Once

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Drama.

"En ese entonces, pensé que simplemente no se agradaban. Recordar esos momentos me llena de una pena inmensurable. No sabía que bajo la fachada de todos se escondía una historia tan sensible y cruda.
Tal vez si lo hubiese sabido habría podido evitar tantos momentos incómodos, tantos malentendidos, tanto drama."
—Untitled (fecha desconocida)


—¿Dónde pongo esto de aquí?

El día de la feria llegó pronto, era nuestro momento de brillar y aún estábamos organizando el glorioso evento principal. Sinceramente, ni siquiera estoy segura sobre de qué trata exactamente pero, los demás dicen que será un éxito así que prefiero solo seguir con mi trabajo.

—¿Dónde está la de cabello negro? —Preguntó Ivan, nuestro amigo momentáneo. ¿Aún no aprende nuestros nombres o solo finge olvidarlos?

Ivan es un chico bastante agradable, aunque tiene la boca un poco floja a veces. Es propenso a meterse en problemas por eso, he tenido que intervenir varias veces entre él y Maia porque de alguna manera terminan empezando discusiones.

—Iré a buscarla. —Dije yo, me parecía extraño que Maia desapareciera de repente.

—Tranquila, iré yo. —Interrumpió David —Tengo que irme de todas formas así que la buscaré en el camino.

Quería buscarla yo, pero está bien, aún hay trabajo por hacer. Me libero rápidamente de la tarea que me había sido asignada en ese momento y casi inmediatamente Ivan me pide que lo acompañe a comprar quién-sabe-qué, accedí pues tal vez me encontraría con Maia por ahí.

—Recuérdame ¿qué compraremos? —Le dije mientras caminaba a su lado y nos alejábamos de la zona de la feria. El cielo se había empezado a tornar naranja aunque guardaba leves destellos amarillos aún.

—Agua. Los demás deben estar sedientos luego de haber estado trabajando bajo el sol. —Me contestó, tiene sentido, no sabía que era tan considerado.

—Agua, está bien, anotado.

—¿A quién buscas tanto? —Me sobresalté ante la pregunta, creí que estaba siendo discreta.

—A nadie, ¿por qué preguntas?

—¿«A nadie»? No dejas de mirar a todos lados, como si fueran a robarnos en algún momento. Espera, ¿esta zona es peligrosa acaso? ¿Debería preocuparme?

—Hey, hey, más lento que no comprendo.

—Lo siento, es fácil asustarme. —Al menos cambiamos de tema. —Aclárame una duda, Belle. ¿También eres nueva en esta escuela?

—Antes de estar aquí era educada en casa.

Lo vi posar las manos en ambos lados de su rostro, como una pintura de Edvard Munch, "El Grito".

—Qué genial, yo también fui educado en casa antes de estar aquí, llegué este año.

—¿En serio? No se nota, parece que ya has hecho amigos. —Mencioné, dirigiéndome específicamente a ese grupo de amigos que lo empujó hacia nosotros.

—Bueno, sinceramente no sé cómo sucedió, solo les hablé primero y el resto... sólo pasó. —Lo vi rascarse la nuca mientras decía eso, luce nervioso.

—¿Eso es posible? En mi caso solo me acogieron sin yo notarlo.

Ambos reímos, para este punto ya caminábamos de regreso con nuestras clases llevando bolsas con botellas de agua.

—¿Siempre fuiste educada en casa?

—¿Mhm? No, solía estar en una escuela cerca de mi antigua casa.

—Ya veo. Yo siempre fui educado en casa, creí que tú también.

—¿Siempre fuiste educado en casa? ¡Pero si tus habilidades sociales son impecables!

En ese momento la vi, estaba hablando con David a unos metros de nosotros. Cruzamos miradas, me dio un vistazo tranquilo y podría jurar que vi la comisura de sus labios levantarse, pero cuando miró a Ivan todo rastro de calidez abandonó su rostro y lo miró molesta, acto seguido desvió la mirada ¿tan poco le agrada?

