30. Hora de abrir los regalos

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Maratón 6/6

—De verdad que no entiendo cómo has sobrevivido hasta ahora —comento, con burla

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—De verdad que no entiendo cómo has sobrevivido hasta ahora —comento, con burla.

—En mi defensa, siempre compro las moñas ya hechas, ¿por qué se te tenía que ocurrir la brillante idea de hacerlas tú? —se queja, intentando desenredar el listón.

—Porque tiene más valor cuando está hecho con tus propias manos que algo “perfecto” que fue comprado. Y ya deja eso, te dije que ya no nos sirve así, corta otro trozo —le ordeno, tomando el viejo y contándolo en delgadas tiras.

Jeff no tarda mucho en verme con mala cara, pero resignado, sólo suspira y hace lo que le dije. Toma el listón de color dorado, lo corta a la medida exacta y siguiendo paso a paso mis instrucciones, comienza a formar una moña que nos servirá para decorar el papel con que envolvimos el regalo de Madeline. Porque sí, para eso armamos tremendo desastre.

—Nunca me dijiste si ya tenías el regalo para Madi —murmura, sin dejar de hacer su trabajo— ¿Lo tienes?

Asiento, intentando no revelar tantos detalles.

—Creo que para ambos fue más fácil conseguir el de Madi que el de Made —comento, entre risas.

Nuestro trabajo acaba extendiéndose por una hora más, en la que Jeff se dedica a echar a perder más material y yo, como siempre, a corregir sus errores. De verdad que no entiendo por qué se le complica tanto hacer algo como esto, ¿o es que yo soy el anormal al que le resulta simple?

«Admítelo, anormal sí que eres»

«¿Algún día me dirás por qué te metes donde no te llaman? ¿O por qué no puedo deshacerme de ti?»

«Algunas incógnitas de la vida no tienen explicación, je, je»

«¿Y qué tal otra? ¿Por qué empecé a escucharte, en primer lugar? ¿Qué hizo que aparecieras de repente?»

«…»

«Bueno… ¿sigues ahí?»

«En éste momento, la línea se encuentra ocupada. Por favor, intente más tarde»

Eso fue raro. ¿Por qué siento que esa voz en mi cabeza me oculta algo?

Como sea, lo importante es que, al fin, luego de varios intentos fallidos, logramos terminar de empacar los regalos y tras tomar todas nuestras cosas —incluyendo mi mochila—, nos ponemos en marcha hacia la casa de las gemelas, lugar donde será la reunión. Menos mal que decidimos organizarnos en mi casa, porque si no, seguro hubiéramos perdido aún más tiempo caminando desde la casa de Jeff, hasta acá.

Apenas cinco minutos después, somos recibidos por la señora Mónica, quién nos da la bienvenida con una cálida y entusiasta sonrisa. Al verla, no puedo evitar pensar que ella es la mezcla de ambas gemelas. Por un lado, tiene la energía de Madeline, pero asimismo, tiene la gentileza que tanto caracteriza a Madison. Es como si ambas hubieran salido a ella, sólo que… de formas diferentes.

¿Otra Vez Tú? © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora