La mañana era clara y serena en la residencia del clan Gojo, pero en la mente de Satoru Gojo, la calma era un lujo inalcanzable. Mientras sostenía a su bebé, una pequeña vida inocente con ojos grandes y curiosos, sus pensamientos se dirigían constantemente a la protección y seguridad de su hijo. Satoru sabía que el mundo de las maldiciones y la sociedad Jujutsu eran despiadados, y su hijo, siendo mitad humano y mitad maldición, podría ser atrapado en ese cruel vórtice de poder y violencia.
Mientras reflexionaba sobre las posibles amenazas y estrategias para mantener a su hijo a salvo, un perturbador presagio interrumpió sus pensamientos. Sintió una presencia oscura y retorcida acercándose. Miró hacia el horizonte y vio a Mahito, la personificación de la crueldad y el capricho, caminando hacia ellos con una sonrisa maliciosa en el rostro.
"¿Qué haces aquí, Mahito?" Satoru preguntó, su voz cargada de amenaza mientras su campo de infinito se activaba instintivamente alrededor de él y su hijo.
"Solo quería ver al hijo de Sukuna," respondió Mahito con un tono juguetón, pero sus intenciones claramente peligrosas.
Sin esperar una respuesta, Satoru levantó una mano y un destello púrpura surcó el aire, lanzando a Mahito a una distancia considerable. "¡Vete ahora mismo!" rugió Satoru, su poder irradiando como una advertencia palpable.
Mahito se levantó, todavía sonriendo, aunque algo más cauteloso. "Vaya, vaya. Alguien está muy protector. Tranquilo, no le haré daño... aún."
Antes de que Satoru pudiera replicar, otra figura surgió entre las sombras: Jogo, con su imponente y ardiente presencia. "Satoru Gojo, no tienes idea de lo que estás haciendo al proteger a ese niño," dijo Jogo, su voz resonando con amenaza.
Satoru mantuvo su guardia alta, rodeado por su infinito. "Les digo a ambos que se vayan ahora mismo. No permitiré que se acerquen a mi hijo."
En ese momento, Sukuna apareció, emanando una autoridad que solo él podía tener. "Satoru, también es mi hijo," declaró Sukuna con firmeza. "Eres demasiado blando para criarlo adecuadamente. Yo me encargaré de eso."
La rabia se encendió en los ojos de Satoru. "¡Vete ahora mismo o te atacaré!" gritó, su poder acumulándose peligrosamente.
Sukuna sonrió, un desafío en su mirada. "Inténtalo."
Antes de que la situación pudiera escalar, Suguru Geto y los estudiantes de la preparatoria de hechicería llegaron corriendo. Se posicionaron rápidamente frente a Satoru y su bebé, protegiéndolos con determinación. Los estudiantes, aunque jóvenes, mostraban una valentía inquebrantable.
"¡No hagas las cosas difíciles, Satoru!" exclamó Sukuna, aunque su tono era más una advertencia que una súplica.
Satoru, sin embargo, se mantuvo firme. "Si no te vas ahora, no permitiré que veas al bebé jamás."
Sukuna evaluó la situación, los ojos de sus antiguos aliados y de los hechiceros jóvenes fijos en él. Finalmente, con un suspiro de resignación, dijo: "Volveré más tarde."
Con eso, se desvaneció, dejando un aire de tensión y alivio a partes iguales. Satoru sostuvo a su hijo con fuerza, tratando de calmarlo mientras el bebé comenzaba a llorar.
"Todo está bien," susurró Satoru, su voz suave y tranquilizadora. Los estudiantes se acercaron, preocupados por su profesor y el pequeño. "Estamos bien," les aseguró Satoru, tratando de aliviar sus temores.
Decididos a olvidar el amargo encuentro, los estudiantes comenzaron a jugar con el bebé, tratando de traer de vuelta la alegría al momento. En una conversación más privada, Geto se acercó a Satoru, su preocupación evidente en su rostro.
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Una extraña relación entre los más fuertes (Satoru x Sukuna) M-preg
Fiksi PenggemarGojo Satoru mantenía una extraña pero peculiar relación con Ryomen Sukuna, así que un día al entera que está embarazado y la posibilidad de que el otro padre sea Sukuna es alto que Satoru decide enfrentarlo para contarle la realidad de su situación...