Soma: Metaphysical Scale

CHICA DE INTERÉS Y DOLOR

Sólo uno siguió de pie.

                         Una predicción inicial muy obvia que se cumple, a mala suerte no fue como muchos esperaban.

Ella conoce esa sensación...

Estaba a punto de perder a alguien más en su vida.

Debía hacer algo, pero su cuerpo no reaccionaba.

                         Iba volver a suceder.

...

— ¡No! —gritó Oiku levantando un brazo hacia el frente y temblando— ¡No lo mates, por favor!

— ¿Eh? No te metas en esto y espera tu turno —comentó agitando su muñeca—. Cuando acabe con él iré contigo. — volteó a ver a la niña.

Ella no sabía por qué habló, fue testigo del gran poder que ellos desataron y lo poco que era capaz de ver al intentar seguirlos con su vista.

Ella solo habló, sin pensar.

                                                  “ Tiene miedo. ” 

                         “ No puede ni dar un paso al frente. La pobre está aterrada. ”

Hablaron las voces, notando que ella estaba temblando mientras le hablaba, inmóvil.

Oiku sabía que no podría hacer nada, al menos no por su cuenta.

Ni siquiera estaba segura que si la personita de su cabeza sería capaz de hacerle frente al enemigo, pero quedarse sin hacer nada era algo que no se podía permitir.

— No, ya no más... — dijo Oiku en voz baja.

— ¿Qué has dicho? — respondió Richo quien no escuchó bien sus palabras.

...

— No quiero perder a otra persona. No quiero ver a nadie más morir frente a mí —Oiku hizo un puño en sus manos y apretó con fuerza—, sin poder hacer nada al respecto... No lo voy a permitir.

Richo se echó a reír, y volvió a ver a Irden, que estaba prácticamente acabado.

— Oiku... —dijo en su mente el samurai.

Irden pudo escuchar las palabras de la niña, a pesar de tener la espada en su boca intentó sonreír. La sangre salía de su boca y recorría su mejilla, goteando hasta el suelo.

— No tengo fuerzas para seguir —Irden concentró todo lo que tenía y apretó la mano que sostenía su espada—. Sin embargo esa niña...

Él casi no conocía a Oiku, no hablaron mucho, pero de lo poco que hablaron se pudo dar cuenta de que ella era especial.

En ese combate su honor y código estaban en juego, y perdió.

Se iba a dar por vencido por esos errores que le costaron la victoria, pero quién lo veía pelear nunca dejó de creer que se podía.

...

—Irden... — dijo Oiku con una voz quebrada.

— Es lamentable. — dijo brevemente Richo y colocó su otra mano sobre la espada a punto de clavarla y terminar con su sufrimiento.

...

Pelea hasta el final, hasta que ya no te quede extremidad para continuar.

... Eran palabras que su abuelo le repetía cada día hasta su muerte, palabras que tenían un significado real y debió aplicar siempre, incluso ahora.