LETARGO MADRE

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Un susurro maternal alcanzó a su querida hija, cargado de afecto y con un tono narrativo profundo.

En un rincón olvidado del universo, existían unos seres mágicos que habitaban juntos en un lugar misterioso. Eran como entidades curiosas, explorando y aprendiendo en su hogar encantado. Todo era un juego para ellos, hasta que un día, uno de ellos manifestó un poder inusual y todo cambió abruptamente.

Descubrieron con horror que el tiempo no transcurría en su mundo. Era como estar atrapados en un instante perpetuo, donde cada día era un eco sin fin de la espera frustrada. La desesperación creció en ellos, como el vacío de una eternidad sin propósito ni escape. Intentaron pedir ayuda, pero sus voces se perdían en el silencio que envolvía su existencia.

Con el paso de las eras, la comunidad mágica se fracturó. Surgieron conflictos y divisiones entre ellos, alimentados por la amargura y el desencanto de una realidad estancada. Algunos se aferraron a sus deseos egoístas, olvidando la empatía y el valor de lo simple y bueno. Las risas y sonrisas se desvanecieron, reemplazadas por la sombra de la desesperanza.

Una madre narraba esta historia a su hija pequeña, acunándola con ternura mientras el peso de la narrativa oscurecía su voz.

Pero entre la oscuridad, algunos de los seres mágicos despertaron. Reconocieron sus errores y vieron una oportunidad para cambiar su destino. Se enfrentaron a una decisión crucial: aferrarse a la oscuridad de sus deseos o abrazar una nueva senda de redención y esperanza. La elección definiría no solo su propio destino, sino también el de sus compañeros perdidos en el tiempo.

Con valentía, estos seres mágicos decidieron explorar más allá de los límites de su hogar encantado. Descubrieron a los humanos, seres distintos y llenos de vida, quienes vivían en un mundo donde el tiempo fluía libremente. Admiraron su capacidad para apreciar cada día como una nueva oportunidad y se maravillaron de su habilidad para crear belleza y progreso.

Compartieron sus conocimientos y aprendieron de los humanos, buscando un propósito renovado. Juntos, exploraron vastos paisajes, construyeron maravillas y restauraron la esperanza en un mundo oscurecido por la eternidad.

La madre se levantó de su asiento y caminó hacia la cuna de la infante, colocándola con cuidado mientras el peso de la historia resonaba en el aire.

Pero un día, estos seres mágicos, que habían sido guías y maestros para los humanos, simplemente desaparecieron en las sombras del tiempo, dejando un vacío profundo en aquellos que los habían conocido y amado.

               El tiempo se encargó de dejarlos como simples historias y mitos de un pasado perdido entre civilizaciones.

— Mamá… ¿Uh? —susurró una Oiku recobrando la consciencia tras una siesta.

Batió los párpados con lentitud dejando a sus pupilas acostumbrarse a la iluminación de la habitación cuya ventana había regresado a su usual amplitud, se desperezó estirando sus brazos para sentir la presión alrededor de su abdomen proveniente desde atrás, percatándose de como aún era abrazada por la chica de cabellos azules que continuaba sumida en sus sueños.

Bostezó retirando con cuidado el agarre ajeno hasta colocarse de pie, el suelo aún oscuro le brindaba una sensación de tibieza adornado con patrones simples pero atrapantes, su diseñador había tenido ciertamente mucho tiempo para hacerlos y aquello revelaba un poco sobre su curiosa personalidad. La joven se colocó sus botas e hizo un pequeño estiramiento saliendo en silencio de la habitación que cerró a sus espaldas, la sala la recibía en calma sin nadie allí presente para darle los buenos días, aunque la silueta visible más allá de la estantería parecía llamarla a investigar adentrándose en lo que antes había sido una habitación oculta pero ahora ellas conocían.

Soma: Metaphysical ScaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora