"capitulo 17"

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Narra: Anggela.

*Apresuro mis pasos sin importarme el dolor que siento en mis piernas y la necesidad de tomar aire y descansar, pisadas apresuradas se oyen tras de mi haciéndome sentir como su presa, el juguete que utilizan para torturar.

Corro por el bosque vitando tropezar con la raíz de los árboles, apresurando el paso para perderlos de vista.

- ¡Corderito! - Los escucho reírse como maníacos tras de mi.

- Juega con nosotros, no seas malita. -

No, no, no...

No quiero jugar, no quiero recibir sus golpizas, me trago las lágrimas y sigo corriendo.

El ambiente cambia, ahora el escenario es distinto, no hay nada ni nadie, no hay arboles, ni me estan persiguiendo, ahora solo me rodea una espesa tiniebla blanca, detengo mi andar y me tomo unos minutos para recuperar el aliento.

Miro a mi alrededor y camino por varios minutos hasta encontrar una escena, me encuentro en un baño totalmente decorado con baldosas, tomo me resulta muy conocido, se oye la lluvia artificial caer de la regadera, así que lentamente deslizó las persianas y veo una silueta sentada en el suelo.

Se me va el aire de mis pulmones.

Hay demasiada sangre espacida por todos lados, la chica tiene heridas en las piernas y brazos, sus manos estan manchadas de sangre y una de ellas sonriente una cuchilla.

- ¡Anggela abre la puerta! - Fuertes golpes son dados a la puerta y aquella voz angustiada no sale de mi mente, su voz me suena tan familiar.

Un momento...

¿Acaba de decir mi nombre?

- ¡Anggelaaa! -

La puerta es derribada y por ella veo pasar una figura masculina.

Un hombre al que no logro verle el rostro ya que sus fracciones son borrosas.

Ese hombre se apresura a llegar al cuerpo agonizante, la figura masculina atraviesa el mio. Omo si fuera un fantasma...*

Despierto con la respiración acelerada y al instante me quejo por el brusco movimiento, observó la hora en mi móvil, apenas son las 3:37 am. - Suspiro pesadamente. -

Odio tener pesadillas, aunque desearía que lo fueran, se que en realidad son recuerdos borrosos que me atormentan por las noches.

Intento volver a dormir, pero me es imposible y dar vueltas en la cama intentando buscar una posicion cómoda no ayuda, no me siento comoda estando sumergida en la oscuridad de la habitación.

Me debato entre obligarme a dormir o buscar refugio en la cama de alguno de los chicos.

¿Pero y si les molesta que invada su espacio?

Luego de una lucha interna, el miedo me puede más y decido ir a buscar confort en alguno de ellos.

Salgo de la habitación y no tengo ni idea dónde duermen ellos, sin pensarlo mucho entro a la primera habitación que encuentro, me hacerco despacio hacia la figura que se encuentra en la cama, al estar tan oscuro no se cuál de ellos es.

Para mí suerte el rostro de Oliver se ve reflejado con la poca iluminación que entra por el ventanal, se ve tan relajado, un mechón de su cabello rubio cae rebeldemente en su frente y para mí sorpresa aún estando dormido luce atractivo.

¿Acaso estos hombres hicieron un pacto con Afrodita?

>> Yo diría que con el diablo, estos pecados solo vienen del infierno. <<

Si poderme resistir a la tentación, acercó mi mano a su frente con la intención de despejar su rostro, al tocar su frente, el despierta e inesperadamente apreta y tuerce mi mano para alejarla de el.

- Duele. - suelto un debil quejido.

- A-nggela... - En cuanto me reconoce suelta mi mano y la masajea intentando aliviar el dolor. - Disculpa, ¿Que haces despierta y en mi habitación?, ¿Sucede algo? - Pregunta apresuradamente.

Enciende el foco e ilumina la habitación.

- Tu-ve una p-esa...silla y no quería dormir sola. - Se instala un silencio incomodo y el no contesta, creo que está molesto porque entre a su habitación sin su permiso. - L-lo siento y-yo volveré a mi habitación. - Me disculpo e intento alejarme pero su mano sujeta mi muñeca y me atrae hacia el para rodearme con sus fuertes brazos dejándome congelada.

Un cosquilleo se apodera de mi, al sentir su calor envolverme y un pequeño sonrojo se hace paso en mis mejillas al volver a tener su penetrante mirada sobre mi.

- Puedes dormir conmigo. -

- No quiero incomodar, no es tu obligación compartir tu espacio. - Digo sin poder verlo a la cara, con mi rostro incrustados en su pecho.

- No creo que dormir juntos sea incómodo, tan solo me tomaste por sorpresa. -

Después de eso, me acuesto en el lado izquierdo y el me atrae hacia el, permitiendo me sentir su rica fragancia relajándome al instante.

- Anggela... - Dice lentamente.

- ¿Si? -

- Para mi es un gusto velar por tus sueños. - Mis ojos se cristalizan y mi corazón se acelera al recibir algo que nunca había había sentido, Proteccion.

- Buenas noches Oliver. -

- Duerme bien muñeca. -

Su presencia a mi lado me hace sentir algo que jamás había sentido y sabía que debía parar si no quería arrastrarlos a mi infierno, pero el hanelo estaba hay, el hanelo por sentirme querida y protegida.

Antes de quedarme dormida siento un beso en mi frente y así me dejó llevar por los brazos de Morfeo.

Antes de quedarme dormida siento un beso en mi frente y así me dejó llevar por los brazos de Morfeo

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Renacer. [+21]    LIBRO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora