Capitulo 9: "Soledad."

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Habían pasado días y noches en los que el grupo buscaba desesperadamente la Sala de Menesteres, sin ningún progreso visible. Luna, siempre ingeniosa, sugirió entrenar en una cueva oculta en el bosque, a falta de un lugar más adecuado.

Junto a Matilda, Jacob, Ginny, George, Fred, Cho, Neville y Draco, la cueva se volvió su refugio temporal. Era incómoda y estrecha, pero Harry logró organizarla de manera que pudieran practicar.

Mientras Luna practicaba un conjuro de desarme, Harry se acercó a ella para darle algunos consejos:

-Bien, Luna, lo estás haciendo bien, pero trata de soltar un poco más tu mano -dijo Harry-. Debe parecer que la varita se mueve sola.

Luna asintió con entusiasmo y continuó practicando, concentrándose en los movimientos de su varita. De repente, logró realizar el Expelliarmus con éxito, algo que la llenó de alegría.

-¡Lo logré, Harry! ¡Gracias! -exclamó Luna, emocionada, y sin pensarlo, se lanzó a abrazar a Harry.

Harry, sorprendido por el gesto repentino pero reconfortado por la gratitud de Luna, correspondió al abrazo. Justo en ese momento, Hermione, quien observaba desde lejos mientras practicaba con Ron, sintió una mezcla de incomodidad y celos al ver el abrazo entre Harry y Luna.

Mientras Hermione luchaba con sus emociones, un torrente de frustración y celos crecía en su interior. Sin darse cuenta, su varita vibró en su mano, canalizando su ira de manera inconsciente. De repente, un destello verde salió disparado de su varita hacia Ron, quien estaba concentrado en su propia práctica.

-¡Hermione, cuidado! -gritó Ginny, pero era tarde. El hechizo Stupefy lanzó a Ron varios metros hacia atrás, haciendo que chocara contra las paredes de la cueva con fuerza.

Matilda, con su aguda percepción telequinética, intervino justo a tiempo para amortiguar la caída de Ron, aunque no pudo evitar por completo el impacto. Ella fue la primera en llegar junto a Ron, preocupada y tratando de evaluar su estado.

Ginny, por su parte, se apresuró hacia Hermione, quien había soltado su varita en shock y tenía lágrimas en los ojos. La culpa era palpable en su mirada, y el miedo se reflejaba en su expresión mientras observaba con horror lo que había causado.

-Hermione, ¿qué pasó? -preguntó Ginny con voz suave, tratando de consolar a su amiga.

Hermione, incapaz de articular una respuesta coherente, simplemente negó con la cabeza y salió corriendo de la cueva, dejando atrás a sus compañeros que se apresuraban a ayudar a Ron.

-Debo ir por ella... -dijo Harry, pero una mano gigante lo detuvo, Jacob.

-Iré yo, acabo de ver unas criaturas pasar cerca, no creo que sean amigables, ya sabes de mi naturaleza...por lo pronto lleven a Ron a la enfermería. -dijo con una voz seria

-Pero...ella

-Harry, yo soy más fuerte y rápido en mi forma de lobo, cualquier cosa que pase, la mantendré a salvo. -volvió a decir, pero está vez con una voz resonante.

Harry dudó pero finalmente aceptó. Jacob salió de la cueva corriendo y al saltar, instantáneamente se transformó en lobo, rasgando su ropa.

Ginny se acercó con cautela atrás de Harry y puso su mano en el hombro del pelinegro -Jacob es bueno, sabrá que hacer.

Él afirmó, se dio la vuelta para ayudar a Ron, aún preocupado por Hermione

-Creí que sería la maldición asesina -dijo Draco, ayudando a Ron a levantarse.

-¿Porque? -insinuó Fred

-Por el color del conjuro, la maldición asesina es de color verde.

-No lo era, la varita puede cambiar el color del hechizo o conjuro dependiendo de la emoción de cada uno -dijo Matilda -Pero...la emoción debe de ser muy fuerte.

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