Capitulo 2: La enemiga de la humanidad. 2ºparte

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Tiempo presente... Los preparativos fúnebres se estaban realizando en la plaza de Polis, todo el mundo asistió, nadie quería perder la oportunidad de despedirse de su comandante, los embajadores de los clanes estaban furiosos así no dictaba la ley, así no era la tradición, pero quien iba a ser el valiente de oponerse al hijo de la Reina Nía, si ella era cruel y sanguinaria como seria su hijo.

La sala del velatorio fue despejada con el cuerpo inerte de la sirviente que Titus mato, no había ni una vela encendida, pero una luz proyectada, como una linterna, apareció por los pasillos oscuros llegando a la sala velatorio de los comandantes, era ella. Kalisto, vestida como una autentica Guerrera Trikul, armada hasta los dientes, aunque si la descubrieran... cosa que era poco probable, no debía llevar armas en Polis era la ley, pero eso no iba mucho con ella, debía recuperar el cuerpo de la comandante, llevaba días ahí y no sabía si en el fondo era su mente quien le jugaba malas pasadas, llevaba años teniendo visiones, como de otra realidad, en cuanto se descuidaba, pero eso no le iba a prohibir su misión, sabría si la comandante estaba viva o muerte, si lo estuviera, que mejor lugar que en la tumba mortuoria de la primera comandante, después de todo dentro no había un esqueleto... cosa que se sorprendió, pues cuando fue requerida para el trabajo, le dijeron a ciencia cierta que ahí estaban sus restos, ya había experimentado muchas cosas extrañas en los últimos años, demasiada información su cabeza iba a estallar algún día, y quizás ésta era su última oportunidad de devolverle el favor a Lexa, de limpiar su honor.

            Con cuidado volvió a presionar el botón que antes presionó para meter el cuerpo de su amiga, se tapo la boca por si de un casual realmente lo que metió ahí fue un cuerpo muerto y los gases putrefactos empezaran a salir, pero no, ahí la tenía tan perfecta como siempre, se acerco a ella, puso sus dedos en el cuello para comprobar el pulso y tenía, débil pero tenía, sus ojos se abrieron de repente lo cual asusto a Kalisto.

Lexa—Clarke... Luna no.

      Y volvió a cerrar los ojos de repente, ¿era una pesadilla, o una advertencia? Kalisto no podía investigar, debía alejarse de Polis, debían desaparecer por un tiempo, al menos hasta que Lexa despertara del todo, hasta que caminase, o al menos hablase más de seguido, aquello iba a ser una locura para Kalisto, pero por su comandante intentaría mantenerse en pie. 

La saco con cuidado de la tumba, había llevado hasta ahí una carretilla con muchas pieles, la deposito ahí, y la cubrió, dentro tenía todo lo necesario para pasar unas semanas lejos de la vida en Polis o aldeas, para vivir al intemperie, antes de cerrar la tumba se fijo en su interior, todo pulcro, blanco y de repente una caja negra apareció de la nada, lo cogió extrañada y lo miro, de repente se abrió como si al rozar con las yemas de sus dedos aquella caja la reconociera a Kalisto, apareciendo un teclado y una pantalla, y ahí estaba la mujer odiosa morena, pero ésta era diferente de la que recordaba Kalisto en su juventud.

--A quien le importe; Esto salvara a la humanidad... 

             No era tiempo de escuchar tonterías, lo cerro rápido y lo guardo junto a Lexa, cerro la tumba y se marcho de la sala, conocía cada rincón del lugar, no solo por su breve estancia ahí sino por los últimos días valorando como escapar con el cuerpo de Lexa sin que nadie la descubrieran, y entre las sobras, pasando por pasillos, llegando a una habitación muy pequeña con una estantería llena de pergaminos enfrente de ella, cerró la puerta tras de ella, era suficiente para entrar la carretilla y unas cuantas personas más, aquella habitación era muy extraña aunque Kalisto no quiso saber más.

 Titus pasaba horas ahí, solo estaba la estantería con los pergaminos enfrente de ella, pero lo curioso que Kalisto había descubierto un pasadizo secreto detrás de la estantería, y lo uso antes para averiguar donde la conducía, en el fondo era su pasadizo de fugas, cuando iba a visitar a su estrella y ahora lo necesitaba para salir con vida. Con mucha fuerza metió la carretilla, y detrás de ella volvió a colocar la estantería en su lugar, y se adentraron por aquel túnel con destino a la libertad...

Ángel Guardian (Lexa y Clarke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora