Capítulo 2

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Sunghoon.
4 días después.

Miro fijamente sus cuerpos. Primero mamá y luego papá. Parecen personas de cera. No son reales. Papá tiene las mejillas sonrosadas, por el amor de Dios. Si supiera que la funeraria le puso maquillaje, se volvería loco. La idea de que se siente y se quite el colorete de sus mejillas me hace reír.

Inapropiadamente.

—Sunghoon —Advierte Heeseung, irritación en su tono.

Se para cerca del ataúd de mamá y le ajusta el cabello para que su flequillo no cuelgue sobre sus ojos cerrados. Ella tampoco se parece a sí misma. La forma en la que le arreglaron el cabello recuerda a un mal video musical de los ochenta. Si no estuviera muerta ya, moriría de un infarto.

Me río de nuevo.

—Sunghoon —sisea mi hermano, disparándome una mirada aguda.

Me trago la risa porque la gente llega para ver los cuerpos. ¿En qué clase de sociedad enferma vivimos donde esto es algo? Mamá y papá ni siquiera se parecen a la gente que conocimos y amamos, sin embargo estamos aquí mirando sus cada eres inmóviles y susurrando cosas que no pueden oír.

Es una estupidez.

¿Dónde estás papá? ¿A dónde fuiste cuando dejaste ese cuerpo?

Mis preguntas quedan sin respuesta. Siempre lo hacen.

—¿Cómo lo llevas? —pregunta una dulce voz.

Sin levantar la vista, sé que que la voz pertenece a Sim Jake. El novio de mi hermano desde hace mucho tiempo. Su perfume me llena las fosas nasales y trato de no estremecerme.

—Bien —Respondo y finalmente lo miro.

Su brillante cabello rubio ha sido acomodado hacia un lado. El traje negro que lleva es sencillo, pero no puede ocultar el hecho de que Jake es atractivo. De forma descarada, miro su trasero, sin duda es pomposo, y deseo que me bendigan en ese departamento. Papá solía decir que los Lee no necesitaban un gran atractivo o un gran trasero, teníamos sonrisas en su lugar.

No estoy sonriendo ahora.

Estoy deseando un culo más grande. En el funeral de mis padres.

Jake me abraza por el costado, aplastándome con su potencial cuerpo. Me pregunto si mi Heeseung está obsesionado con este calor corporal. De alguna manera ha mantenido a mi hermano amarrado todo este tiempo, y no es por su personalidad ganadora.

Una sonrisa tira de mis labios.

—Ahí está mi chico —Dice. —Tus padres estarían felices de verte sonreír.

Miro más allá de él y me encuentro con la molesta mirada negra de mi hermano. Mi sonrisa cae. La desaprobación en sus ojos es abrumadora a veces. Lo entiendo. El es chico de oro y yo la oveja negra. En fin. Heeseung es el chico Lee que se irá y hará grandes cosas mientras yo me quedo aquí reflexionando sobre el significado de la vida. A veces pienso que Dios se equivocó. Accidentalmente me metió en esta tierra, cuando era más adecuado para algún agujero oscuro de la existencia.

Jake me sonríe.

Hay demasiada luz aquí.

Dando la espalda a su sonrisa de apoyo y al resplandor de mi hermano, acercó mi pulgar e intentó borrar el rubor de la mejilla de papá. Su piel está fría y con una sensación asquerosa. Tan pronto como la toco, me hubiera gustado no hacerlo. Pero ahora me doy cuenta de que el rojo se está saliendo, me dedico a verlo hasta el final.

—Anímate, Sunghoon.

Esas fueron las últimas palabras que me dijo papá. No entendía por qué tenían que hacer una fiesta de aniversario sin mí. Yo era su hijo. Si me hubieran llevado con ellos, estaría un tercer ataúd conociendo el significado de la vida. Estaría bailando en algún lugar en la oscuridad. Solo. Feliz. En paz.

Heeseung tendría que preocuparse por el hecho de que quisieran depilar mis gruesas y oscuras cejas porque ya le he dicho antes que las cejas pobladas son el estilo ahora y querría honrar eso. Les diría que me sacaran el aburrido traje que sin duda me pondrían y me dejaran usar mi camiseta roja favorita que le robé antes de que se fuera a la universidad.

Alguien solloza fuerte y me río de ellos.

Me río hasta que me doy cuenta de que el que solloza soy yo. Soy un desastre.

—Anímate, Sunghoon.

Jake intenta abrazarme, pero lo aparto de mí. Papá se ve como una niña ahora mismo y necesito arreglarlo. Sus labios están tirando de un ceño fruncido permanente.

—Anímate, papá —susurro, mis lágrimas salpicando su cara mientras me ocupo de que no quede enterrado pareciendo más a una mujer que mamá.

—Sunghoon —Advierte Heeseung, su calor corporal detrás de mi, haciéndome saber que está cerca. —Detente.

Ignorándolo, froto, froto y froto, las lágrimas nublando a papá delante de mí, hasta que me tiran unos brazos fuertes. Pataleo, agito y grito, pero mi captor es demasiado poderoso. Soy arrastrado a una habitación privada, y la puerta se cierra detrás de nosotros.

Ya no puedo luchar, colapso en los brazos de Heeseung. Afortunadamente, es lo suficientemente fuerte para los dos. Soy incapaz de seguir con una cara valiente como la de él. Aparte de esta noche, apenas veo alguna emoción de él. Es capaz de compartimentar sus sentimientos. Es injusto.

Me aferro a su traje, sin duda esparciendo el maquillaje de papá por todos lados, mientras lloro contra él. Mi hermano y yo siempre hemos luchado, pero ahora mismo él es la fuerza que necesito. Me abraza ferozmente. Su boca susurra promesas de que siempre me cuidara, que estaremos juntos, unidos, que no me dejara solo.

Dios, como quiero creerle.

Pero en cuanto termine el funeral, hará las maletas y nos dejará. Dejará a su hermano muerto y a su novio atractivo. Me dejará para que recoja todos los pedazos mientras él batea la pelota y enorgullece a America.

Mi corazón, que me duele tanto, comienza a adormecerse. El entumecimiento corre por mis venas y por cada terminación nerviosa.

—Todo va a estar bien —Dice Heeseung, imitando el molesto discurso de la tía Jihyo. Sus palabras envían un destello de ira que surge a través de mí.

—No, Hee —hablo. —No estará bien. Nuestros padres están jodidamente muertos.

Hace una mueca de dolor y mira por encima del hombro como si se avergonzara de mis palabras. La misma reacción de siempre. Cada vez que uno de sus amigos, entrenadores u otro padre veía a su odioso hermanito actuar, miraba por encima del hombro. Con un gruñido furioso, lo aparto de mí.

A pesar de ser mucho más alto que yo y cargar al menos 100 libras más que mi pequeña estructura, lo tomo desprevenido. Tropieza y casi se cae. La ira arde en sus ojos negros mientras se acerca a mí. Sus dedos aprietan mi bíceps mientras me agarra.

—Cálmate, Sunghoon —dice.

Intento soltarme de su agarre y empujarlo de nuevo, pero me tira hacia él. Sus fuertes brazos me encierran en un abrazo del que no puedo salir. Mi mezquino hermano mayor me sostiene ycontinúa susurrándome garantías.

Por un momento, le creo.

Juntos, creemos sus mentiras.

Pero nada volverá a estar jodidamente bien.

Nunca más.

LEE ⛓️ HEEHOON []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora