En ocasiones, la vida suele darnos grandes sorpresas; sorpresas para las que nunca, jamás, podríamos estar preparados. Asimismo, suele darnos golpes tan fuertes, que logran desestabilizar todo nuestro mundo; golpes que nos sacuden el piso y nos obligan a tomar decisiones… decisiones que nos ayuden a sobrevivir de la mejor manera posible.
Aunque… no siempre es así.
Creo que a veces, la vida suele obligarnos a tomar decisiones, sí; pero éstas, no siempre son para nuestro beneficio, sino para ayudar a que otras personas, vivan tranquilas y en paz. Estas decisiones, suelen ser tomadas por el bien de alguien más, aunque nosotros salgamos perjudicados y aunque no estemos contentos con ello.
Recuerdo que, cuando era niño, no comprendía el significado de la muerte. Jamás pensé que mi padre, podría llegar a desaparecer de mi vida. Un día, estaba ahí, comiendo con nosotros y al otro, él sólo desapareció, para no volver nunca más. El peso de su ausencia fue un duro golpe para el que no estaba preparado y jamás imaginé lo que éste, podría llegar a desencadenar.
Jamás olvidaré el momento en que mamá inició con la idea de mudarnos. Ella sabía lo drástico que sería el cambio para los dos, sin embargo, no le importó. Cuando se dio cuenta de que, quizás, ese cambio tan radical, podría ayudarme a vivir mejor, no lo dudó ni un segundo. Ahora me doy cuenta de que, cuando tomó la decisión, ella no pensó en todo lo que tendría que dejar atrás; para ella, su prioridad era yo y si tenía que sacrificar otras cosas para verme bien, entonces estaba dispuesta a hacerlo.
La vida la obligó a elegir. Y para bien o para mal, eligió mi bienestar por sobre cualquier cosa.
También recuerdo el primer día que estuvimos aquí. ¿Qué clase de fuerza “sobrenatural”, me incitó a hablar con Madi? No lo sé y no lo entiendo. Llevaba meses de no hablar con nadie, más que con mi mamá, entonces ¿por qué ese día fue diferente? Lo cierto es que, sin darme cuenta, acabé tomando una gran decisión. Y esta fue la que marcó el rumbo que tomó mi vida durante este corto y, asimismo, largo tiempo.
Ahora, la historia se vuelve a repetir, pero esta vez, no es una decisión tomada al azar ni motivado sólo por un “impulso”. Estoy consciente de lo que voy a hacer y de los resultados que puedo llegar a obtener. Si soy honesto conmigo mismo, la idea de irme, no es de mi total agrado, sin embargo, sé bien que es lo mejor para todos, sobre todo para Madi. Éste ha sido su hogar desde siempre y seguro tiene mil recuerdos agradables aquí; yo, por otro lado, sólo soy el chico idiota del que no saben nada, además de que se mudó hace unos pocos meses. No puedo arruinar su hogar de esta forma; no voy a perturbarla más con mi presencia, menos aún cuando este pueblo, es lo único con lo que cuenta. Si alguien sale sobrando en esta historia, sin duda alguna, ese soy yo.
Una vez más, me toca volver a tomar una difícil decisión, sólo que ahora, no lo estoy haciendo por mí; lo hago por Madi, sí, pero también por mi mamá, porque sé cómo acabará todo si me quedo aquí. Estoy seguro de que volverá a pasar lo de hace dos años y no quiero eso. Yo sé cuánto sufrió ella al verme en esas condiciones y no quiero hacerla pasar por todo el proceso otra vez. Aunque quizás, ahora no lo parezca, en el fondo, sé que esto es lo mejor para todos.
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¿Otra Vez Tú? ©
Teen FictionEithan es reservado y distante. «Madi» es simpática y alegre. Eithan es nuevo en el pueblo. «Madi» ha vivido toda su vida ahí. Eithan carga con el peso de una pérdida que aún le causa mucho dolor. Y quizás, «Madi» sea la única capaz de entender...