Trece

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Luego de nuestra escena difícil de describir en el viejo salón, Maia y yo hablamos un poco y salimos en busca de nuestros amigos e intentamos disfrutar la feria a medida de que esta avanzaba, pero en mi caso no volví a sentir emoción una vez que los shows acabaron.

Afortunada o desafortunadamente, habría una fiesta para todos los de nuestro año después de la feria. Por un lado pensé que era algo afortunado porque era una oportunidad de liberar el estrés que acumulamos por la organización del día, pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en lo desafortunado del tiempo porque, al menos yo, estaba muy cansada ¿Cómo es que tienen energía para salir de fiesta?

—¿Están seguros de que no irán? Les prometo que será divertido, vamos al menos un momento ¿si?

Sophia estaba a punto de arrodillarse frente a nosotros tres porque nos habíamos negado a ir a la fiesta, David dijo que tenía cosas que hacer, Maia solo un "no, gracias" y yo expliqué que estaba cansada.

Aún así, siguió insistiendo. Solo David cedió, creo que tiene un corazón débil para ella, las pocas veces que dice "no" a algo ella lo convence de todas formas.  Nos despedimos y dividimos en parejas. Maia caminaba detrás de mí con las manos en los bolsillos

—¿Qué hacemos  ahora? —La oí decir, pero como yo fingí no hacerlo lista para excusarme diciendo "no te oí, estás muy lejos."

Si no entramos en contexto puede llegar a sonar cruel el hecho de que yo fingiera no escuchar, pero era algo que noté que funcionaba con ella.
Si pasaba por alto las palabras de Maia, por más irrelevantes que parecieran, ella entonces usaría palabras diferentes e intentaría explicar mejor.
Esto era muy útil cuando no entendía lo que decía o cuando necesitaba más información para poder darle una respuesta.

Logré mi cometido pues ella aceleró el paso hasta quedar a mi lado y volvió a preguntar. —Estoy aburrida ¿podemos hacer algo?

—¿Huh? Creí que no querías hacer nada —Ladeó ligeramente la cabeza en señal de no entender. —Porque le dijiste a Sophia que no querías ir a la fiesta.

—No tengo ganas de beber, si le decía eso ella me habría convencido de que no me obligará a hacerlo.

—¿Pero te obligaría a tomar alcohol de todas formas?

—¿Desde cuándo eres tan inteligente? ¡Eso es correcto! —Fingió entusiasmo, yo alcé una ceja y sonreí sin mostrar los dientes.

—Solo bromeo, en caso de que..

—Si entendí, genio.

—Oh, está bien, solo decía.

Reí y  ella también lo hizo. 

Solté un resoplido en respuesta. —Como tú digas.

Al final decidimos desviarnos un poco del camino a casa, era fin de semana asi que fue un buen momento para apreciar la vida nocturna de la zona.
Aún asi, acabamos en un parque; supongo que los parques se han vuelto algo nuestro, pero no me molesta. Me gustan los parques.

—¿En qué piensas?

—¿Eh? ¿Por qué? —Me perdí en mis pensamientos, claramente.

—Estabas aquí pero.. No estabas aquí.

Sonreí —Estaba mirando hacia allá. —Susurré, había un perrito no muy lejos de nosotras, era un golden retriever adulto y estaba masticando un juguete.

—¿Te gustan los animales?

—Me encantan los perritos, son lo más lindo del mundo. Apenas me independice tendré uno.

Sentir sin sentir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora