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Un día común como cualquier otro algo sale mal en una de las fábricas de Japón, algo que hace que los zombies hagan su aparición en la vida real. Nuestros protagonistas junto a sus amigos deberán luchar para sobrevivir y salir de s...
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El campamento militar contaba con instalaciones médicas básicas, y Shinobu había sido programada para un ultrasonido rutinario para asegurarse de que el bebé estuviera en buen estado. Sanemi la acompañó a la sala de exámenes, ansioso por ver a su hijo nuevamente.
La enfermera preparó a Shinobu y aplicó el gel en su vientre, mientras Sanemi sostenía su mano con fuerza, su corazón latiendo rápido por la emoción y el nerviosismo. La pantalla del ultrasonido se iluminó y comenzó a mostrar las imágenes del interior del vientre de Shinobu.
─Todo se ve bien hasta ahora ─dijo la enfermera con una sonrisa, moviendo el transductor para obtener una mejor vista.
De repente, la sonrisa de la enfermera se desvaneció y su expresión se tornó de sorpresa. ─Espera un momento... esto es... interesante.
Sanemi miró la pantalla, tratando de entender lo que veía. ─¿Qué pasa? ¿Está todo bien?
La enfermera sonrió de nuevo, esta vez con un brillo en los ojos. ─Todo está perfectamente bien, pero parece que no van a tener un bebé... sino dos.
Shinobu abrió los ojos con sorpresa, y Sanemi sintió que su corazón se detenía por un momento. ─¿Dos? ─repitió, incrédulo─. ¿Gemelos?
La enfermera asintió. ─Sí, dos fetos en desarrollo. Felicidades, van a tener gemelos.
Sanemi se quedó sin palabras, su mente tratando de procesar la noticia. Se inclinó hacia adelante y besó a Shinobu en la frente, su corazón llenándose de una mezcla de asombro, alegría y una nueva ola de responsabilidad.
─Gemelos ─susurró Shinobu, mirando a Sanemi con una sonrisa─. Vamos a tener gemelos.
Sanemi la abrazó con fuerza, una lágrima de felicidad escapando de sus ojos. ─Voy a cuidarlos a los tres con mi vida.
### Capítulo 25: Un Descubrimiento Inquietante
Mientras Shinobu y Sanemi procesaban la emocionante noticia de los gemelos, Iguro y Mitsuri decidieron explorar más a fondo el campamento militar. Algo en el comportamiento de los soldados les parecía extraño, y querían asegurarse de que todo estuviera en orden.
Durante su exploración, encontraron una entrada al sótano que parecía estar bien oculta. Sin embargo, las voces que provenían del interior les hicieron detenerse y escuchar.
─Tenemos que seguir alimentándolos, o no podremos mantenerlos bajo control ─decía una voz grave y autoritaria.
─Lo sé, pero ¿a quién vamos a elegir esta vez? Ya estamos quedándonos sin opciones ─respondió otra voz.
Iguro y Mitsuri intercambiaron miradas de horror mientras continuaban escuchando.
─Debemos elegir a alguien del campamento. Los infectados necesitan carne fresca, y no tenemos otra opción si queremos mantener la seguridad del lugar.
Los pasos de los militares se acercaban, y Mitsuri e Iguro se escondieron rápidamente detrás de unas cajas. Esperaron en silencio, apenas respirando, hasta que los soldados pasaron y se alejaron.
Iguro susurró a Mitsuri, su voz temblando de ira y preocupación.
─Están alimentando a los zombies con la gente del campamento. Tenemos que contarle a Sanemi y a los demás, y debemos salir de aquí cuanto antes.
Mitsuri asintió, sus ojos llenos de determinación.
─No podemos quedarnos en un lugar así. Tenemos que encontrar un nuevo refugio...
Con una nueva urgencia, Iguro y Mitsuri se escabulleron de vuelta al campamento, sabiendo que el tiempo era esencial y que debían planear su escape antes de que fuera demasiado tarde.
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