Capítulo 19: "Desertor"

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(Recomendado escuchar la canción, digamos que es de Harry para Hermione)

Luego de las navidades, todo el ejército de Dumbledore, a excepción de Ron, había vuelto a entrenar nuevamente.

Y era una noche fria y lluviosa. Snape, estaba reunido en el despacho de Dumbledore, hablando del entrenamiento de Harry.

—Entonces, ¿ya ha terminado? —preguntó Dumbledore, contemplando a su fénix.

Severus asintió mirando a la ventana. —Ha terminado, aunque estoy seguro de que Harry logrará más que lo que le he enseñado. —miró hacía Albus.

—Uh, Harry. Supongo que es la primera vez que te escucho nombrarlo por su nombre, ¿acaso ya te has encariñado con él?

Snape solo miró fuera de la ventana —¿Crees que ya puede volver con su grupo? —dijo con su típica frialdad.

—Estoy seguro, presiento que has hecho un gran trabajo, puedo sentir la magia de Harry más fuerte que nunca. Eres un buen mentor Severus, ¿que tal si te tomas el dia libre mañana? —Dumbledore se sentó en su silla, soltando un suspiro cansado por su edad.

Severus se acercó cautelosamente cerca del escritorio de Dumbledore. —Debo de irme. —dijo.

—Claro. Saluda a Harry de mi parte. —dijo Dumbledore con una voz calmada.

Snape dio media vuelta sin responder, ocultando una expresión que casi parecía reflejar un conflicto interno. La puerta se cerró tras él con un leve chasquido, y el silencio regresó al despacho de Dumbledore. El anciano director observó el fuego chisporroteante en la chimenea, con una mezcla de preocupación en sus ojos.

Snape caminó hacia su propio despacho, dónde entrenaba a Harry, al abrir la puerta pudo ver como Harry escribía algo en un libro.

—¿Porque no estás en cama? —preguntó Snape con una voz sombria.

—Lo siento, estaba... —señaló el libro

Severus se acercó para ver el libro, escribía otro libro de guía mágica para el ejército de Dumbledore.

—Ya no necesitas escribir eso, mañana volverás a Gryffindor. Ya no puedo enseñarte nada más. —dijo Snape.

Harry abrió sus ojos sorprendido, soltó la pluma entintada y se levantó de su asiento. —¿Estás seguro? —preguntó aún sorprendido.

—Si, ahora es tu turno de enseñarles a ellos aprender a defenderse. —su voz era sombria pero a la vez con un dejo de tristeza.

—Papá, no estoy seguro de que...

Snape lo interrumpió al poner sus manos en los hombros de Harry. —Hijo, en estos meses he visto como has aprendido, eres un gran mago, ya no puedo enseñarte más porque ya es todo lo que puedo enseñar. Ve, instruyelos...y no cometas el error que yo cometí con tu madre, ve con Granger y amala, aunque ella no lo haga.

Harry no supo que contestar, Snape lo había instruido y se habían acercado como padre-hijo, algo que nadie creería posible, pero sucedió.

—¿Puedo volver?...

—Siempre que necesites ayuda o necesites hablar, puedes... —dijo con un tono que más que frio era cálido.

Harry asintió lentamente y abrazó a Snape, en un abrazo fraternal. El mayor se quedó inmóvil por un momento, lentamente cediendo al abrazo.

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