𝐀𝐄𝐌𝐌𝐀 𝐕𝐄𝐋𝐀𝐑𝐘𝐎𝐍 era la princesa consentida de Desembarco del Rey, única hija de la princesa heredera Rhaenyra Targaryen, y su consorte real, Laenor Velaryon. La única de todos los vástagos de Rhaenyra que tenía sus facciones, comúnmente...
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128 d.C.
El sol de la tarde iluminaba el gran salón de Rocadragón, sus rayos filtrándose por los ventanales. Aemma observaba cómo los sirvientes acomodaban los últimos detalles de la llegada del pintor. Su madre había decidido que era hora de inmortalizar a la familia en un retrato, aprovechando la visita de Baela.
Aemma se acercó a su madre (quien nuevamente estaba embarazada), observando al pintor que preparaba sus pinceles y mezclaba colores en su paleta. Lucerys jugaba con Joffrey. El pequeño Aegon, el más reciente de sus medio hermanos, dormía plácidamente en los brazos de su madre.
—¡Esto va a ser divertido! —exclamó Baela mientras se acercaba a Aemma—. ¡Nunca he posado para un retrato antes!
Aemma forzó una sonrisa, intentando compartir el entusiasmo de su hermana.
—Sí, será interesante.
—Cariño, ¿dónde está tu hermano? —preguntó su madre, acercándose con algo de nervios. Deseaba que todo fuera perfecto.
—Creo que sigue viéndose en el espejo.
Su madre inhaló profundamente.
—¡Jacaerys Velaryon! —gritó Rhaenyra con una voz autoritaria que resonó por todo Rocadragón.
—Voy, madre, voy —dijo Jacaerys mientras se dirigía al salón. Aemma se sintió reconfortada al ver a su gemelo, siempre era un punto de apoyo para ella.
—¿Tenemos que quedarnos quietos por mucho tiempo? —preguntó Lucerys, frunciendo el ceño.
—Sí, pero piensa que este retrato será visto por generaciones. Es algo importante —Aemma sonrió, tratando de animarlos.
—Bienvenidos a todos —dijo el pintor, haciendo una reverencia torpe—. Princesa Rhaenyra, príncipe Daemon, jóvenes príncipes y princesas. Estoy honrado de poder capturar la grandeza de su familia en un retrato.
Rhaenyra asintió con una sonrisa aprobadora.
—Queremos que este retrato refleje la unidad y la fortaleza de nuestra familia —dijo, su voz firme y decidida.
El pintor explicó cómo quería disponer a la familia: Rhaenyra al medio con Aegon en brazos. Daemon detrás de ella con su mano sobre su hombro. Aemma al lado de Daemon, detrás de su madre. Jacaerys a su lado. Lucerys al lado de Jacaerys. Baela del otro lado de Daemon. Rhaena a su lado. Joffrey delante de ambas, colocado entre ellas.
—Princesa Aemma, ¿podría levantar un poco más la barbilla? —pidió—. Así, perfecto.
Aemma hizo lo que le pedían, aunque se sintió un poco incómoda con tanta atención. Jacaerys, a su lado, susurró:
