Capítulo 4. Ryomen Sukuna

320 26 0
                                    

En el Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio, en una habitación privada, Satoru Gojo se encontraba rodeado de sus amigos más cercanos, Shoko Ieiri y Suguru Geto. A su alrededor había una montaña de pañuelos de clínex usados y varios envases de helado de chocolate vacíos. Satoru, conocido por su fortaleza inquebrantable, estaba haciendo un berrinche monumental, algo que rara vez se veía.

Entre sollozos y bocados de helado, Satoru se quejaba a sus amigos. "¡No entiendo cómo Sukuna puede ser tan canalla! ¡Siempre ha sido arrogante, pero esto es demasiado!" exclamó, limpiándose las lágrimas con otro pañuelo.

Shoko, sentada a su lado, trataba de consolarlo. "Satoru, sabemos que esto es difícil. Sukuna nunca ha sido fácil de tratar, pero debes recordar que no estás solo en esto. Estamos aquí para apoyarte."

Geto, con una expresión de preocupación, añadió: "Satoru, sé que es duro, pero tienes que mantener la calma. No puedes dejar que Sukuna te afecte tanto. Eres más fuerte que esto."

Satoru miró a sus amigos con ojos llorosos. "¡Lo sé! Pero es que... ¿Cómo pudo dudar de mí? ¿Cómo pudo siquiera sugerir que el bebé no era suyo? ¡Es un maldito patán!"

Shoko asintió con empatía. "Lo es, y siempre lo será. Pero tienes que enfocarte en lo que realmente importa ahora: tú y tu bebé. No dejes que Sukuna te controle emocionalmente."

Satoru dejó escapar un suspiro profundo y tomó otro bocado de helado. "Tienes razón, Shoko. Pero es tan frustrante. Quiero que se mantenga alejado, pero al mismo tiempo sé que este bebé también es suyo. Es una contradicción que no puedo resolver."

Geto se inclinó hacia adelante, poniendo una mano en el hombro de Satoru. "Lo que necesitas ahora es fuerza y claridad. No te preocupes por Sukuna. Concéntrate en tu bienestar y en el del bebé. Si él realmente quiere formar parte de esto, tendrá que ganárselo."

Satoru asintió lentamente, sintiendo el apoyo de sus amigos como un ancla en medio de la tormenta. "Gracias, chicos. No sé qué haría sin ustedes."

Shoko sonrió y le ofreció otro pañuelo. "Siempre estaremos aquí para ti, Satoru. Ahora, seca esas lágrimas y sigue adelante. Tienes un futuro brillante por delante, con o sin Sukuna."

Satoru tomó el pañuelo y se limpió la cara, tratando de recomponerse. Aunque el camino por delante sería difícil, sabía que con sus amigos a su lado, podría enfrentar cualquier desafío.

En ese momento, una determinación renovada comenzó a crecer en su interior. Sukuna podría ser un canalla, pero no permitiría que controlara su vida ni la de su hijo. Con la ayuda de Shoko y Geto, Satoru estaba listo para enfrentar lo que fuera que el destino le deparara.

Después de semanas de planificar cómo acercarse a Satoru y demostrarle que estaba dispuesto a cambiar, Sukuna decidió dar el primer paso. Aunque no era algo natural para él, había decidido intentar un gesto más suave. Se dirigió al Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio después del trabajo de Satoru, llevando consigo un ramo de flores.

Satoru acababa de terminar una sesión de entrenamiento con los estudiantes y se dirigía a su dormitorio cuando vio a Sukuna esperándolo. Sukuna, con una sonrisa que trataba de ser amable, extendió el ramo de flores hacia él.

"Satoru," comenzó Sukuna, tratando de sonar genuino, "sé que he sido un canalla. Pero quiero intentar arreglar las cosas. Estas flores son un símbolo de mi intención de cambiar y de asumir mi responsabilidad."

Satoru se detuvo, mirándolo con una mezcla de sorpresa e incredulidad. Por un momento, hubo un silencio tenso, y luego la expresión de Satoru cambió a una de pura ira.

"¿Flores, Sukuna? ¿Realmente crees que un ramo de flores va a cambiar todo lo que has hecho?" exclamó Satoru, su voz elevándose.

Antes de que Sukuna pudiera responder, Satoru extendió su mano y canalizó su técnica de "Púrpura". Un haz de energía pura surgió de su palma, golpeando a Sukuna con una fuerza devastadora. Sukuna fue lanzado por los aires, volando varios metros antes de estrellarse contra el suelo con un estruendo.

Las flores quedaron esparcidas y destrozadas en el suelo. Satoru, respirando pesadamente, lo miró con furia. "No puedes simplemente aparecer y esperar que te perdone. No necesito tus gestos superficiales. Necesito que te mantengas alejado."

Sin esperar una respuesta, Satoru se dio la vuelta y se marchó, ignorando por completo a Sukuna. Mientras se alejaba, los estudiantes y algunos maestros observaban en silencio, asombrados por la escena que acababan de presenciar.

Sukuna, dolorido pero no derrotado, se levantó lentamente. Sabía que ganarse la confianza de Satoru no sería fácil, y esta era una prueba más de ello. Observó la figura de Satoru desaparecer en la distancia, sintiendo una mezcla de frustración y determinación.

"Está bien, Satoru," murmuró para sí mismo, limpiándose el polvo de la ropa. "Si esto es lo que se necesita, entonces seguiré intentando. No me rendiré tan fácilmente."

Mientras Sukuna se alejaba, dejó atrás las flores destrozadas, un recordatorio de que el camino hacia la redención sería largo y arduo. Pero estaba decidido a recorrerlo, no solo por su hijo, sino también por la posibilidad de alguna vez reconciliarse con el hechicero que había cambiado su vida.

Una extraña relación entre los más fuertes (Satoru x Sukuna) M-preg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora