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Sus ojos se abrieron cuando sintió un movimiento extraño, con ese sentimiento de alerta en todo su cuerpo

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Sus ojos se abrieron cuando sintió un movimiento extraño, con ese sentimiento de alerta en todo su cuerpo. Se movió de pronto apoyándose en su codo, buscando ansioso aquello que lo había despertado, pero no había nada, todo parecía estar en completa quietud.

¿Acaso lo había imaginado?

Se recostó de nuevo y vio a Anya durmiendo a su lado, una sonrisa imperceptible brotó de sus labios, se acercó hacia ella, apoyó su cabeza en la misma almohada, junto a ella, observando su figura en la oscuridad. Se veía como un ser angelical con aquella inocencia en su rostro.

Considerando el carácter que tiene, jamás pensó que podría estar de esa forma con ella.

Cerró los ojos de nuevo y de pronto aquello que lo despertó, regresó, abrió los ojos de nuevo y vio a Anya agitándose a su lado, removiendo, ansiosa, nerviosa. Sus labios balbuceaban algo ininteligible, sin sentido, pero el sudor bañó su rostro.

Damian la movió con su mano, nervioso por aquel comportamiento. Habían compartido la cama en un par de ocasiones, donde ella permitió que se quedara a dormir, lo cual le permitió descubrir cosas como que Anya se movía mucho, cambiando de posición varias veces en la noche o que siempre sacaba una pierna de las cobijas, pero siempre era silenciosa al dormir.

Ahora se movía inquieta, lo cual lo llevó a suponer que estaba teniendo una pesadilla.

La llamó un par de veces pero ella seguía moviéndose y balbuceando, exhalando rápidamente.

—¡No!

Anya se levantó de pronto hasta sentarse en la cama, con los ojos descolocados, la respiración agitada y el sudor en su frente.

Miró a su alrededor, desesperada por poder respirar, por saber que sucedía, donde estaba y con las imágenes inundando sus cabeza, como una terrible tortura que se repetia una y otra vez, sintiéndose tan real.

—¡Anya! —Damian la sacudió hasta que ella salió de su trance. —Anya, aquí estoy.

Anya se dejó caer agotada en la cama, como si toda la energía hubiera desaparecido de su cuerpo. Giró hasta recostarse de lado y se encogió, en un intento de mantenerse unida. Unos brazos la rodearon, algo que la tomó por sorpresa, como si hubiera olvidado que no estaba sola. Al inició intentó soltarse, alejarse, un método de defensa de no querer mostrar esa vulnerabilidad, porque en esos momentos, ella siempre estaba sola.

—Estoy aquí, estoy aquí. —La estrechó contra sus brazos

Su mirada se enfoca de pronto hasta que lo reconoció en la oscuridad de la habitación.

—¿Qué haces aquí? —Anya susurró, se quedó quieta cuando él la rodeó con sus brazos.

—¿No recuerdas? Me he quedado esta noche contigo. —Acarició una y otra vez su cabello.

Akaito (Damianya week 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora