Seis

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Llega la hora de ir a la cafetería, dudo un poco sobre si debería dejar el salón.
Si salgo ¿A dónde voy? ¿Debería regresar al árbol de la sombra fresca? ¿Qué hago? ¿Y si me pasa lo
mismo de esa vez? No, no sucederá, ya tomé mis pastillas y están en mi bolsillo ahora mismo.
Vera se da cuenta de que aún no salgo porque veo que le dice algo a los demás, se da la vuelta y regresa.

—¿Te sientes bien? No tienes que ir si no quieres.
Ahí está de nuevo, su lado agradable. Me agrada más cuando no hay nadie cerca,

—Quiero ir. Es algo que jamás he hecho y me gustaría experimentar. —Le explico, ella ladea un poco la cabeza y funde el ceño, puedo notar que le sorprende que haya dicho eso ¿esta chica es naturalmente tan expresiva o lo hace a propósito? Nunca disimula.

—¿Tienes tus pastillas contigo? —Asentí mientras las sacaba de mi bolsillo y se las mostraba.

—Bien, si te sientes nerviosa o prefieres ir a otro lado solo avísame.

—De acuerdo, lo haré. —No lo haría, eso sería ser una molestia, ni siquiera somos tan cercanas y su
actitud cambia repentinamente así que sería una carga doble.

—Y espera, ¿A qué te referías con que jamás has ido a una cafetería en la escuela? —De acuerdo, ya
entiendo su curiosidad/sorpresa/extrañesa/lo-que-sea.

—Jamás, en la escuela a la que iba no había una cafetería y luego fui educada en casa.

No respondió, supuse que ahí quedaba la conversación pero me hizo un gesto con la mano para que la siguiera.

—No sé si sea grosero preguntar, quiero que sepas que lo hago directamente por ignorancia y
curiosidad genuina, ¿por qué estabas siendo educada en casa?

Hasta muestra buenos modales, esta chica es genuinamente una joya cuando tiene ganas de serlo.
Y bueno, supuse que tarde o temprano alguien me lo preguntaría y hasta había pensando un poco en
cuál sería la respuesta correcta pero la he olvidado de repente.

—Mi mamá..—Dudé, realmente no sabía cómo contarlo o por dónde empezar. Soy mala para esas cosas.—No me dejaba salir.

Vi su rostro empalidecer y podría jurar que la vi horrorizada por unos segundos, intenté evitar reírme mientras caminaba a su lado.

—¿Estás pensando en algo extraño?

—¿No? ¿En qué podría pensar si me dices que tu madre no te dejaba salir de casa? O peor aún ¿del
sótano?

Está bien, en ese instante si estallé en carcajadas. Su tono de voz y el sarcasmo combinado con la
sorpresa que reflejaba su tono de voz hizo que sea imposible aguantar más. Ella también empezó a reír
pero, su risa sonaba a preocupación.

—Me refería a que me protegía demasiado.

—¿No fue esa la excusa de Dee Dee Blanchard y Gipsy no acabó asesinandola? En serio me estoy
preocupando.

—Mamá desarrolló estrés postraumático, empezó a sobre protegerme porque tenía miedo de perderme
a mí también —Esto se puso muy serio de repente, es probable que Vera también haya perdido a alguien
así que, es mejor desviar la conversación. —Y además, no me ha prohibido interactuar genuinamente con la gente en nuestros alrededores, así que tranquila.

—Debiste empezar diciendo eso, me asusté— posó la mano en su pecho y fingió ventilarse.

Ambas volvimos a reír,, me siento menos nerviosa gracias a eso. —¿En qué pensaste? ¿Mhm? ¿Mhm?
Dime.

—Creí que te mantenía secuestrada o algo así, eso habría sido un problema serio.

Sala gigantesca, gente ruidosa por todas partes, comida siendo servida a un lado apartado. Finalmente estamos en la cafetería.

Sentir sin sentir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora