Después de semanas de viaje y constantes peligros, el grupo finalmente llegó a un campo militar fortificado. Las cercas altas y los guardias armados les ofrecieron una seguridad que no habían sentido en mucho tiempo. Fueron recibidos por el comandante del campamento, quien les ofreció refugio y suministros.
Los primeros días en el campamento fueron de alivio y recuperación. Por primera vez en mucho tiempo, Sanemi y los demás pudieron relajarse un poco, sabiendo que estaban protegidos por las defensas del lugar. Shinobu, ahora con cuatro meses de embarazo, finalmente pudo descansar adecuadamente, y su salud mejoró notablemente.
Sanemi pasaba mucho tiempo con Shinobu, cuidándola y asegurándose de que recibiera todo lo que necesitaba. Su vientre estaba claramente redondeado, y Sanemi sentía una inmensa felicidad cada vez que lo acariciaba y sentía los movimientos ligeros del bebé.
A pesar de la aparente seguridad del campamento, Sanemi no podía sacudirse una inquietud que lo había estado acechando desde su llegada. Había algo en la forma en que los guardias patrullaban, en las miradas furtivas de los otros residentes, que lo hacía sentir que algo no andaba bien.
Una noche, mientras observaba a Shinobu dormir pacíficamente, Sanemi decidió hablar con Iguro sobre sus preocupaciones.
─Iguro, ¿has notado algo extraño en este lugar? ─preguntó en voz baja, para no despertar a Shinobu.
Iguro asintió, su expresión grave. ─Sí, Sanemi. Hay algo que no me gusta. La gente aquí parece... tensa, como si estuvieran ocultando algo. Pero no he podido averiguar qué es.
Sanemi frunció el ceño, su preocupación creciendo. ─Tenemos que estar atentos. No podemos bajar la guardia, no cuando Shinobu y el bebé están aquí.
Iguro asintió de nuevo. ─Estoy contigo. Mantendremos los ojos abiertos.
A pesar de sus preocupaciones, Sanemi decidió no alarmar a Shinobu ni a los demás por el momento. Necesitaban la seguridad del campamento, y Shinobu y el bebé estaban bien cuidados allí. Decidió que, por ahora, sería mejor observar y esperar, asegurándose de que siempre estuvieran preparados para cualquier eventualidad.
Los meses pasaron, y Shinobu continuó prosperando en el campamento. Sanemi seguía sintiéndose inquieto, pero encontraba consuelo en los momentos tranquilos con Shinobu, acariciando su vientre y hablando con el bebé que venía en camino.
Sanemi sabía que no podían permitirse ignorar los signos de peligro para siempre, pero por ahora, su prioridad era la salud y la seguridad de Shinobu y su futuro hijo. Mientras mantenía su vigilancia, se aferraba a la esperanza de que el refugio militar sería el lugar seguro que tanto necesitaban, aunque una parte de él no podía dejar de preguntarse qué secretos oscuros podrían estar ocultos tras esas paredes fortificadas.
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𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐄𝐧 𝐄𝐥 𝐀𝐩𝐨𝐜𝐚𝐥𝐢𝐩𝐬𝐢𝐬 || ˢʰᶤᶰᵒᵇᵘ ˣ ˢᵃᶰᵉᵐᶤ
Fanfiction──────⊱◈◈◈⊰────── Un día común como cualquier otro algo sale mal en una de las fábricas de Japón, algo que hace que los zombies hagan su aparición en la vida real. Nuestros protagonistas junto a sus amigos deberán luchar para sobrevivir y salir de s...