—Les repartiré estas botellas a los que están por allá, ¿puedes entregarles esas a tu grupo? —Asentí sin dejar de mirar a Maia que hablaba animadamente con David.

Me detuve frente a ellos y saludé como lo haría normalmente. —Hola chicos ¿de qué hablan?

Apenas terminé de pronunciar la oración, ambos guardaron silencio de golpe y me miraron. Me fijé en sus pies y estos no me apuntaban, claramente no era bienvenida en la conversación.

—Nos vemos luego, David. —Dijo Maia al mismo tiempo que le daba una palmada en el hombro al ya mencionado. Qué raro ¿se fue a propósito? Ni siquiera me saludó.

—Eso fue raro ¿tiene algo urgente por hacer?

—Supongo que podrías decir eso. ¿Esas son botellas de agua? —Dijo señalando la bolsa en mi mano. Asentí avergonzada, por un momento olvidé a lo que había llegado.

—Iba a darle una a cada uno pero, no veo a Sophia por ningún lado y Maia se fue antes de poder mencionárselo. —Le extendí una botella y empezó a beber de ella sin decir nada.

—Oh ¿Maia? ¿Ya te dijo su nombre entonces? —Asentí mientras me despedía de él, qué comportamiento para más extraño el de ella hace un momento.

Para este punto, el cielo había oscurecido lo suficiente como para que las luces de los faroles empezaran a resultarnos necesarias. La feria estaba por empezar, lo que a su vez significaba que la noche también estaba por empezar.

Mi grupo se reunió y juntos empezamos a explorar cada rincón posible del lugar. Las ferias (y los eventos al aire libre en general) nocturnos siempre me han gustado, creo que son una oportunidad de ver a las personas actuar como personas... Ya sabes, ser felices en conjunto sin siquiera conocerse. Luces, aglomeración, aplausos y sonrisas, solo pensar en ese escenario me llena de energía.

Supongo que soy una persona extrovertida ¿o ambivertida? No lo sé, no soy buena para describirme a mí misma (nunca lo he sido).

—Oh, deberíamos probar ir hacia allá ¿podemos? Se ve divertido.

Aunque me emocionaba la situación, soy consciente de que no se me notaba. Mi rostro se mantenía neutral y no hablaba a menos que me resultara necesario, Sophia explotaba la emoción que yo escondía y es algo que le agradezco.
Todos nos comportábamos como normalmente a excepción de Maia, lucía irritada pero al nivel de que te mataría apenas se descuiden los demás si te atrevías a tocarla.

—La feria abarca un terreno grande pero nosotros seguimos cruzándonos, ya no hay forma de que sea coincidencia ¿no creen?

Ivan se presentó frente a nosotros por probablemente cuarta vez en lo que va de la noche, lo habría pasado desapercibido de no ser porque noté el cambio que había en el ambiente cada vez que Maia y él cruzaban miradas.

En el momento en el que posó la vista en Maia, ella tensó los músculos de su mandíbula mientras él buscó desesperadamente evadir su mirada, como un niño siendo regañado por su madre. ¿Pasó algo entre ellos?

—Hola Ivan, definitivamente debe ser una coincidencia. —Dijo David, deteniéndose frente a él y cubriendo a Maia para que esta rompiera el contacto visual.

No sé cómo lo hace pero, de alguna manera consigue mantenerse sereno en todo momento y no deja que las cosas salgan de sus manos. Definitivamente los tres tienen personalidades diferentes.

Este ignoró lo que dijo y se dirigió a la pelinegra de nuevo. —Maia, en serio deberíamos hablarlo, si tan solo me dieras una oportunidad de explicar yo..— Ella le interrumpió, algo que no había visto suceder jamás pues, Maia prefería dejar a las personas hablando solas antes que siquiera mantener un argumento.

¿Hablarlo? Pero si nos hemos conocido todos al inicio del proyecto ¿A qué se refiere?

Sentir sin sentir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora