(...)
“¿D-dónde estoy? ¿Qué es este lugar?”
No había nada más que paredes blancas rodeándolo; estaba solo en aquel extraño lugar.
“¿Qué es esto...?”
Comenzó a caminar en cualquier dirección, sin tener idea de lo que podría encontrar.
“No tengo varita, pero... se ve muy tranquilo. Aunque... demasiado brillante.”
Se detuvo por un momento, mirando a su alrededor, tratando de ver si algo había cambiado. “Sigue sin haber nada...”
De pronto, el entorno comenzó a transformarse. El lugar le resultaba extrañamente familiar. “Ya lo recuerdo... claro, es la montaña donde conocí a Luna aquella vez.”
Harry comenzó a caminar hacia donde recordaba que se habían sentado a platicar. “Qué raro... ese soy yo... y Luna.”
Frente a él, Harry y Luna estaban inmóviles, sentados bajo el mismo árbol, como si el tiempo se hubiera detenido. Ninguno de los dos mostraba señales de vida.
Harry observó la escena con asombro. “Esto debe ser un sueño... ¿Así es como me veo? Ahora entiendo por qué a Ron no le gusta la ropa que hace su madre...”
Después, su mirada se posó en Luna, quien sonreía con serenidad. “Claro, fue justo después de enseñarle mi patronus. Pero... ¿qué significa esto?”
De repente, una sensación de incomodidad lo invadió. Algo no encajaba.
(...)
Fuera de su mente, los tres maestros más poderosos de Hogwarts estaban reunidos en la habitación de Harry.
—Albus, ¿estás seguro de que debemos continuar? —preguntó Snape, su varita desprendiendo un tenue rayo de luz que conectaba con la cabeza de Harry.
—Estoy seguro, Severus —respondió Dumbledore, firme en su decisión—. Sé que no es correcto influir en sus sueños y recuerdos, pero al menos así tendrá motivos más claros por los cuales luchar. Esto lo hará más fuerte.
Snape no tuvo más remedio que concentrarse y continuar con el hechizo, guiando los recuerdos ocultos de Harry hacia la superficie.
—Sabemos que el joven Potter es fuerte —comentó Snape, con el ceño fruncido—, pero no entiendo, Albus. ¿Por qué dejarlo inconsciente para que desbloquee recuerdos que ni siquiera sabe que tiene?
—Lo sé, Severus —dijo Dumbledore en tono grave—, no me siento orgulloso de esto, pero si este es el camino para ayudarlo a entender sus razones para luchar, debemos intentarlo. Harry es el Elegido, después de todo.
McGonagall, que había estado observando en silencio, finalmente habló, su voz cargada de preocupación.
—No lo apruebo, Albus. Estás jugando con los recuerdos y la mente de un joven, invadiendo su privacidad —exclamó, acercándose con una mirada severa—. ¡No hay nada moral en esto!
Dumbledore suspiró, con el peso de la decisión reflejado en su rostro.
—Es por eso que le pedí a Severus que lo hiciera —dijo suavemente—. Es su padre, Minerva... y se ofreció a hacerlo.
McGonagall quedó en silencio, sorprendida. Aún estaba asimilando la información.
—Pero aún así, Albus... —comenzó a decir, pero Snape la interrumpió.
—Tranquila, Minerva —dijo Snape, con la concentración aún puesta en el hechizo—. No intento ver más de lo necesario, pero algunos de los recuerdos de Harry se interponen... y son inevitables.
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Destinos Entrelazados
Fiksi PenggemarTras la resurrección de Lord Voldemort y la muerte de Cedric, cada quien del trio dorado regresan a sus hogares. Sin embargo, Hermione comete un pecado, en lo que busca la ayuda de Harry. (Los personajes e historia le pertenecen a J.K.Rowling)