III: ¿Cuál es tu nombre?

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A pesar de su insistencia, Katsuki no había sido molestado nuevamente por su compañero. Los inhibidores lo calmaron y relajaron, permitiéndole trabajar como normalmente lo hacía. Cambió sus parches por unos de mejor calidad y se sintió renovado, listo para cumplir con el mediocre trabajo que le asignaban.

Después de concluir con sus respectivas horas, se dirigió a su departamento para descansar un poco y seguir después con su desastrozo turno. El acoso que los héroes omegas sufrían en la calle por parte de civiles alfas lo tenía verdaderamente harto. Recordará muy bien cada uno de esos nefastos rostros, porque si algo llegara a pasar y se encuentran en peligro por azares del destino que tanto lo amaba, fingirá que no pudo rescatarlos por ser un torpe omega. Seguro le creerían.

Necesitaba quitarse el espantoso aroma a alfa urgido. ¿Qué les parecía tan gracioso de soltar sus feromonas si de todas formas él no se sentirá afectado? Aunque, supone que esos tipos eran tan ignorantes que no eran conscientes del hecho de que los héroes omegas recibieron entrenamiento especial para repeler las feromonas de los alfas... Aún así, ¿dónde estaba lo divertido? Él les salvaba el estúpido trasero y así le era retribuido.

«Malditos acosadores. »

Después de quitarse el traje y pasar un spry antiferomonas en él, lo deja colgando en un perchero frente a la ventana. Se dirige con pesadez a su baño, necesita una tina con agua caliente para darle fuerzas y continuar fingiendo que ama su trabajo allí afuera.

—Maldición... —suelta después de un pesado suspiro, metiéndose delicadamente a la bañera de la habitación con cremas baldosas.

Al cabo de unos minutos, el agua comienza a espumar. Pasa suavemente la esponja por la piel de sus piernas y brazos. Desde que tiene memoria, siempre le ha gustado jugar con las formas de las burbujas que ocupan la superficie del agua cuando se da esos espumosos baños. Ama la nueva esencia herbal de lavanda que había comprado, aunque debe admitir que extraña la que desprendía ese dulce aroma a manzanilla. La crisina lo mantenía tranquilo, regulaba su respiración y lo alejaba del estrés.

Después de una relajante sesión de burbujas, sale renovado, dispuesto a ponerse su traje y continuar con su fastidioso día.

Puede notar, al salir del baño, que la televisión sigue encendida. Se regaña mentalmente por ello, pues no quiere costos extra en la factura de liz otra vez. Se acerca decidido a apagarla junto a una pequeña toalla que seca su cabello; Sin embargo, las cosas siempre desaparecen cuando él las necesita. Se pregunta más de un par de veces dónde se escondió el maldito control, pero sus rabietas se esfuman cuando logra escuchar a la presentadora de las noticias locales en la pantalla.

"Nuevamente, el villano de lodo se muestra ante las cámaras, causando pánico entre los civiles que son retirados por los héroes de la zona."

Katsuki frunce sus cejas, molesto por ver a ese horroroso tipo otra vez. Reconoce el lugar, es el que le toca cubrir dentro de media hora.

¿No es su día de suerte?

Está feliz, pues si esos mediocres héroes no se apresuran, él iría y lo metería en prisión de una vez por todas, y no dejaría ningún punto de escape como los inútiles de sus compañeros.

"Los héroes están guardando distancia. ¡El temido villano ha tomado a un estudiante como rehén!"

Katsuki escucha con molestia a la mal periodista mientras termina de vestir su traje, pasando las botas por sus pies para luego acomodar sus guantes.

"¿Qué estamos viendo? ¡Un joven con el mismo uniforme corre hacia el villano de lodo por su compañero!"

—¿Qué? —pregunta incrédulo, volteando su mirada hacia la pantalla. Ver a sus colegas en diferentes posiciones sin mover un dedo mientras aquél chico corre a la masa de lodo le es difícil de creer y aceptar—. Ugh...

¡Espérame, Kacchan! [DekuBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora