"Capitulo 11"

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Maratón 2/2
Narra: Anggela.

¡¿Que está pasando?!

Un hombre, su cuerpo es muy fornido, sin temor a equivocarme me lleva dos cabezas de altura.

Debido a la escasa luminosidad que se cuela por las ventanas no logro ver su rostro, su brazo libre lo apoya en la pared justo a la altura de mi hombro en un intento por acorralar me.

Lentamente retira su mano de mi boca y al intentar gritar para pedir ayuda, pega su cuerpo contra el mío, haciendo me callar de inmediato.

- ¡H...haa-a! - Susurra inclinando levemente su cabeza hacia atrás.

¡No puede ser!

¡¿Pe... Per-o QUEEE?!

¡¿Está disfrutando el rose de nuestros cuerpos?!

Mi respiración se volvió pesada y una punzada se instaló en mi bajo vientre cuando su cuerpo descendió frotándolo aún más con el mío, poso mis manos en su pecho en un untento por separarnos, pero con un movimiento me deja a su merced, una mano la llevo hacia mi cuello y con la otra jala hacia atrás mi cabello.

Fácilmente podría derribarlo o apartarlo de mi pero mi cuerpo no obedece lo que la razón le dicta.

Posa sus labios en mi cuello y comienza a repartir besos mojados, mordiscos y chupetones que de seguro mañana dejarán marca, en un movimiento rápido una de sus piernas se introduce entre las mías, impursandola hacia arriba y hacia abajo, rodando mi intimidad, sin pudor alguno se me escapa un jadeo y esti le desconcentra.

Aprovecho su descuido y con toda la fuerza que alberga mi ser lo empujó y deslizó mi mano por la pared hasta dar con el interruptor y encender las bombillas.

Desde un principio lo sospeche, pero no quería creerlo.

- Desde un principio sabias que era yo. - Una sonrisa triunfadora se forma en sus labios, no se exactamente que pensar o que decir, tan solo podía negar con la cabeza sin poder creer lo que estaba viendo.

- Capitan Henry retirece del dormitorio, ¡Ahora!. - Hablo por primera vez en todo el rato, le empujó nuevamente para recuperar mi espacio personal, se anticipa y nuevamente me toma del brazo.

Suelta una risa escalofriante helado todo mi ser. - ¿Crees que esto acaba aquí? - Posa su mano en la pared y se inclina hacia mi. - No me iré hasta que admitas que tienes algo con el. - Su todo de Voz es mas grave de lo avituar y me observa con furia.

- ¿Con el? - Le pregunti desconcertada.

- ¡Con el imbécil de Axel Jhons! - Frunzo el ceño al escucharlo, está siendo más bruto que de costumbre.

- No es de su incumbencia. - Giro mi rostro hacia el costado evitando su intensa mirada.

- ¡NO INTENTES MENTIRME! - Da un golpe fuerte a la pared con los puños cerrados, justi al lado de mi cabeza, su pecho y hombros suben y bajan demostrando lo alterado que está.

- He...henr-y... - Tartamudeo. - Por favor cálmate. - Toma mi menton con su mano obligando me a mirarle. - Me estás asustando. - Susurro cerrado mis ojos en un intento por evitar que algunas lagrima caiga.

- ¡MÍRAME! - Me ordena y abro mis ojos para fijarme en el.

- Pensé que me odiabas, ¿Po...porq-ue te comportas así? - Le hago saber mientras empiezo a temblar.

- Yo no te odio. - Hace silencio por unos instantes que parecen años. - Tan solo me irritas, porque representas todo aquello por lo que estoy dispuesto a caer. - La rudeza seguía presente en sus palabras, se acerca a mi cuello y aspira mi olor. - Eres mia desde que puse mis ojos en ti, eres mia desde que tuviste la valentía de enfrentarme, eres mia... Eres nuestra, así que gravatelo, no estoy dispuesto a compartirte, al menos no con el. - Su mano ejerce fuerza en mi barbilla.

- He...henr-y... me estás lastimando. - Mi voz salió temblorosa.

Entonces lo sentí, ahí está algo que me demostraba cuan exitado estaba , algo que estaba presionando mi vientre bajo.

- No hagas esto. - Le suplique sintiendo una oleada de calor invadir me, no pude replicar ni agregar algo más, todo lo que registre fue su mano moviéndose hasta mi nuca para luego estampar sus labios contra los míos en un beso urgente, ferviente y desesperado.

Siento un pinchado en mi cintura que me hace abrir la boca y el aprovecha la oportunidad para introducir su lengua.

La calidez de su lengua encontrándose con la mía fue única, el movimiento de sus labios es tan experto y tan exquisito, nada en comparación a mi, que le intento seguir el ritmo con movimientoss torpes.

Me gusta.

Jadeo al sentir sus grandes manos recorrer mi cuerpo sin pasar los límites.

En un movimiento inesperado, con una de sus manos toma mi cuello y con la otra empuña mi cabello, obligando me así a verle a los ojos. - Debería ser un delito tenerte tantas ganas. - Un ronroneo profundo y frutal sale de sus labios, deja un pequeño beso en mis labios. - Buenas noches princesa. - Se dirige a la puerta y se va dejándome aturdida.

0¡¿Que hice?!

No, mejor dicho, esa no es la pregunta.

¡¿Por que le dejé seguir?!

¡¿Por que le dejé seguir?!

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Renacer. [+21]    LIBRO¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora