Capitulo 11 una linda noche para acampar y hablar.

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Las chicas aceptaron la sugerencia, unas porque querían que no terminase sus momentos de felicidad y otra por que era vergonzoso verse en esa situación, hundida por el alcohol y por el amor, mala combinación. Ambas se marcharon de la habitación de la rubia, al salir Star pensaba rápidamente... no podía ir a la suya, no debía ni acercarse y menos con Kalisto, tenerla dentro de las instalaciones tampoco era aconsejable después del atentado quizás algunos necios buscarían culpables y ella era nueva, un objetivo de desahogo de algunos. Así que simplemente la cogió de la mano, eso se estaba haciendo una costumbre, Kalisto no renegó el agarre, incluso parecía que la apretaba más como tratando de no soltarse más. Star vio a Monty, se le acerco soltándose del agarre de la pelirroja, necesitaba pedirle un gran favor, el joven asentó con la cabeza y desapareció corriendo, después de unos minutos ambas mujeres se encontraba en la entrada principal esperándole, cuando este llego con dos sacos de dormir y una mochila. Star se lo agradeció con un abrazo y volvió a coger del brazo de Kalisto y empezaron a andar alrededor de Arkadia, hasta terminar en un descampado al otro lado, que daba justo a una ventana. Kalisto extrañada miro el lugar.

Star—Nadie nos va a molestar, además esa ventana da a la habitación de Clarke, si nos necesitan estarás cerca.

Parecía que la conociera muy bien, sabía que tenía que estar cerca de la morena, no entendía el porqué, era todo muy secreto, y aunque Clarke le había dicho el nombre de Lexa, no asimilaba quien era, pues jamás la conoció. Sabía que Kalisto tenía que estar cerca por si las cosas se complicaban, vieron como la luz de la ventana se apagaba. Star echo una sonrisa perversa, sabía lo que eso significaría, no era tonta... incluso ella en su lugar lo aria pasara lo que pasara a su alrededor, de repente sintió que Kalisto se le acercaba con intención de besarla. Ambas estaban en el suelo sobre los sacos de dormir, pero esta vez no iba a dejar que el alcohol o las circunstancias de sus deseos la manipulasen.

Star—Tenemos que hablar.

Kalisto--¿Ahora?—salto frutada y molesta.

Star—No sé nada de ti hace meses... y de repente apareces, tus ojos me odian pero me besas, y luego me rechazas. —parecía muy dolida.

Kalisto--¿Estás prometida?—aunque le doliese, ya sabía la respuesta, pero quería saberlo de sus labios.

Star--mmm....—resoplaba, no sabía cómo decirle o lo que temía más es que aria al saber. –Estoy casada.—dijo dolida, realmente dolida.

Kalisto—Entonces... disculpa mi comportamiento.—dijo sin más tumbándose dándole la espalda.

Star—No... no me vas a dejar así, dime algo...--dijo suplicante haciéndola que se diera la vuelta de golpe.

Kalisto—Estas casada y no me lo dijiste en su día. Te vi hace tiempo, quise acercarme al campamento pero te vi desde lejos abrazada a alguien...--estaba dolida, pero se planteaba seria.

Star— Pensé que estabas muerta, hacía un mes que vinimos aquí, mucha gente hizo locuras nuestro canciller Pikes prometía locuras y muchos la seguían, lo deseaban... provocaron muertes. Y creí... que tu serias una de esas muertes...—sus ojos se empeñaron de lagrimas.

Kalisto--¿Por qué creíste que estaría entre esas muertes?...—estaba extrañada, pero intento abrazarla, lo cual, no fue negado el apego, la acariciaba la cabeza para calmarla.

Star—No sé... pensé que si no volviste es que eras parte del ejercito terrestre que masacraron los míos... me dijiste la última vez que nos vimos que trabajabas en algo grande, creí que seria que estabas en el ejercito de la coalición. —decía apenada mientras se dejaba acariciar por la pelirroja.

Kalisto—Mi trabajo era diferente... era sanadora, iba a cuidar y velar un cuerpo...--recordaba los incidentes que paso antes de llegar ahí. —debía cuidar y velar el cuerpo de Lexa, de la comandante Heda.—la confesó.

Star—¿Ella es Lexa? –pregunto resolviendo el misterio de todo lo que las rodeaban a las mujeres, no lo tenía muy claro, pero quería saber si estaba en lo cierto.

Kalisto—Así es... la dispararon, pero no murió... afortunadamente se encontró conmigo y pude salvarla... durante este tiempo la he cuidado, siempre fue como una hermana pequeña para mí. —Decía con cariño, pero de repente cambio su voz, se volvió más seria y ronca, como si le costara preguntar.--¿Entonces tu marido...?

Star—No sabe nada... de hecho hace tiempo que no dormimos en la misma cama... no sé porque no le quiero... algo me decía mi interior que estaba mal, cuando le volví a ver aquí en el campamento me alegre de que estuviera vivo... pero solamente fue eso, alegría de verle vivo... él quiso que volviéramos a ser una pareja y en un principio lo acepte...--levanto la mirada para encarar los ojos preocupado de Kalisto.—pero no lo quiero, ni le quise... mi alma y mi corazón me decían que me alejara, y así lo hice...--quería besarla pero no estaba segura que aquellas confesiones hicieran mella en el corazón de la guerrera.

Kalisto—Todos hemos cometido errores, yo debí decirte que me acompañaras la última vez... pero temí que no aceptaras o que al llegar a Polis no pudieras adaptarte.—sutilmente le secaba las lagrimas de su rostro, pero con su labios...--Necesito...

Necesitaba besarla... fuera el alcohol o las ansias de hacerlo, pero lo necesitaba, era como si toda la rabia en semanas casi meses desaparecieran de golpe ante aquellas confesiones, necesitaba sentirla, hacerla suya, intentar borrar malos pensamientos de que alguien la habría tocado, necesitaba reafirmar que era suya y de nadie más, cuando sus bocas se encontraron sus lenguas danzaron una balada que ya conocían bien, mientras las mano derecha de Kalisto fue descendiendo poco a poco, entre gemido y gemino... una mano la paro las intenciones.

Star—Aquí no...--decía suplicante...--no es que no lo desee... en la última hora era lo que más deseaba, pero ahora no... no aquí por favor.—le dolía el alma, pero no quería que fuese así, en sus estado de embriaguez.

Kalisto—de acuerdo...

Resoplo, intentaba calmar su corazón y sus ansias, pero tenía razón, no era lugar ni el momento, por más que la necesitara debía respectar su decisión, así que simplemente se recostaron las dos, Star sobre su pecho, la cubrió con uno de los sacos y ambas se quedaron dormidas. Aunque la guerrera no tenía ganas de dormir, debía estar vigilante, no solo por su amiga, sino también por Star... no quería que nadie ni la viese así con ella, ni que la hicieran nada, pero el sueño podía con ella, poco a poco cerró los ojos muy cansado dejándose llevar por el mundo de los sueños y recuerdos...

Ángel Guardian (Lexa y Clarke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora