capitulo 8 : el reencuentro. Primera parte

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A pesar del pacto y a verla prometido a Lexa salir del bunquer, su amiga no estaba en condiciones de moverse mucho, tenía que recuperarse poco a poco, además tenía que aprender cosas del pueblo celeste, información que la misma Kalisto sabía, no sólo por su estrella sino por los últimos acontecimientos sobre las centrales nucleares, cosa que era muy preocupante, pero a Kalisto le era indiferente.

Kalisto—Todos moriremos algún día.—salto indiferente.

Lexa—No te entiendo... les ayudas en la ciudad de la luz, te arriesgas por mí, me salvas... y ahora no te importa que el mundo que conocemos se termine.

Kalisto--¿Y qué quieres que haga Lexa? No hay más milagros, ALIE Controlaba las centrales nucleares para que la dieran luz, porque la luz solar si nadie limpia los paneles no sirven, ella lo sabía, por eso mandaba a sus hombres a que la conectaran a las centrales, contra más centrales más alcance, más poder...--decía dolida, ella lo sabía, lo supo hace tiempo y se cayó.

Lexa--¡¡¡Lo sabías!!!—salto sorprendida.—Lo sabías y dejaste que Clarke apagase a ALIE...

Kalisto—ALIE era una amenaza, además tenía a todo el mundo por fin en sus garras, no se podía consentir.—era tajante con sus palabras, aunque sabía los riesgos que conllevaba aquello.

Lexa—Tengo que hablar con Clarke... necesitamos un plan.

Kalisto—Creo que ya lo tienen pero no te va a gustar... Están construyendo un Arka, pero sólo 100 se salvaran.

Lexa—Clarke no puede consentir eso, ella siempre trata de salvar a todos, incluso con su vida...--decía incomprensible.—debemos salir ya.

Salto tajante, ya estaba harta de seguir ahí, hacía semanas que la misma Kalisto le había fabricado un arnés para su pierna, parecido al prototipo de Raven, estaba frustrada viéndose igual que ella, pero era la única forma para poder caminar, montar a caballo y todo en general sino la otra alternativa era arrastrar la pierna e ir con muletas, cosa que la enfurecía más. 

Lexa se vistió con las ropas del pueblo celeste, Kalisto acicalo su cabello, ya no tenía diversas trenzas, ni nada... solo una trenza bien peinada y la gorra, aunque le molestase aquello, veía posibilidades, era más ligera que su ropa de combate y al fin de cuentas le quedaba bien. Kalisto en cambio no se iba a disfrazar, ella no tenía que ocultar quien era, y ya era muy normal que soldados y guerreros estaban juntos para proteger las líneas... por posibles atentados, los clases estaban deseosos de ocupar el Arka, ya casi todos sabían lo que iba a pasar, algunos lo aceptaban, otros era el instinto de supervivencia. Pero la pelirroja nada le preocupaba ya... ciertamente morir era algo que hacían todos la forma era la diferencia, ella y no tenía corazón, se lo destrozaron, solo tenía un pacto, un juramento... una amiga a la cual proteger aunque el mundo se terminase en unos días.

Al llegar vieron a los lejos fuego... el Arka que los salvarían estaba destruido, un grupo grande de la nación del hielo y soldados del pueblo celeste se estaban acercando, mientras el resto de los aldeanos Arkadíanos intentaban sofocar las llamas del Arka, su salvación había sido destruida... pero quien era el loco que izo tal cosa.

            Lexa solo tenía una imagen en su mente la de Clarke sobre un caballo junto a Bellamy realmente le odiaba, la gran mayoría de las cosas que habían pasado después del monte Weathert, eran por su culpa... casi matan a Clarke por él... casi la matan a ella por su pacto con ellos, porque creía en el pueblo celeste, y como dijo su amiga ya no era comandante, era una guerrera con ansias de venganza. Kalisto la detuvo, sujetándola del hombro derecho, y se acerco a su oído.

Kalisto—No es el momento.

Alzo la mano para llamar la atención al grupo que iba en caballo, por supuesto ahí estaba también el Rey Rohan y Clarke, al verlas la rubia las indico que se acercaran, se percato de la pierna del soldado celeste, y bajo apresurada al ver que ésta se cayó en su caminata, la intento ayudar, cuando sus ojos se clavaron en los ojos de Lexa... no podía ser, estaba ahí, era una visión, con sumo cuidado la acariciaba el rostro, ninguna de las dos se levantaba del suelo, las rodillas se estaban mojando por la húmedas de la tierra, pero Lexa quería que ese momento no acabase nunca. Entonces Kalisto se acerco a la rubia por la espalda y sutilmente le puso una daga en el cuello...

Ángel Guardian (Lexa y Clarke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora