VII.

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Día 7: Gema

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Día 7: Gema

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Tomó el vaso de refresco dando un trago y sacó el pañuelo que tenía en su bolsa, secándose el sudor que tenía en la frente. Lo dejó en la mesa, tomó el bate que estaba apoyado en la silla y caminó un par de pasos. Se paró con decisión, con el bate en lo alto y con toda su atención al frente.

—¡Se viene!

Vio la pelota acercarse con velocidad y en un movimiento firme logró golpearla, mandándola a volar hasta que se estrelló en la red y terminó en el suelo.

—Ese ha sido un buen tiro, Damian.

Él giró viendo a sus amigos sentados en la pequeña mesa del lugar, comiendo un par de pollo frito con papas fritas. Sonrió con complacencia por los halagos, giró de nuevo para batear una y otra vez la pelota, que salió volando tan alto como el lugar se lo permitió.

—Eres realmente bueno.

—¿Seguro que es la primera vez que lo haces? — Ewen sentía que les ocultaba su pasado de beisbolista.

—Si, en casa no había sitios así. — Tomó una de las papas y se la llevó a la boca.

—¿En donde nos dijiste que vivías? Porque este lugar ya lleva un par de años en el centro.

Damian se quedó callado de pronto cuando se dio cuenta de lo que había dicho y que había hablado sin pensar en lo que decía. Se suponía que él siempre ha vivido ahí. Masticó las papas, tomó un poco de refresco para pasar la comida.

—En el norte, en un pueblo pequeño.

Se alejó, tomó el bate y abanicó una vez, tomando conciencia de su fuerza y del bate en sus manos. Esperó que el tema terminara ahí, no había pasado un año en ese lugar, para que fuera descubierto en ese punto. Las preguntas de su procedencia habían sido al inicio, ahora había que dejar todo eso lejos.

Además que habían ido ahí a divertirse, un sitio que Emile sugirió y que no habían ido todos juntos. Un lugar de bateo, algo que Damian jamás había visto. En su vida perfecta y planeada no había sitio para ningún tipo de diversión que le tomara mucho tiempo. Su infancia y adolescencia se centró en estudiar y estudiar, sin amigos o salidas. En ocasiones, cuando se sentía lo suficiente solo terminaba jugando videojuegos en su habitación, porque su hermano, a pesar de tener una buena relación, siempre estaba ocupado.

Aunque sí hubo un par de veces que jugaron juntos, lo cual fomentó su buena relación.

Había sido una excelente idea, algo nuevo para él y en lo que descubrió luego de un par de intentos que era realmente bueno, además que el poder pegarle a una pelota le ayudaba a drenar de energía negativa su cuerpo, además que le impedía pensar. Solo entregarse a golpear esa pelota una y otra vez.

Akaito (Damianya week 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora