Capítulo 4

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Sunghoon.

—Vamos —dice la tía Jihyo mientras aparca frente la farmacia. —No te voy a dejar aquí solo.

Probablemente piensa que robaré su precioso Lexus. Poniendo los ojos en blanco, salgo del coche y la sigo hasta el edificio. Llegaremos tarde a la escuela esta mañana, pero, ¿cuándo llegamos a tiempo? La escuela debe estar cansada de mí también, porque siguen anotando mis tardanzas y asistencias como —todavía lidiando con la muerte de sus padres—

No hay forma de lidiar con ello.

Sólo la muerte.

Es un pensamiento constante en mi mente. Cada mañana cuando abro los ojos, cada noche cuando me duermo, y cada momento intermedio. Se han ido.

La tía Jihyo me deja para ir a la farmacia. Navego por los pasillos. Tal vez robe algo para hacerla enojar. Sonrió cuando me encuentro con alguien más. Deja caer un test de embarazo a mis pies.

Me agacho para recogerlo, pero antes de que pueda mirarlo la persona habla.

—Hola, Sunghoon —dice.

Levanto la cabeza y miro los ojos rojos de Jake. —¿Qué es esto? —exijo mientras agito la caja delante de él.

La saca de mi mano y mira nerviosamente por encima del hombro. —No es asunto tuyo.

—¿Estás en cinta? —preguntó con voz chillona.

—No me eh estado sintiendo bien —me responde. —No lo sé.

Todo lo que puedo pensar es en Heeseung. El deseo de mamá de que él termine la universidad y se preocupe por Jake más tarde. Él está seguro de que esta es la vía rápida para traerlo de vuelta a casa. Y por mucho que me guste tener a mi hermano cerca, especialmente ahora, me molesta.

—No puedes hacerle esto —le digo de golpe.

Sus ojos se abren de par en par, en shock —¿Hacer qué?

—Atraparlo —siseo. —¿Has oído hablar de los anticonceptivos?

Me mira fijamente, lágrimas en sus ojos azules —¿Qué te pasa?

Esa es la pregunta del millón. Todo.

Todo está mal conmigo.

Es por eso que estamos en la estúpida farmacia en primer lugar. La tía Jihyo cree poder curarme con medicamentos.

—No le hagas esto —le suplico, con mi voz entrecortada.

Jake frunce el ceño. —No puedo evitarlo ahora ¿verdad?

—podrías terminar...

—¡Sunghoon! —La tía Jihyo grita desde el final del pasillo. —Vamos, ya llegas tarde.

—Yo nunca haría eso —Me dice Jake, con su labio inferior temblando. —Nunca.

—No —Escupo. —Porque en lo único que piensas es en ti mismo.

Alejándome de él, paso a la tía Jihyo y salgo corriendo por la puerta.

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