé que podría encontrar a alguien como tú.

Pudimos resolver las distancias, pudimos encontrarnos. Si no fuera porque tu padre quería mis tierras, nunca habría visto a la persona más linda que haya conocido.

Eres tan hermoso, tan sincero, tan tú.

Por ti empecé a amar las tierras lejanas, empecé a amar escaparme de mis aburridas reuniones solo para ir a verte.

Siempre quiero verte, siempre quiero estar contigo. Subiría la montaña más alta solo para verte y darte un abrazo.

Cuando nos conocimos, no pude evitar pensar en nuestras diferencias, en que tu padre me odiaba y en lo lejos que vivías de mí.

Pero luego, conocerte más a fondo hizo que mis miedos se disiparan. Me diste calma, me mostraste que podíamos hacer que esto funcionara.

Cuando no dejabas de llorar porque tu padre y tu nación te exigían demasiado, estuve a tu lado, te consolaba y te prometí que te llevaría lejos de todo eso. No podía soportar verte tan destrozado, nunca más quiero verte así.

Amo tus besos, amo cómo te sonrojas cuando coqueteo contigo, amo todo de ti, Fundy.

Quiero estar contigo siempre, no quiero dejarte ir.

Ese día fue lo último que pude soportar de verte triste. ¡Qué suerte que heredé tierras lejanas y hermosas! También tengo la fuerza para llevarte en brazos si es necesario.

Te sacaría de ahí y nunca más volveríamos.

Esa noche te prometí cuidarte de por vida, ser tu compañero y jurarte amor eterno.

—Sabes que estoy a tus pies, Fundy—te dije y te besé profundamente.

Me abrazaste y me dijiste:

—Contigo, mi vida, quiero vivir la vida—dijiste y me sonrojé—. Soy tuyo, y tú siempre estarás conmigo, ese es el trato, cariño.

Nos fuimos de ese espantoso lugar al que nunca volveríamos.

Nunca más volverías a sufrir, estás conmigo y nunca te dejaré ir.