Capítulo 3. ADN

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El día de la prueba de ADN llegó rápidamente. Satoru y Sukuna se dirigieron a una clínica especializada en Tokio, ambos envueltos en un silencio tenso. Aunque había mucha animosidad entre ellos, el peso de la situación los mantenía en un frágil equilibrio.

En la clínica, un médico y un equipo especializado los recibieron con profesionalismo. Satoru, decidido y con una mirada de acero, se sometió al procedimiento sin vacilar. Sukuna, por su parte, mantuvo su arrogancia habitual, aunque en su interior también sentía una extraña mezcla de curiosidad e incertidumbre.

El proceso fue rápido y eficiente, pero la espera para los resultados se sintió interminable. Finalmente, después de lo que parecieron horas, el médico regresó con los resultados en mano.

"Según las pruebas de ADN, podemos confirmar que Ryomen Sukuna es el padre biológico del bebé", anunció el médico, su voz clara y sin titubeos.

Satoru sintió una oleada de emociones. La confirmación de la paternidad era un hecho innegable ahora. Miró a Sukuna, quien tenía una sonrisa satisfecha en el rostro, claramente complacido por la validación de su sangre poderosa.

Antes de que Sukuna pudiera decir algo, Satoru lo interrumpió con una firmeza que no admitía discusión. "Escucha bien, Sukuna. Ahora que sabemos la verdad, quiero que quede claro algo: no quiero volver a verte jamás. No necesito tu dinero ni tu protección. Soy el hijo del líder del clan Gojo, un clan de hechiceros milenario, rico y poderoso. Puedo cuidar de este bebé sin tu ayuda."

Sukuna entrecerró los ojos, su sonrisa desapareciendo lentamente. "¿De verdad crees que puedes simplemente apartarme, Satoru? Este bebé es tan mío como tuyo."

Satoru levantó una mano, cortando cualquier réplica. "No voy a permitir que utilices esto para manipularme o controlar mi vida. Este bebé no es una herramienta para tus juegos. Te estoy diciendo que te mantengas alejado."

Sukuna lo miró con intensidad, su expresión indescifrable. Finalmente, dejó escapar un suspiro de resignación. "Muy bien, Satoru. Te dejaré en paz, por ahora. Pero no olvides que siempre estaré observando. No puedes deshacerte de mí tan fácilmente."

Satoru asintió, aceptando las palabras de Sukuna con una mezcla de alivio y determinación. Sabía que su vida y la del bebé serían complicadas, pero también sabía que era capaz de enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Sukuna se giró y se fue, su figura desapareciendo en la distancia. Satoru lo observó irse, consciente de que aunque había ganado esta batalla, la guerra con Sukuna siempre estaría latente en el fondo de su vida.

Pero por ahora, tenía un propósito claro y una determinación férrea para proteger a su hijo y asegurar su futuro, lejos de la sombra de Sukuna.

De vuelta en su guarida, Sukuna se reclinó en su trono, una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios. La confirmación de que había embarazado al hechicero más fuerte y hermoso, Satoru Gojo, era un triunfo que no había anticipado, pero que ahora le llenaba de orgullo. Sabía que un hijo suyo y de Gojo sería increíblemente poderoso, una combinación de las fuerzas más formidables del mundo.

Sin embargo, el orgullo de Sukuna pronto fue reemplazado por una reflexión más seria. Sabía que Satoru estaba profundamente molesto con él y que, si quería tener alguna influencia en la vida de su hijo, tendría que encontrar una manera de hacer que Gojo dejara de estar enfadado.

Sukuna se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro, evaluando distintas estrategias.

Primero, pensó en usar su poder y coerción. Podría intentar intimidar a Satoru para que aceptara su presencia en la vida del bebé, pero descartó rápidamente esa idea. Conociendo a Gojo, esa táctica solo empeoraría las cosas y fortalecería su rechazo.

Luego, consideró la posibilidad de ofrecerle algo valioso a cambio de su aceptación. Pero, ¿qué podría ofrecerle a alguien que ya lo tiene todo? Gojo pertenecía a un clan milenario, rico y poderoso. No necesitaba ni riquezas ni protección.

Finalmente, Sukuna pensó en un enfoque más sutil y humano, algo que nunca había considerado antes. ¿Y si intentaba ganarse la confianza y el respeto de Satoru demostrando que realmente le importaba su bienestar y el del bebé? Aunque la idea de mostrar vulnerabilidad y preocupación no era natural para él, sabía que era la única opción viable.

Decidido a intentarlo, Sukuna comenzó a planificar su enfoque. Empezaría por mostrar actos de buena fe, ayudando desde las sombras sin que Satoru lo notara directamente. Haría todo lo posible para asegurar que tanto Satoru como el bebé estuvieran seguros y protegidos. Tal vez, con el tiempo, Gojo vería que sus intenciones eran sinceras.

Sukuna también consideró la posibilidad de disculparse, algo que nunca había hecho antes. Aunque sabía que no sería fácil, estaba dispuesto a intentarlo si eso significaba una oportunidad de estar en la vida de su hijo y, tal vez, reconciliarse con Satoru.

Con un plan en mente, Sukuna dejó su guarida y se preparó para embarcarse en una nueva misión: ganar la confianza y el respeto de Satoru Gojo. Sabía que sería un camino largo y lleno de desafíos, pero por primera vez en siglos, se sintió motivado por algo más que el poder y la destrucción. Esta vez, tenía un propósito personal, un vínculo que trascendía sus propios deseos y ambiciones.

Mientras avanzaba en su plan, Sukuna no podía evitar sonreír ante la ironía de la situación. El rey de las maldiciones, tratando de redimirse por el bien de su hijo y del hechicero que siempre había sido su mayor rival. La historia entre ellos estaba lejos de terminar, y el próximo capítulo prometía ser el más complicado y significativo de todos.

Una extraña relación entre los más fuertes (Satoru x Sukuna) M-preg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora