El líquido hirviendo traspasa su temperatura a la porcelana que lo rodea, pero a pesar de que se encuentra sin guantes, no puede palpar quemar alguno.
Katsuki toma su café con notable molestia, apretando fuertemente la taza de vez en cuando mientras trata de disipar los pensamientos que lo incitan a buscar a ese pecoso otra vez.
Todo su cuerpo le exige verlo. Necesita saber si se encuentra bien o si se ha metido en algún otro problema del cual pueda sacar provecho y aferrarlo a él nuevamente. Comienza a sentirse desesperado y en consecuencia, molesto por su la debilidad de su mente.
Aunque él no se lleva muy bien con los niños, le echa totalmente la culpa a su instinto sobreprotector de omega.
«Sí, definitiva y seguramente es sólo eso. »
—Todos están hablando de eso, Bakugo —menciona el bicolor, tratando por quinta vez consecutiva de recabar información del cenizo.
Katsuki guarda silencio, cerrando los ojos y respirando profundamente para no explotar todo el salón.
—Yo también quiero saber, ¿quién es? —habla ahora su colega pelirrosa.
—¿Qué les importa? —Estando ya harto de los impertinentes comentarios e insistentes preguntas, gruñe—. Dejen de andar de metiches. Especialmente tú —apunta a su rubio amigo, quien acaba de cruzar la puerta del ambiente que ocupan en sus descansos, pues a pesar de no trabajar en la misma agencia, suele visitar a su novio —en sus tiempos libres— con baratas excusas que nadie le cree, pero aparentan que sí.
—¡Hola a ti también, Kacchan! —El rubio acusado exclama, dejando la gran puerta abierta después de ingresar— Alguien está buscándote abajo.
—Ya hártate de ese jodido apodo —Katsuki voltea los ojos y le da otro sorbo a su taza color hueso.
—¿Por qué? —pregunta en ese tono impertinente que a Katsuki le exaspera— Es tierno, ¿acaso ya no te gusta?
—Nunca me gustó. —el cenizo, ya harto, extiende su palma en advertencia.
—¿Quién está buscándolo? —Shoto no puede evitar preguntar, pues mientras míseras chispas salen de la mano del omega, la curiosidad carcome su mente.
—Ah, un niño pecosito —Le responde el rubio, llevando una mano en recto hacia su pecho para denotar la altura del menor—. Más o menos de este vuelo...
Katsuki abre en grande los ojos. Aquél palpitar se profundiza en su corazón junto al revoltijo en su vientre por lo que escucha.
—¿Pecoso? —interrumpe de inmediato el cenizo— ¿Peliverde? ¿Abajo? ¿En qué parte? ¿Acaso lo dejaste solo?
El rubio siente su cabeza ser bombardeada de incontables preguntas teniendo una cantidad bastante limitada de respuestas. No encuentra tiempo ni manera de contestar siquiera una de ellas cuando su compañera lo salva de mayores interrogantes.
—¡Yo quiero conocerlo! —grita la pelirrosa tras correr hacia el ascensor, pues sabe que si no pone de su parte, Katsuki jamás le presentaría al pequeño y famoso chico de cabellos verdosos.
—Esp- ¡Hey! ¡Maldita loca! —Le grita de vuelta, tratando de alcanzar a su compañera que cree firmemente, no haría más que asustar al tierno niño.
—¿Pero? —pregunta el rubio, siendo lo único que puede formular y observando a sus dos amigos correr hacia el ascensor.
Shoto le responde únicamente escogiendo sus hombros, dándole a entender que está igual de perdido que él.
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¡Espérame, Kacchan! [DekuBaku]
FanficKatsuki trata de desenvolverse en una sociedad en la que su casta es despreciada por sus superiores, pero sobre todo, por él. Su situación se complica aún más al verse afectado por la llegada de un molestoso pero adorable pecoso del que ya no se sie...