Capítulo 9

182 27 20
                                    

Heeseung.

Estoy perdiendo la cabeza.

Con rapidez.

Siento que en algún lugar desde la muerte de mis padres, hemos cruzado una línea. Cruzamos una línea que los hermanos normales no cruzan. Una línea que de alguna manera pasamos sin darnos cuenta.

Mierda.

No sé qué hacer. Mi mente se tambalea y aún así no puedo apartar los ojos de él. Cada risa me mantiene como un rehén. Cada sonrisa cuando me sorprende mirando.

—¿Allí? —pregunta, señalando donde algunas personas están acampando.

Preferiría no hacerlo, pero nos estamos quedando sin opciones. Está oscureciendo y estar en el río de noche no es seguro.

—¡Oye! —grita un hombre con una barriga gigante y una barba gris. —Pueden acampar aquí, no mordemos.

Una mujer con una barriga igualmente grande se ríe. —Habla por ti mismo, Jack.

Sunghoon se ríe de ellos y toma la decisión por mí. Acamparemos con estos ancianos. Salto y Jack se mete al agua para ayudarme. Juntos, tiramos de la balsa en las orillas.

—Soy Jack Franks y esta es mi esposa Susan.

—Ustedes llegaron justo a tiempo. La cena está en el fuego. —Dice ella, sonriendo, tiene una cicatriz en su mejilla izquierda, pero ojos amables.

—Algo caliente le gana a los sándwiches de la nevera —digo con una sonrisa. —Soy Heeseung y este es...

—Tu novio es tímido —interrumpe Jack, con una amplia sonrisa en la cara. —No somos tan antiguos muchacho. —Sus ojos se dirigen a Sunghoon. —Soy como santa, nene. Una vez que me conoces quieres sentarte en mi regazo.

Ni Hoon ni yo lo corregimos.

Susan resopla y le da una bofetada en el brazo. —Asustas a estos niños. Heeseung, ignóralo. ¿Cariño?

—Sunghoon —responde. —Gracias por invitarnos.

Sunghoon viene a pararse a mi lado. Está nervioso así que lo rodeo con un brazo y lo atraigo hacia mí.

—¿Porque no vas a ayudar a Susan y yo trabajo en la instalación de la carpa?

Él asiente y sigue a Susan hasta el fuego. Jack me guiña un ojo.

—En nuestra época los hubieran echado a la hoguera. —dice, y trago fuerte. Ellos no saben que somos hermanos. —Susan tenía dieciséis años cuando nos conocimos. Le puse tres bebés antes de que cumpliera veintiuno —presume. —El tuyo es joven ¿eh?

—Cumplirá dieciocho años en abril.

Asiente con la cabeza. —No soy la ley, tu secreto estará a salvo conmigo.

Debería decirle que es mi hermano, pero hay algo prohibido y atractivo en fingir que no lo es. —Gracias.

Silba y parlotea mientras levantamos mi pequeña tienda. Es para uno, pero a Sunghoon le gusta acurrucarse de todos modos.

Ronco —Advierte. —Así que no te preocupes de hacer ruido. —Mueve las cejas.

Riendo pongo mi mano sobre su hombro. —Estaremos en silencio.

Cuando el sol desaparece por completo, la temperatura baja. Sunghoon está de pie junto al fuego, temblando mientras come una hamburguesa. Bajo la mía rápidamente y localizo la manta de nuestra tienda. Cuando vuelvo me siento en la arena y hago un movimiento para que Sunghoon se siente conmigo. Él corre hacia mí y se sienta entre mis piernas abiertas. Envuelvo la manta al rededor de nosotros y lo caliento.

LEE ⛓️ HEEHOON []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora