Damián siempre había seguido los planes y órdenes de su familia al pie de la letra, hasta que la palabra matrimonio fue pronunciada, algo que él no estaba dispuesto a aceptar.
El amor no estaba en su vocabulario, nunca había deseado nada en su vida...
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Su boca se secó de pronto y su voz se quedó atorada en su garganta, el sonido de sus latidos retumbaban en sus orejas mientras la adrenalina corría por sus venas. Aquellos ojos negros observándolo sin pestañear, fijos por completo en él, hasta que una sonrisa escapó de sus labios.
Debía ser una maldita broma.
Demasiadas preguntas vinieron a su cabeza ¿qué es lo que él hacía ahí? ¿Qué es lo que pretendía? ¿Cómo había llegado ahí? ¿Cómo era un patrocinador del desfile de Becky? ¿Qué era lo que le había dicho? ¿Su padre sabría que lo habían encontrado? Su corazón latía tan fuerte que dolía y una sola idea vino a su cabeza: debía huir.
Pero ¿tendría sentido hacerlo? Demetrius estaba enfrente de él, ¿a donde debería huir? Y aún peor, no estaba solo. Si eso hubiera sucedido en cualquier otro sitio, como en la calle, podría haber huido y encerrarse en su apartamento, porque no había manera que Demetrius supiera donde vivía o trabajaba.
Ese hubiera sido el mejor de los panoramas, pero en ese lugar, en un evento social con sus amigos y Anya...su atención recayó en ella, que miraba al hombre recién llegado. ¿Había manera de salir de ahí sin que todo lo que había construido se derrumbara? La gran cantidad de mentiras que había dicho se alzaba con fuerza en su interior y se estremeció.
—Es de quien les hablaba, él fue uno de los patrocinadores del evento. —Becky sonrió —Demetrius Desmond, líder de Seren & Vienti.
Damian desvió la mirada hacia Anya y presionó su mano con fuerza, atrayendo su atención. Los ojos esmeralda se fijaron en él, con un gesto preocupado por el rostro pálido que tenía Damian.
—¿Estás bien? —Anya le susurró.
Damian negó con la cabeza, sabía que esa era su última oportunidad de salir de ahí, debía irse de ahí, intentando aferrarse al hecho de que aún había algo que salvar.
—Y él es Emile —Becky en algún momento había empezado a presentarlos ante el recién llegado, el rubio recién nombrado sujetó su mano en un saludo fuerte. Becky centró su atención en su amiga y su acompañante—Ella es Anya y él es Damian.
Estiró la mano hacia ambos, Anya intentó tomarla pero Damian tiró de ella, evitando que se acercara. Eso pareció divertir aún más a Demetrius, que desvió la atención un instante, pero aquel gesto cortante y grosero de Damian fue algo que no pasó desapercibido para el resto del grupo. Becky torció la boca ¡era su patrocinador! Ella más que nadie quería quedar bien con él.
En cambio Anya sentía aquel comportamiento tan extraño... ¿qué sucedía con Damian? De pronto su actitud había cambiado, parecía incómodo ¿de verdad se sentía tan enfermo como había mencionado?
—Ha sido un completo deleite el evento, señorita Blackbell —Becky sonrió ante sus palabras. —Pero me es confuso mi presencia aquí, ya no que no era necesaria, ya tenían a alguien capaz de patrocinarte.
