Capítulo Cuatro

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Pero, la realidad pronto los golpeó

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Pero, la realidad pronto los golpeó. Entre besos, ambos escucharon un ruido sordo proveniente del pasillo. Sanemi soltó a Shinobu rápidamente, desenfundando su bate y preparándose para lo peor. Shinobu, aún un poco mareada, tomó un cuchillo que llevaba en su cinturón y se colocó en posición de defensa.

─Tenemos que movernos rápido, no sabemos cuántos más pueden estar cerca ─dijo Sanemi en un susurro, tratando de mantenerse calmado.

Shinobu asintió, aún sintiendo el calor del último beso en sus labios. Juntos, avanzaron con cautela hacia la puerta, manteniendo los oídos atentos a cualquier sonido extraño. El edificio, aunque parecía seguro, era una trampa mortal con tantos rincones oscuros y lugares para esconderse.

Cuando llegaron a la entrada, Sanemi abrió la puerta con cuidado, pero un zombi apareció de la nada, atacándolos. Con un golpe rápido y certero, Sanemi lo abatió, pero el ruido atrajo a más de ellos.

─¡Rápido! ─gritó Shinobu─. Tenemos que salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.

Corrieron por el pasillo, sorteando escombros y cuerpos inertes. Cada esquina era un nuevo desafío, pero ambos trabajaban en perfecta sincronía. A pesar de los peligros, la conexión entre ellos parecía fortalecerlos, dándoles el coraje necesario para seguir adelante.

Sanemi y Shinobu finalmente encontraron refugio en los baños de la academia, un lugar que parecía seguro y apartado del caos exterior. Bloquearon la entrada y se aseguraron de que no hubiera zombies cerca antes de relajarse un poco. La noche se cernía sobre ellos, y el agotamiento físico y emocional comenzaba a hacer mella en ambos.

Shinobu, aún sintiendo el calor de los besos compartidos, miró a Sanemi con una mezcla de agradecimiento y vulnerabilidad. Él, por su parte, no podía evitar sentir una atracción creciente hacia ella, una necesidad de protegerla y estar cerca.

─Sanemi, estoy cansada ─murmuró Shinobu, dejándose caer sobre una pila de toallas limpias que habían encontrado.

Sanemi se sentó a su lado, observándola con preocupación.

─Lo sé. Ha sido un día largo. Trata de descansar un poco.

Ella asintió, pero antes de cerrar los ojos, tomó la mano de Sanemi, atrayéndolo hacia ella. La proximidad de sus cuerpos hizo que ambos sintieran una chispa innegable. Sin palabras, sus labios se encontraron de nuevo en un beso apasionado. La tensión y el estrés del día se desvanecieron momentáneamente mientras se entregaban el uno al otro.

La noche avanzó, y en la intimidad de aquel baño, sus cuerpos y almas se unieron, buscando consuelo en medio del caos que los rodeaba. El calor de sus caricias y la intensidad de sus besos los transportaron a un lugar donde solo existían ellos dos, alejados de los horrores del mundo exterior.

Mientras tanto, Masachika, el mejor amigo de Sanemi, no podía dejar de preocuparse por él. Al no encontrarlo entre los demás, decidió salir a buscarlo. Recorría las calles con sigilo, evitando a los zombies, y finalmente llegó a la academia, su primer lugar de búsqueda.

Dentro de la academia, Masachika escuchó ruidos leves provenientes del baño. Se acercó con cautela y notó que la puerta estaba cerrada con seguro. Sonrió al imaginarse lo que podría estar sucediendo.

─¡Sanemi! ─gritó mientras golpeaba la puerta─. ¡Deja de hacer el amor y sal de ahí, hermano! ¡Tenemos que movernos antes de que sea de día! ─dijo riendo.

Dentro, Sanemi y Shinobu se despertaron abruptamente al escuchar la voz de Masachika. Sanemi se levantó rápidamente, tratando de recomponerse, mientras Shinobu, sonrojada, se arreglaba la ropa.

─Maldito Masachika… ─murmuró Sanemi entre dientes, pero no pudo evitar sonreír.

Sanemi abrió la puerta, encontrándose con el rostro divertido de su amigo.

─¿Divirtiéndote? ─preguntó Masachika con una ceja levantada.

─Cállate y entra ─respondió Sanemi, aunque no podía ocultar su propia sonrisa.

Masachika entró y cerró la puerta tras de sí, todavía riendo.

─No puedo creer que te haya encontrado así. Pero bueno, ¿están bien? ¿Qué ha pasado?

Sanemi y Shinobu intercambiaron una mirada antes de que Sanemi hablara.

─Sí, estamos bien. Solo necesitábamos un momento de calma. Pero tienes razón, debemos movernos antes de que sea de día.

Shinobu asintió, aún sonrojada, pero con una pequeña sonrisa en los labios.

─Gracias por venir a buscarnos, Masachika.

─Siempre, Shinobu. Somos un equipo, ¿no?

Los tres amigos se prepararon para salir del baño, sabiendo que, aunque la noche había sido un respiro, el verdadero desafío continuaba. Juntos, enfrentarían lo que el nuevo día les deparara, con la certeza de que mientras estuvieran unidos, podrían superar cualquier obstáculo.

 Juntos, enfrentarían lo que el nuevo día les deparara, con la certeza de que mientras estuvieran unidos, podrían superar cualquier obstáculo

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𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐧 𝐄𝐥 𝐀𝐩𝐨𝐜𝐚𝐥𝐢𝐩𝐬𝐢𝐬 || ˢʰᶤᶰᵒᵇᵘ ˣ ˢᵃᶰᵉᵐᶤ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora